EUGENIO GARCÍA GASCÓN
Público.es
22 de julio 2014.- Cuatro familias palestinas sufrieron este lunes las peores consecuencia de los bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza que en los 14 días transcurridos desde el 8 de julio han causado la muerte de más de 583 palestinos y ha dejado heridos a más de 3.500. En el lado israelí el número de víctimas mortales asciende a 27 soldados, contando nueve fallecidos en las últimas 24 horas, y dos civiles.
Los bombardeos más intensos, en los que participaron aviones, artillería y tanques, ocurrieron en el barrio de Shuyaiya, el lugar más castigado desde que se inició la ofensiva terrestre el pasado jueves, así como en Zeitún, otro barrio de la ciudad de Gaza, en la localidad de Rafah, al sur de la Franja, y en Beit Lahiya, al norte, que hace unos días sufrió bombardeos muy intensos.
Los bombardeos, sin embargo, no se circunscribieron a estos lugares. Las bombas se cebaron con saña en cuatro familias. La familia Siyam de Rafah desapareció completamente con la muerte de sus once miembros. La familia Abu Yani de Jan Yunis perdió 28 de sus miembros, incluidos siete niños y un bebé; y la familia Al Qesas de la ciudad de Gaza también perdió a once miembros.
La familia Al Keilani murió a la hora del iftar, la comida con que se rompe el ayuno diario en el mes de Ramadán, en el centro de la ciudad de Gaza. Entre los once muertos están los padres y sus cinco hijos, de entre ocho y 14 años, todos ellos palestinos con nacionalidad alemana.
Otros cuatro palestinos murieron y 70 resultaron heridos en el hospital Al Aqsa cuando un tanque disparó un obús contra la tercera planta, donde había una unidad de cuidados intensivos. Es la cuarta vez que este hospital ha sido bombardeado en los últimos días. Israel dice que las milicias utilizan los hospitales para lanzar cohetes y otras actividades de la resistencia.
Las milicias dispararon más de 135 cohetes, lo que un día más muestra que el poderoso ejército de Israel no ha conseguido detener a las milicias incluso después de invadir parcialmente Gaza y de bombardear sin descanso millares de «objetivos». El ejército anunció la muerte de otros nueve oficiales y soldados, de los que cuatro fueron abatidos por los milicianos dentro de Israel y cinco dentro de la Franja.
Los primeros cuatro murieron en el ataque de un comando de Hamás que se infiltró en Israel a través de un túnel y mantuvo un enfrentamiento armado con soldados en el que perdieron la vida diez milicianos. Hamás ha creado un complejo sistema de túneles, algunos de los cuales comunican la Franja con Israel, y los milicianos los utilizan para operaciones de comandos.
La escena diplomática experimenta algún movimiento coincidiendo con la llegada a la región del secretario de Estado John Kerry. El presidente Barack Obama dijo que Kerry va a tratar de lograr un «alto el fuego inmediato» basado en el acuerdo de 2012.
El problema es que sus palabras coinciden exactamente con la posición de Israel pero no contemplan el levantamiento del bloqueo que sufren 1,7 millones de civiles desde hace siete años, una situación inhumana con la que no ha sabido lidiar la comunidad internacional y los grandes paladines de las democracias occidentales.
Uno de los líderes de Hamás en Gaza, Ismail Hanniya, que hasta hace unas semanas era el primer ministro del gobierno de Hamás, reiteró que su organización condiciona cualquier alto el fuego al fin del bloqueo. Hanniya insistió en el levantamiento del bloqueo «de una manera definitiva y para siempre». «El mundo tiene que entender que Gaza ha decidido acabar con el bloqueo con su sangre y su heroísmo», añadió.
Esta determinación hace que fuentes de Hamás en Gaza indique que la organización está dispuesta a concretar un alto el fuego de varias horas pero no indefinido, mientras no se anuncie el levantamiento del bloqueo. Hamás sabe que lo que no consiga antes del cese de las hostilidades no lo conseguirá después en la mesa de negociaciones.
Las autoridades egipcias sugirieron que están dispuestas a modificar la propuesta de alto el fuego que lanzaron la semana pasada y que fue pactada en secreto por el presidente Abdel Fattah al Sisi y el primer ministro Benjamín Netanyahu. Es completamente impensable que Sisi lance una nueva versión de su propuesta, por muy parecida que sea a la primera, sin el consentimiento de Netanyahu.
No obstante, Israel está tomando precauciones para evitar sorpresas de los americanos en el minuto noventa. Los israelíes han lanzado en las últimas horas criticas duras y abiertas contra la contrapropuesta que avalan Catar y Erdogán. Turquía ha declarado tres días de duelo en solidaridad con la tragedia del pueblo palestino.
Dentro de la campaña contra estos dos países, el ministro de Exteriores Avigdor Lieberman atacó con dureza a Catar acusando a este país de «estar conectado con el terrorismo», de financiar el terrorismo de Hamás y de ser «un problema general para el mundo». Además también acusó a la cadena de televisión Aljazeera, que emite desde Doha, de defender el terrorismo.
De esta manera, Israel aclaró a las potencias y agentes que han mostrado interés por detener la guerra que no aceptará la propuesta alternativa de Catar y Turquía que insta al levantamiento del bloqueo de Gaza paralelo al alto el fuego.
El presidente Mahmud Abás se reunió precisamente en Doha con el líder de Hamás en el exilio, Jaled Mashal. Los dos acordaron celebrar «consultas» permanentementes para alcanzar un alto el fuego, aunque Hamás sigue condicionándolo al levantamiento del bloqueo. En otras palabras, Abás no pudo persuadir a Mashal para que acepte la propuesta egipcio-israelí.