Miguel E. Canosa
En las últimas semanas los denominados «Fondos Buitre» o fondos de inversión de alto riesgo acaparan la atención de los periódicos de Argentina, Latianoaméricaa y parte del Mundo como consecuencia de una propable situación de «Default» o cesación de pagos de los bonos de deuda externa por parte del Estado argentino el próximo 30 de julio.
Lamentablemente la deuda que el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner han decidio continuar pagando para cumplir con los «compromisos internacionales» tuvo un fallo al dejar fuera de las negociaciones en 2005 y 2010 a un 7.6% de acreedores quienes no aceptaron las condiciones propuestas por el gobierno argentino y decidieron recurrir a tribunales de terceros países para recuperar su propiedad privada de bonos de deuda soberana argentina.
De esta forma y luego de 4 años del último canje de deuda, una corte de Nueva York ha decidido que el país deidor debe abonar la totalidad de la deuda a estos fondos buitre de inversión, aunque de hacerlo, el país podría ser sometido a demandas de todoos aquellos bonistas que están cobrando los vencimientos de deuda y de aquellos que aún no han percibido sus pagos. Total que la bola de nieve estimada oscilaria según quien haga la cuenta entre 15.000 a 400.000 millones de dólares.
De hecho, solamente en esta década se ha pagado ya unos 140.000 millones a organismos internacionales más bonistas y se estima que la deuda continua siendo de unos 150 mil millones más, en condiciones normales de pago. Por este motivo el gobierno de Cristina está desarrollando una campaña de búsqueda de aliados internacionales, pues las reservas del banco central de Argentina luego de semejante sangría de pagos seriales ha descendido hasta los 27.000 millones de la moneda estadounidenses y mantiene un déficit anual de dólares que reduciría ese monto a unos 20.000 para finales del próximo año ( en caso de no entrar en cesación de pagos).
Así, y tras ufanarse de pagar puntual y serialmente todos los compromisos, y de insistir en querer seguir pagando, reclamando que el juez Griesa no lo permite, Cristina Fernández, la mayor pagadora de deuda externa de la Argentina de todos los tiempos, está siendo sometida a presiones económicas y políticas que ponen en riesgo y zozobra nuevamente a su gobernanza debilitada tras la derrota electoral del año pasado y una serie de reclamos sociales y corridas cambiarias, que junto a la inflación de precios y la inseguridad galopante con niveles de pobreza que se acercarían al 30 %, generan un escenario de incertidumbre rumobo al 2015, año de elecciones presidenciales en las que aún el gobierno no posee un candidato que asegure la continuidad del proyecto iniciado por Néstor Kirchner el 25 de mayo de 2003.