Boris Novoseltsev
Fundación de la Cultura Estratégica

 

La 62ª reunión del Club de Bilderberg, una de las estructuras más influyentes y cerradas de la gobernanza global y a la que los periodistas llaman “la camarilla global” se llevó a cabo en Copenhague, Dinamarca entre el 31 de mayo y el 1 de junio de 2014.

En un informe de prensa, la organización declaró que la agenda cubriría una amplia agenda de cuestiones como el futuro de la democracia y de la clase media, la nueva arquitectura internacional del Medio Oriente y el futuro de Europa. Esta redacción vaga y ambigua ocultó problemas específicos que también fueron objeto de discusión. Estos incluyeron las perspectivas del programa nuclear de Irán, en particular dado el acercamiento entre Rusia, China e Irán y el alza de los movimientos nacionalistas en Europa, lo cual aumenta el peligro de su desintegración; el acuerdo de gas entre Rusia y China; la futura legislación de la Unión Europea sobre la privacidad en Internet; las guerras cibernéticas y su influencia sobre la libertad en Internet y al cambio climático.

Dos puntos se convirtieron en centrales: la situación en Ucrania y la política exterior de Barack Obama, considerada por los círculos influyentes del establishment global, como ineficiente.

En tono de estas discusiones fue impuesto por el reciente acuerdo gasífero de largo alcance entre Rusia y China. Según los observadores occidentales, el acuerdo le ha permitido a Rusia fortalecer significativamente su posición en el mundo en general y en Ucrania en particular. La asociación gasífera entre Rusia y China le quita a Kiev su último argumento: el control del gasoducto que une a Rusia con sus socios europeos. Al mismo tiempo, la alianza estratégica entre China y Rusia ha sido durante mucho tiempo un dolor de cabeza para Occidente, que ha hecho todo lo posible para impedir el acercamiento entre los dos países.

Uno de los participantes en la reunión del Bilderberg en Copenhague confirmó que Ucrania fue uno de los primeros temas en discutirse durante la reunión de la mañana del 31 de mayo. No se sabe con exactitud quienes participaron en la reunión, pero se puede sacar ciertas conclusiones a la vista de la lista de las personas invitadas (1). Parece que la reunión entre los participantes giró sobre la actual estrategia de Estados Unidos en Ucrania, que es considerada ineficiente pero que todos no estaban muy seguros acerca de cómo debería cambiar. Estuvieron particularmente dudosos acerca del grado en que sería necesario que Occidente redujera el nivel de tensión en sus relaciones con Moscú respecto a la cuestión ucraniana.

Se presume que el Secretario General de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen y el general de cuatro estrellas norteamericano, Philip Breedlove, comandante de las fuerzas de la OTAN en Europa, también participaron en la discusión sobre Ucrania en la reunión del Bilderberg. Varios días antes de esta reunión, después de una reunión de los Jefes de Estado Mayor de la OTAN, el mismo Breedlove anunció que la alianza no tenía planeado un cambio en el formato de sus relaciones con Rusia en relación a problemas de seguridad global a consecuencia de la crisis de Ucrania, sobre todo con respecto a Afganistán. (Al parecer, no se le ocurrió al general norteamericano discutir si a Rusia le gustaría mantener el formato de sus propias relaciones con la OTAN en respuesta a sus diferencias respecto de Ucrania). La posición de Rasmussen es menos clara, pero en recientes declaraciones públicas no ha planteado que la confrontación con Rusia sea intensificada.

El director del Programa Rusia y Eurasia del Centro Carnegie, Eugene Rumer, quien anteriormente había llamado la atención sobre el hecho que el problema en Ucrania está lejos de ser “el factor ruso”, dijo que el vacío de seguridad creado por las acciones del régimen de Kiev, luego de los acontecimientos de Maidan, estaba presente en la discusión sobre Ucrania. Además, Rumer cree que los intentos de Kiev por conseguir ayuda militar directa de Estados Unidos (en forma de armamentos, por ejemplo) son contraproducentes ya que Ucrania misma es el noveno productor exportador de armas del mundo y su problema no es la falta de armamento sino la abundancia de este.

Resulta revelador que casi no hubiera representantes invitados de la Unión Europea para tratar lo de Ucrania en la reunión de Copenhague (con la excepción del Ministro de Relaciones Exteriores de Suecia, Carl Bildt). Según observadores, los europeos dentro de la elite global están siendo gradualmente apartados en la resolución de la cuestión ucraniana.

En general, fue imposible que los temores de los grandes industriales y hombres de negocios quienes tradicionalmente conforman una proporción significativa de los invitados a las reuniones de Bilderberg no surgieran durante las discusiones en Copenhague ya que las sanciones iniciadas por el gobierno de Obama contra Rusia están desatando un caos en sus negocios sin que les aporten ningún beneficio tangible.

Además, los críticos del gobierno de Obama creen que debido a sus acciones en relación a la cuestión de Ucrania, han creado las condiciones para que Beijín y Moscú inicien exitosamente la construcción de relaciones estratégicas de largo plazo que Occidente no puede ver de ninguna manera como no sea una amenaza contra el sistema global de gobernanza (de ahí que la contención del desarrollo de una asociación entre China y Rusia sea prioritaria una vez más).

Después de la reunión del grupo de Bilderberg pareciera que la presión sobre el gobierno de Obama está creciendo en Occidente simultáneamente desde dos puntos: de parte de aquellos que les gustaría que la Casa Blanca redujera la agresividad en la retórica hacia Rusia y de aquellos que son agudamente críticos del presidente norteamericano por su falta de decisión y determinación respecto de Ucrania y que creen que Ucrania debe ser conservada como un territorio para combatir a Rusia en los próximos años.

Es difícil decir cual será el balance final de estas fuerzas, pero resulta bastante obvio que la insatisfacción con Washington ha crecido en Occidente desde la anterior reunión del grupo Bilderberg. Esta insatisfacción es compartida por líderes europeos, corporaciones transnacionales e incluso por parte de las elites del gobierno norteamericano. La ironía de la situación revelada por la crisis ucraniana es que existe el riesgo que la política exterior de Washington utilizada para intimidar a Rusia, se está haciendo realidad aunque de otra forma, contra el mismo Estados Unidos.

Es poco probable que el resultado de las discusiones de Bilderberg se manifieste el día de mañana, pero comenzará a sentirse durante el otoño y en todas las áreas importantes de la política mundial china, rusa, ucraniana…

Nota:

(1) http://disinfo.com/2014/05/bilderberg-2014-guest-list/

Fuente: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1864

Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por María Valdés