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15-06-14.- El presidente de Colombia fue reelecto para el período 2014-2018 en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de ese país, en las que se impuso por más del 50 por ciento de los votos frente al uribista Óscar Iván Zuluaga.
El escrutinio se realizó en tiempo record y marcó desde un primer momento una ventaja para el mandatario-candidato que el derechista Zuluaga nunca pudo descontar.
Con el 99,78 por ciento de los votos Santos reunía 7.806.182 votos (50,93 por ciento) y Zuluaga 6.901.488 sufragios (45,02 por ciento), mientras que 619.232 colombianos (4,04 por ciento) votaron en blanco.
Estos guarismos indican que hubo una mayor afluencia de votantes para completar un 47,35 por ciento del padrón, es decir un abstencionismo de algo más del 52 por ciento frente al 60 que se registró en la primera vuelta del 25 de mayo último.
Esta cosecha de votos implica que Santos duplicó con holgura el 25 por ciento obtenido en la primera vuelta, para lo que sin lugar a dudas fueron cruciales los aportes de los votantes de izquierda, que entonce votaron por la candidata del Polo Democrático Alternativo, Clara López y su compañera de fórmula, Aida Avella, de Unión Patriótica.
Las representantes de la izquierda reunieron en mayo el 15 por ciento de los votos, con una gran elección en Bogotá. En este distrito, donde Santos había salido tercero, ahora sacó el 52,48 por ciento de los votos.
En la Capital del país, que es el mayor centro poblaciones y de influencia política, también recibió el apoyo del alcalde Gustavo Petro (un exmiembro de la desmovilizada guerrilla del M-19), y de muchos referentes políticos y culturales.
El argumento de todos ellos fue la necesidad de que Santos fuera reelecto para consolidar el proceso de negociaciones de paz con las FARC y el ELN.
Al igual que en la primera vuelta, Santos capitalizó la bandera de la paz, frente a Zuluaga, que a imágen y semejanza de su mentor político, el expresidente ultraconservador Alvaro Uribe, manifestó hasta último momento sus reparos frente a estas negociaciones y planteó una revisión de lo actuado hasta el momento, lo que se interpretó como una posibilidad cierta de ruptura de los diálogos.
Así las cosas, Santos, un liberal económico, exuribista y cabal representante de las clases acomodadas de Bogotá, gobernará en su segundo mandato con aliados de izquierda.
El último objetivo de Santos es lograr la paz a través del diálogo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que se inició en 2012 en Cuba, y la inminentes con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que se anunció estratégicamente en la última semana de campaña.
Se da entonces una situación paradógica en la que los partidos de izquierda, movimientos sociales, sindicatos, artistas e intelectuales, que en los últimos cuatro años formaron un bloque crítico de la gestión de Santos son ahora los artífices de su victoria.
Para estos sectores el mandatario se transformó en la opción por la paz frente al uribista Zuluaga, cuyo 45 por ciento de los votos exhibe de todos modos a un país dividido entre la necesidad de cerrar el conflicto interno de 50 años por la vía política y los seguidores de Alvaro Uribe, que no conciben otra victoria que la militar.
Además de cerrar los acuerdos de paz, que se estima que se acelerarán a partir de esta victoria, Santos asumirá su segundo y último mandato con el desafío de mejorar la gestión en temas como educación, salud y seguridad, que constituyen en mayor reclamo de la población, sobre todo el los grandes centros urbanos.
De la firma de la paz con las guerrillas y de su hablidad para contentar con estos temas básicos de gestión a sus nuevos aliados dependerá ahora el éxito del mandatario en la gestión que iniciará en agosto próximo.