Ángel Guerra Cabrera
Rebelión

 

Estados Unidos no pude seguir ocultando su protagónica participación en la conspiración y acciones desestabilizadoras en marcha desde el 12 de febrero en Venezuela, van a hacer cuatro meses, y que incluyen el asesinato del presidente Nicolás Maduro y otros altos funcionarios.

Maduro anunció esta semana que su gobierno posee pruebas sobre el plan de golpe de Estado y magnicidio obtenidas en una investigación que mediante orden de juez ha monitoreado llamadas telefónicas y cientos de correos electrónicos intercambiados entre los líderes opositores María Corina Machado, Henrique Salas Römer y Diego Arria y entre estos y personas en el exterior, incluyendo nada menos que funcionarios del Departamento de Estado de Washington desde sus cuentas oficiales. La investigación, de la que se había dado un adelanto el 28 de mayo, señala como elementos importantes de la trama conspirativa al embajador estadunidense en Colombia Kevin Whitaker y como uno de sus financistas a Eligio Cedeño, banquero prófugo de la justicia venezolana refugiado en Estados Unidos.

“Están los certificados, los códigos fuentes, los encabezados y los ip que certifican el contenido, el origen y destinatario de cada correo electrónico, lo cual constituye plena prueba para cualquier juicio”, precisó Tareck El Aissami, reconocido abogado criminalista, gobernador del estado de Aragua y miembro del Alto Mando Político de la Revolución. En el material recolectado en la investigación, cuyos implicados serán llevados a juicio por la justicia venezolana, también hay videos. No obstante, Maduro anunció la presentación de nuevas pruebas “mucho más graves” en unos días.

Lo que está en marcha en Venezuela es un conjunto enorme de prácticas que califican dentro de la tipología de la llamada guerra de cuarta generación. Pero guerra al fin, con acciones diversas, unas simultáneas y otras secuenciales, que incluyen conductas muy violentas con el objetivo de derrocar gobiernos legítimos y en las que intervienen el Departamento de Estado, el Pentágono, la CIA y una coordinación interagencias de ese gobierno. Son ejemplos de esta práctica la ex Yugoslavia, Irak, Afganistán, Ucrania y Libia. También Cuba, donde ha fracasado desde hace décadas, la intervención en Siria y la arremetida lanzado contra Venezuela casi inmediatamente después de la elección de Hugo Chávez a la presidencia donde han ido de derrota en derrota amparados por el fuego de una campaña mediática que no ha dado tregua, desde el golpe de Estado de abril de 2003 y el golpe petrolero entre fines de ese año e inicios de 2003 hasta el actual plan golpista. Debe añadirse que componentes de esta estrategia son aplicados contra los gobiernos de Bolivia, Ecuador, Argentina y Brasil.

La presente etapa del plan desestabilizador inició cuando el candidato opositor Henrique Capriles no reconoció la victoria de Maduro en las elecciones de abril de 2013 y en palabras cargadas de odio llamó a sus seguidores a salir a la calle. “Descarguen esa arrechera”, vociferó. El resultado inmediato fue una ola de actos violentos y vandálicos y la muerte de 9 personas, la mayoría chavistas.

La estrategia combina la guerra sicológica mediante masivos barrajes de la mafia mediática -con CNN en primera línea- antes y durante el desencadenamiento de las acciones violentas, guerra económica, tácticas de guerra irregular urbana con uso de francotiradores y medios explosivos e incendiarios disfrazadas de protesta de pacíficos estudiantes. Es significativo que de una cifra provisional de 42 fallecidos hasta mayo en la actual ofensiva desestabilizadora 20 son chavistas, en muchos casos por disparos en la cabeza, típicos de francotiradores o sicarios como documenta detalladamente el escritor venezolano Luis Britto (http://www.cubadebate.cu/opinion/2014/06/01/pacificos-venezolanos/#.U49rX3J5NuQ)

En el plan golpista la plata junto con el adiestramiento de los “pacíficos” corre desde la CIA y la AID a la infinidad de ONG financiadas por Estados Unidos o sus aliados y otras fuentes “privadas” como se deduce de los correos electrónicos, llamadas telefónicas y videos citados por Maduro.

Un comentario reciente del periodista y ex vicepresidente de Venezuela José Vicente Rangel hacía la siguiente reflexión sobre el golpe en marcha: “para acabar con su capacidad para reciclarse y su persistencia en el tiempo, hay que atacar la madriguera como pasa con la bestia. No existe otra manera.” El autor sabe de lo que habla, fue actor principal en el vitorioso contragolpe del 13 de abril de 2002.

Twitter: @aguerraguerra