NOTA PREVIA: Al terminar este artículo, apareció el documento del Ex Ministro de Planificación Jorge Giordani “Testimonio y responsabilidad ante la historia”  http://aporrea.org/ideologia/a190011.html Por las revelaciones y opiniones sobre el ejercicio del gobierno del presidente Maduro y el rumbo de la revolución bolivariana, este documento debería entrar entre los principales a discutir en el marco del III Congreso del PSUV.

La grandes preguntas y retos del Congreso del PSUV

Nos preguntábamos en el artículo anterior si éste sería “un congreso para enterrar a la revolución o para resucitarla” (Ver: www.aporrea.org/ideologia/a187850.html y Marea Socialista Nº 41). Un título así supone que nuestra revolución se encuentra ante un peligro mortal y que parte del peligro está en el partido mismo.

¿Está siguiendo, el partido-gobierno PSUV, las grandes guías que nos dejó el Comandante para la transición al socialismo?

La primera gran orientación política que lanzó nuestro Comandante Chávez tras el 7 de octubre de 2012 fue el Golpe de Timón, para un nuevo “ciclo de la transición”, un nuevo período de radicalización democrática de la revolución hacia la construcción del socialismo bolivariano. Las piezas claves de esa propuesta, para la aceleración del proceso, son: injertos de poder comunal (“¡Comuna o Nada!”), medios de producción de propiedad social y espíritu socialista, con cada obra que se realice, para ir formando una  “gigantesca telaraña sobre el territorio, que no pueda ser tragada por el mar de capitalismo que la rodea”.

Chávez insiste en que con cada obra nos preguntemos “de qué manera se está contribuyendo a la construcción del socialismo y si el beneficiario, el objetivo, es el pueblo”. Le dio renovada importancia al cambio cultural y de la comunicación, para la nueva hegemonía democrática. Ahí recupera y resalta el valor de la crítica y la autocrítica, para rectificar realmente y de manera inmediata. Hace una importante advertencia: “Cuidado, si no nos damos cuenta de esto, estamos liquidados y no solo estamos liquidados, seríamos nosotros los liquidadores de este proyecto”.

El Programa de la Patria de Chávez, construido con cierta participación colectiva y hecho Ley en su última versión, es junto con el Golpe de Timón, uno de los últimos aportes del Legado de Chávez. Es por lo que votamos al elegir a Maduro, como línea de continuidad del proceso bolivariano y de ese Legado.

La revisión crítica, autocrítica y democrática de la aplicación de estas grandes líneas del Comandante, debiera ser uno de los principales propósitos del este congreso, para tener certeza sobre el rumbo que estamos llevando.

Cambiar la concepción, la temática y la metodología del Congreso para alcanzar los objetivos

La pregunta es si este congreso, tal como está concebido, nos va a permitir alcanzar el objetivo de evaluar y hacer los ajustes necesarios en el rumbo programático que viene marcando la política cotidiana del primer gobierno post Chávez, conducido por Maduro y por el “Alto mando Político de la Revolución”.

No pareciera ser así. La discusión del documento de la Comisión Ideológica y Programática no es suficiente, porque más allá de un conjunto de formulaciones correctas y  de no pocas contradicciones, la cuestión se presenta por encima de la acción concreta de gobierno y no evalúa de manera crítica lo que se ha venido haciendo, desde el punto de vista de la práctica anticapitalista y de la construcción del socialismo, desde el punto de vista de la implantación real del nuevo Estado Comunal y del gobierno del Poder Popular.

Hacer un balance de las políticas, reconocer y corregir la inaplicación del programa

Este congreso del PSUV, partido que ya tiene formulaciones programáticas desde su momento fundacional, ampliadas con el Congreso Extraordinario, desarrolladas luego con sucesivas líneas de Chávez, con el Plan de la Patria y con el Golpe de Timón, debería hacer un balance programático de la obra y gestión de gobierno, de sus logros y deficiencias, aciertos y errores, y evaluar su práctica política y económica en medio de la actual ofensiva contrarrevolucionaria. Los comentarios del pueblo y de la base militante ofrecen la percepción de que nos venimos apartando de lo que estaba planteado. Pero la discusión propuesta al Congreso ya viene de raíz con un carácter etéreo, pues el documento no se detiene a hacer una revisión del Estado y del gobierno real que tenemos, que trascienda la simple referencia al Estado burgués y al burocratismo. El análisis, como decíamos, debe ir a lo concreto e identificar qué es lo que todavía hay de burgués en el Estado que hay que modificar y superar, qué hemos dejado de hacer, qué caracteriza a la actuación burocrática, cuál es y dónde está la burocracia que hay que sustituir por los nuevos injertos de poder popular. Nos limitamos a echarle la culpa de casi todo al asedio imperialista, a la guerra económica, mediática y conspirativa de burguesía, y a la cultura capitalista en que se encuentra imbuido el pueblo, sin revisar las tareas inconclusas, frenadas y saboteadas desde las propias filas del proceso, cuya responsabilidad recae sobre el partido y el gobierno.

Es lógico que la burguesía nos haga la guerra económica; lo ilógico es que no apliquemos nuestro propio programa y carguemos el lastre de sectores burocráticos renuentes a impulsar el verdadero cambio. Se denuncia la guerra económica, pero no se expropia a los saboteadores ni a los golpistas, no se implantan decididamente las empresas de propiedad social bajo control obrero y comunal. No se garantiza la soberanía y seguridad alimentaria con el desarrollo consecuente de la revolución agraria y el TSJ devuelve tierras a los latifundistas. Se proponen y aplican políticas de alianza con los sectores empresariales en las “mesas de paz”, desfavorables a los intereses de los trabajadores y de los sectores populares. Hay signos de deterioro y reversión de logros alcanzados. ¿Vamos a teorizar otra vez sobre el programa o vamos a revisar cómo se aplica?

Estadísticas oficiales 2012 a 2013 muestran un repunte de la pobreza general entre uno y otro año, aunque muy por debajo de los niveles de la IV República o del post golpe y sabotaje petrolero. Pero, ese incremento de más de 4 puntos en la pobreza general y de más de 3 puntos en la pobreza extrema, indica el costo popular de las concesiones otorgadas al capital desde la partida física del Comandante.

Los datos de la inflación en el último semestre enseñan que fue más baja entre diciembre 2013 y enero 2014 (al revés de lo que suele suceder),  justo después de la aplicación de medidas algo más severas contra la especulación, el acaparamiento y la usura. Pero el costo de la vida volvió a dispararse con la nueva devaluación, la flexibilización de la entrega de divisas y los ajustes de precios concedidos a los empresarios, no compensados suficientemente por el aumento del salario mínimo. Un resultado negativo para la revolución y para el pueblo bolivariano, cuajado en las mesas de diálogo con sectores de la burguesía.

Como alguien me decía por el Twitter; mientras e gobierno dialoga con el empresariado, al pueblo le toca “dialogar” con la inflación, el desabastecimiento y demás penurias del capitalismo. Todo esto debería ser abordado y corregido.

Detener la destrucción del PSUV, reinventar al partido y renovar su dirección

 El documento organizativo aún no ha salido para el momento de la redacción de este artículo. Hay que evaluar el papel que ha jugado el partido en la orientación del gobierno de la revolución y en la lucha anticapitalista junto a la clase trabajadora. Hay que revisar por qué se cambiaron nuestras estructuras organizativas a capricho de los comandos electorales de turno, por fuera de los congresos del partido, con resultados que están a la vista en la disgregación organizativa, la pérdida masiva de militantes, el agravamiento de la burocratización, la disolución de los pocos espacios de formación y debate, el desánimo, la disminución de la capacidad de movilización, la inexistencia de espacios reales de consulta a la base.

No es un problema que se resuelva solo con la reforma del artículo 5to de los estatutos para acabar con la cooptación y recuperar posteriormente el derecho a elegir la dirección desde la base. Sería correcto, por supuesto. Pero, evaluar la política del partido-gobierno y su aplicación, es evaluar a la dirección, y eso lleva a la necesidad de pelear por su renovación en este mismo congreso.

Es ahora cuando estamos enfrentando la oleada contrarrevolucionaria y el vacío de dirección dejado por la muerte de Chávez. Es ahora cuando se puede abrir el nuevo ciclo de la revolución o puede cerrarse la oportunidad histórica; no se puede dejar para otra ocasión.  Pero, lamentablemente, estamos ante un congreso que no fue convocado para discutir cómo se gobierna ahora y tampoco se va a elegir una nueva dirección.

Si no aparecen en la actual dirección quienes sean capaces de alzar la voz ante el pueblo y la militancia; nadie tendrá el mérito para ser reafirmado en su cargo. Necesitamos una dirección que se ponga a la altura de las circunstancias y asuma los retos, con valentía en la crítica y en la autocrítica. Quienes mantengan el silencio y las posturas acomodaticias, serán parte del problema y no de la solución.

Si tenemos un Partido-Estado, con dirigentes que se eligen entre ellos y que son a la vez miembros de la dirección, ministros y jefes de empresas públicas: ¿Cómo puede la militancia del PSUV, ejercer algún control sobre el gobierno y el aparato del Estado? ¿Cómo se puede revisar y corregir la política? Así, y con una organización repleta de funcionarios, que se viene vaciando de pueblo, de clase trabajadora, de vanguardia popular; no hay manera de combatir el burocratismo y la corrupción. Así no sirve ningún estatuto, es de adorno, no se cumple.

Las reglas antidemocráticas del III Congreso y sus consecuencias

Hemos venido diciendo que la metodología concebida por la Dirección para este congreso, viola los principios y normas estatutarias del partido. Muy poco tiene que ver con el Principio Defensor de la Democracia Participativa y Protagónica, con la Democracia Interna, con la Igualdad Dentro de la Organización. Tampoco tiene la orientación Unitaria que debe prevalecer en el PSUV.

Más de un tercio de los delegados son “Natos” (por ser Gobernadores, Alcaldes y Diputados o miembros de la Dirección). Encima, el reglamento de postulación y elección concede cuotas especiales de postulados a los Equipos Estadales y Municipales, de dirección. Todo un escenario de discriminación y desventaja para la base.

A esto se suma que las postulaciones fueron adelantadas sorpresivamente (maniobra recurrente), para no dejar oportunidad a sectores críticos y continuar con el secuestro del partido por maquinarias burocráticas. Mientras los ministros, jefes de instituciones, concejales, dirigentes regionales, municipales y parroquiales disponen de listados de UBCHs y de militantes, así como del calendario de reuniones y asambleas; aquellos que desean hacer postulaciones desde la base o por fuera de las maquinarias constituidas, tuvieron escasas posibilidades de dar a conocer los nombres y números de cédula a las demás UBCH y a los demás camaradas. Quien logra llegar desde las bases, lo hace a duras penas.

Un partido con estos métodos no hace otra cosa que reproducir los vicios políticos y prácticas de los partidos burgueses y stalinistas, inutilizándolo para la práctica democrática y la acción revolucionaria.

La base y los sectores críticos debemos hacernos sentir

Algunos, en los estamentos de la dirección se quejarán de que esta discusión se haga de manera pública. No hay forma de que no sea pública. En primer lugar, porque se trata de una revolución y de un partido de masas. En segundo lugar porque los espacios de discusión y decisión democrática han sido confiscados y no existen mecanismos para la comunicación democrática interna en el PSUV. Contra quienes critican el funcionamiento del PSUV, la respuesta no ha podido ser peor: mandar a los que discrepen a que se vayan y forme su propio partido, en lugar de asumir una postura abierta y autocrítica, dispuesta a escuchar, a debatir democráticamente y a atender los reclamos, dispuesta a revisar, a incluir otros puntos de vista.

Ante este panorama, la base y los cuadros que queremos la democracia partidaria debemos buscar maneras de manifestarnos con determinación. Estamos en obligación de cuestionar el curso liquidacionista y forzar la reorientación política y metodológica del III Congreso. No hacerlo sería resignarse a la adequización del PSUV. Confiemos en que las profundas reservas revolucionarias de las que es portador el pueblo bolivariano, permitan una reacción a tiempo para producir el viraje necesario y replantear también el carácter del partido como instrumento de esta revolución.

Gonzalo Gómez Freire

CI: 4.256.854

@GonzaloAporrea

Postulado como aspirante a delegado del III Congreso. Miembro de la Coordinación Nacional de Marea Socialista, cofundador de Aporrea.org, ex delegado al Congreso Fundacional y al I Congreso Extraordinario del PSUV, ex miembro del Equipo Político Regional del PSUV-Caracas