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Asunción, 6 de junio 2014. – En la jornada final de la 44ta. Asamblea General del organismo continental, la resolución favorable a las negociaciones por las islas fue aprobada por aclamación, tras una larga lista de voces en favor del proyecto.
 

El canciller Héctor Timerman defendió la iniciativa en el recinto, al historiar la serie de pronunciamientos en favor de Argentina, desde la primera presentación ante el organismo del entonces canciller Juan Bramuglia en 1948, y denunciar el ultraje del que fue y es víctima el país.

«Vengo a denunciar un anacronismo colonial en pleno siglo XXI. Y resalto la sencilla y justa proposición de la resolución: la necesidad de que los gobiernos reanuden cuanto antes las negociaciones. Lo que el continente pide año tras año es eso, en sintonía con ONU, porque la solución pacífica de las controversias es corazón del derecho jurídico internacional», remarcó Timerman.

El diplomático subrayó que «no es la fuerza el argumento para la solución de las disputas», sostuvo la firme convicción de que la construcción del orden internacional exige que las resoluciones sean efectivamente cumplidas y juzgó que no hay otro mecanismo para arribar a solución justa.

«El Reino Unido invoca el principio de autodeterminación, ya desechado por la misma comunidad de naciones que pide negociaciones, porque suplantó a la población por una transplantada y desde entonces mantiene el control inmigratorio más cerrado del mundo», advirtió.

Reseñó entonces que los malvinenses «tienen derecho a adquirir tierras ilimitadas en Argentina continental, derecho a una educación gratuita, a una salud sin costo alguno, a votar y ser elegidos», pero «en contrapartida, los argentinos continentales no pueden ir a vivir, comprar un terreno y menos que menos a tener servicios gratuitos» en las islas.

Para Timerman, la negativa del Reino Unido a conversar es la antítesis de la idea fundacional de la ONU, es contraria a la paz y es ofensiva para quienes dieron la vida por un mundo justo.

En la misma línea, consideró que la simplicidad del reclamo pone en dramática evidencia la actitud del Reino Unido, y se preguntó «cómo puede negarse un país a cumplir algo que fue expresado 40 veces en la ONU».

Llamó la atención, además, sobre el hecho de que la OEA «se abre al resto del mundo y tiene 69 observadores extranjeros, incluyendo a los de la Unión Europea, cuyas máximas autoridades se niegan a responder cuando el tema es Malvinas».

«¿Alguno de ustedes es observador en la UE, alguno fue invitado a expresarse?», ironizó el canciller, que ponderó que el reclamo por Malvinas sea común en los bloques de la CELAC, la Unasur y el Mercosur, y haya recibido respaldos de las naciones africanas y árabes en sendas cumbres.

Al pedir el apoyo de la región, Timerman -que estuvo escoltado por el secretario de Asuntos Relativos a las Malvinas, Daniel Filmus- remarcó que «no se trata de tomar partido por Argentina o el Reino Unido, sino de apoyar la esencia misma del derecho internacional».

Después, Brasil leyó la iniciativa, y expresó su respaldo, que fue seguido en cadena, con argumentos similares, por los representantes de Nicaragua, Venezuela (en nombre de los países del ALBA), Paraguay, Bolivia, México, Panamá, El Salvador, Chile, Surinam, Ecuador, Perú, Colombia, Guatemala, Honduras, República Dominicana, Guyana, Antigua y Barbuda y Uruguay.

Canadá, en tanto, marcó su disidencia, al señalar su representante que «solamente los habitantes de Malvinas pueden decidir su futuro» y reclamar que se use la Asamblea «para ocuparnos de los desafíos comunes para todos los miembros» de la OEA.

Como el canciller uruguayo, Luis Almagro, pidió el visto bueno por aclamación, su par paraguayo, Eladio Loyzaga -que presidía la sesión- hizo votar el texto y anunció que había sido aprobado por unanimidad, aunque Canadá había anticipado su rechazo. Estados Unidos no habló.

El texto menciona que en reiteradas oportunidades el cuerpo declaró que la cuestión Malvinas «constituye un tema de permanente interés hemisférico» y cita que la incorporación del Reino Unido a la OEA como observador permanente «refleja principios y valores compartidos entre ese país y los Estados miembros de la Organización que permiten un mayor entendimiento mutuo».

Reseña también que Argentina y el Reino Unido mantienen «importantes vínculos comerciales, culturales y políticos, comparten valores comunes y desarrollan además una estrecha cooperación tanto bilateral como en los foros internacionales».

La declaración lamenta que pese a esos vínculos «no se ha podido aún reanudar las negociaciones tendientes a resolver la disputa de soberanía» y destaca «la voluntad del Gobierno argentino de continuar explorando todas las vías posibles para la solución pacifica de la controversia».