Miguel E. Canosa
Muy impresionante fue ver y oir al Ministro de Economía de Argentina, Axel Kicillof, exigir que la justicia estadounidense y el juez de Nueva York, Thomas Griesa, establezcan condiciones justas de negociación para continuar pagando la deuda a los fondos buitres.
En rueda de prensa y luego de hablar en la ONU invitado por el representante boliviano en la presidencia pro tempore del G77+China, el ministro aseguró sin ruborisarce que Argentina que su gobierno no fue el generador y responsable de la deuda externa, aunque si del pagó en estos años de 190.000 millones de dólares y que por causa del fallo judicial no los dejaban seguir pagando pues la deuda podía incrementarse a cifras exhorbitantes.
Como latinoamericano sentí verguenza que un país soberano gobernado por una presidenta que se suponía progresista y crítica de los mecanismos financieros internacionales haya producido semejante sangría a una sociedad que viviendo en un país rico, se encuentr en condiciones de vida y niveles de pobreza que no debería tener de ninguna manera despues de 10 años de crecimiento sostenido a tasas elevadas.
Ahora se entiende porque despues de haber tenido crecimiento económico y exportaciones de granos a precios record las reservas del Banco Central hayan descendido en tres años a la mitad y tengamos que enfrentar una situación financiera de zozobra por causa de las malas estrategias llevadas a cabo por el equipo económico encabezado por Kicillof, paracía un condenado a muerte que pedía clemencia a su verdugo, más que el ministro de un gobierno rebelde de un gobierno soberano que negociaba con el Poder Judicial del Imperio norteamericano, genocida y miserable como lo es Estados Unidos.
La presidenta argentina parece estar rodeada de malos colaboradores que no están a la altura de la historia, pues como dijera el presidente ecuatoriano Rafael Correa, la Argentina no debería pagar un solo peso a los findos buitres.