Londres, junio 18, 2014 – El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, destacó que la protección que recibe de Ecuador ha disuadido la persecución en su contra por denunciar violaciones de los derechos humanos por parte de Estados Unidos y sus aliados, mientras que el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, denunció que se está jugando con las garantías fundamentales del australiano.
 

“Políticamente, dentro de los Estados Unidos, el caso en mi contra y mi organización, procede. Sin embargo, acciones como las que el gobierno ecuatoriano ha tomado, de protegerme, proporcionan una disuasión importante para peores elementos que podrían proceder en este caso”, dijo Assange en un video enviado a la agencia Andes por su equipo de asesores.

“Sabemos que en materia de derecho internacional el Reino Unido, los Estados Unidos y Suecia tienen la obligación de respetar los derechos de asilo de todo el mundo. Y geopolíticamente deben respetar el derecho internacional en relación con América Latina”, agregó Assange, de 42 años, y quien este jueves cumplirá 24 meses refugiado en la embajada de Ecuador en Londres.

El experto informático recibió asilo por parte del gobierno del presidente socialista Rafael Correa, luego de que una corte británica determinara que podía ser extraditado a Suecia para responder por acusaciones de «violación» y «agresión sexual» a dos mujeres a las que conoció durante un viaje a Estocolmo en agosto de 2010, con las que él asegura que mantuvo relaciones consentidas.

Este martes, Correa aseguró que «están jugando con los derechos de una persona como Julian Assange, que ha permanecido dos años encerrado en pequeñas habitaciones con apenas media hora para asomarse a un balcón a tomar el sol”.

«Aquí hay mucha prepotencia imperial porque Assange ni siquiera está acusado. Según la ley sueca puede ser interrogado vía videoconferencia o en nuestra embajada, pero el fiscal sueco no quiere y exige que vaya a Suecia”, agregó el mandatario.

Assange considera que su envío a Suecia no sería más que una escala antes de su entrega a Estados Unidos, donde según él podría ser condenado a muerte o cadena perpetua por haber difundido en 2010 cientos de miles de cables diplomáticos confidenciales y documentos de Washington sobre las guerras en Irak y Afganistán.

Sobre su estadía en la embajada, el australiano dijo que han sido “dos largos años” y sostuvo que la situación es difícil para él personalmente y mucho más aún para sus hijos.

Pero reconoció que, por fortuna, “gracias al gobierno de Ecuador y su pueblo” ha podido trabajar, aunque en circunstancias difíciles, con una amplia vigilancia policial alrededor del edificio e incluso con el espionaje de la agencia de seguridad nacional y del Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno británico (GCHQ).

Asimismo, destacó que la posición firme del gobierno de Correa “ha proporcionado un elemento disuasorio importante cuando se trata de la persecución de las personas por denunciar graves violaciones de los derechos humanos realizadas por los Estados Unidos y sus aliados, entre ellos el asesinato de más de 100.000 personas”.

El australiano dijo igualmente que la capacidad de poder trabajar es lo que lo ha mantenido en pie y, apelando al lenguaje deportivo, manifestó que si bien la situación en un sentido formal es un empate, el juego no ha terminado todavía.

La decisión ecuatoriana sobre el asilo generó un incidente diplomático con Reino Unido, que dos meses después del ingreso de Assange amenazó con incursionar por la fuerza a la legación para hacer cumplir la orden de arresto.

Esa advertencia del gobierno británico, que se ha negado sistemáticamente a extenderle un salvoconducto al informático, fue rechazada firmemente por Ecuador y organizaciones regionales como La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (ALBA).

En una reciente encuentro con corresponsales extranjeros, Correa sostuvo que el no dar salvoconducto a Assange es incompatible con el derecho internacional, que establece la obligación de otorgar ese documento a quien reciba asilo diplomático.

«La posibilidad de llevar esto a otro espacio jurídico se mantiene. Sin embargo, para tomar una decisión debemos hacerlo por supuesto en coordinación con Julian Assange, no queremos afectar su situación, su manera de ver las cosas. Finalmente él es la persona afectada por la falta de libertad que está viviendo al no poder movilizarse como quisiera. Por ahora nosotros estamos pendientes de una decisión que pudiera tomar Reino Unido o Suecia», indicó la semana pasada el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño.