Toby Valderrama y Antonio Aponte
Lo de unasur pasará a la historia, será guardado en el libro del recuerdo, como “la danza de los pusilánimes”. Allí nadie se metió para lo hondo, nadie se mojó más arriba de las rodillas. Aquello fue una cátedra de “diplomacia” de dominados, queriendo aparecer como manumisos. Veamos.
En el escrito que llevó el gobierno se evita ir al fondo de la denuncia, no se nombró ni una vez al Socialismo, cuando sabemos que los gringos nos atacan porque el Comandante nos señaló ese camino. Todo se quedó en lo jurídico, como si el problema no fuese político, como si quisiéramos ocultar que aspiramos a zafarnos del capitalismo. Se perdió una oportunidad de repetir al continente el discurso chavista que alguna vez incendió los corazones de la América. De esa manera se pensó evitar el centro del problema, presentarlo con suavidad, elegancia, y sólo obtuvimos un saludo a la bandera, una declaración flojita, esperábamos un torrente de indignación y sólo obtuvimos el aire frío de la soledad.
La declaración de la unasur apoya el diálogo, lo califica de “prioritario y necesario” para alcanzar “los objetivos de paz y estabilidad demócratica” -sabemos que se refieren a la democracia burguesa- y condena fríamente la intervención por ser un “obstáculo” al diálogo, que es la vía para yugular a la amenaza Socialista. El comunicado, leído por la periodista Amanda Huerta, de Telesur, se encuentra en: http://www.telesurtv.net/
No condenan a los Estados Unidos, no hablan de la autodeterminación, de nuestro derecho de ir al Socialismo. Sólo apoyan al diálogo que, como ya sabemos, es una operación nacional e internacional para intentar arrodillar al gobierno de manera definitiva en el altar del capitalismo.
Qué manera desvergonzada de no apoyar a un país agredido que va al organismo a pedir solidaridad. La unasur dice que “la imposición podría polarizar aún más el escenario”, y por eso no les gusta. De esa manera, toda la argumentación del gobierno de que las sanciones, el financiamiento, es una injerencia gringa que seguramente pasará a mayores, que la presión por el diálogo claudicante es inaceptable, quedó por el suelo. Los sumisos retrocedieron frente a los gringos, no se atrevieron a defender a un gobierno agredido. Pero, ¿por qué? La respuesta es sencilla: ese organismo capitalista no va a defender a un proceso que pretende ir al Socialismo, sólo la posibilidad los horroriza. Es una lección que debería hacer abrir los ojos, no bastan las buenas intenciones, no hay manera de camuflar al Socialismo.
Quedaron claras tres importantes lecciones:
Una: la operación tenaza para guillotinar la esperanza socialista funcionó muy bien en islas Galápagos. Por un lado, los malos, los gringos, amenazan con sanciones si no vamos al diálogo y entregamos al Socialismo; por el otro, los buenos, unasur, condenan fríamente las sanciones pero nos empujan al diálogo guillotinador, que ahora aparece como éxito, como triunfo. Lo que hicieron fue oficializar el chantaje.
Dos: esa organización, unasur, es un aparato hipócrita, que en última instancia defenderá al capitalismo. Es enemiga del Socialismo, sólo se contará con ella si claudicamos en el sueño del Comandante. De lo contrario, nos toparemos con su rechazo, con su condena.
Tres: los problemas, por más que se presenten en la superficie, en las convenciones de la etiqueta, en el lenguaje diplomático, se resolverán en el fondo, en los intereses del sistema capitalista. Es así, el Socialismo debe ir a esos convites con la frente en alto, hablando claro y duro: ¡somos Socialistas, y esa es la causa de la persecución!, reivindicando nuestro derecho a la soberanía ganada en Carabobo, en Junín, en Boyacá, en Abril y en el sabotaje petrolero.
Puede que ese discurso hiera a los diplomáticos de las oligarquías, de las democracias burguesas, pero llegará a los corazones de los pueblos, y esa es la garantía de la verdadera solidaridad. El otro camino, agradar a los capitalistas de unasur, nos traerá sólo desengaños.
¡AL IMPERIALISMO NI TANTICO ASÍ… NADA!