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Madrid, 31-05-14.- La «burbuja especulativa» del «fracking» podría «estallar en los próximos decenios para dar paso a las energías renovables aunque las patentes de estas tecnologías alternativas estarán en aquel momento en manos de Estados Unidos», según afirma en entrevista a Efeverde el biólogo Manuel Peinado.

Este catedrático de Medio Ambiente de la Universidad de Alcalá de Henares trata en su último libro de divulgación, «Fracking ¡Vaya timo!», el polémico sistema de extracción de petróleo mediante fractura hidráulica «con humor, rigor y aportando datos» para demostrar que no es más que «otra burbuja surgida de Wall Street«.

La técnica consiste en la inyección masiva de agua y productos químicos a presión en el subsuelo, lo que provoca la inducción de terremotos cuya potencia destructiva es mayor que el terremoto que sufrió la localidad murciana de Lorca en 2011.

El texto detalla los peligros ambientales y de seguridad para las personas que puede generar esta forma de actuar, tales como los recientes seísmos provocados en la costa de Castellón por los trabajos de la plataforma Castor, y la describe como una tecnología «oportunista que llena los bolsillos de los especuladores de siempre».

Según Peinado, «tal como se inflaba el valor de la vivienda, se engordan ahora sobre el papel los derechos de arrendamiento y el valor de los suelos aptos para la extracción de gas y petróleo» ya que, en Estados Unidos, los bienes del terreno pertenecen al propietario.

Sin embargo, el gigante americano «sabe que se encuentra frente a un futuro oscuro para el ‘fracking’ como explotación» ha asegurado Peinado, quien aventura que su programa medioambiental pasa por «exportar la tecnología de perforación vertical sobrante mientras se fortalece la de las renovables, que son el verdadero futuro».

En ese sentido, empresas de soluciones tecnológicas innovadoras para el desarrollo sostenible «están ahora desarrollándose en América, con patentes estadounidenses, como en el caso de Abengoa» ha advertido el catedrático, quien recuerda que «incluso Polonia, el país abanderado del ‘fracking’, ya se está retirando».

Existen ya, incluso, algunas sentencias judiciales negativas como la condena de dos millones de dólares de indemnización impuesta a una operadora norteamericana en beneficio de una familia de Texas que comenzó a enfermar cuando empezaron las operaciones de fractura hidráulica cerca de su vivienda rural.

El libro de este experto aporta datos muy gráficos para explicar la voracidad en el consumo de combustibles que rige el mercado actual: «usted tardará aproximadamente dos minutos en leer esta reseña y, cuando termine, el mundo habrá consumido veinte millones de litros de petróleo, un volumen que bastaría para llenar hasta los bordes diez piscinas olímpicas».

Peinado argumenta que el gran problema de la explotación por fractura hidráulica es su aparente productividad ya que es «como una botella de champán agitada, que produce mucho al principio y se agota al poco tiempo».

Esta presunta «esperanza para las compañías gasísticas y petroleras es un espanto para los colectivos ambientales» teniendo en cuenta, además, que los combustibles fósiles no dejan de ser recursos finitos.

Entre los datos que aporta el libro «Fracking ¡Vaya timo!» se encuentra la cifra de consumo mundial de petróleo en 2013, que ascendió a 32.000 millones de barriles, lo que equivale a más de 161.000 litros de crudo por segundo.

Para satisfacer la creciente demanda actual, este flujo «debería incrementarse en los próximos decenios en más de 7.500 millones de barriles al año» ha detallado.