Si en Venezuela seriamente no se diseñan políticas de cambio estructural que permitan que en el corto y mediano plazo, baje la inflación, los logros en materia social como reducción de la pobreza general y extrema, se verían dificultados.

La única forma de bajar la inflación en Venezuela es produciendo bienes masivamente que permitan que los precios puedan bajar y tomar su nivel natural; de lo contrario, la inflación no va a bajar; y las importaciones van a seguir siendo una estrategia para que el aumento de precios no se ubique por encima de 20%.

La inflación es un problema crónico para Venezuela, ya que además de reducirle la capacidad de consumo de sus habitantes -que es bastante alarmante- aprecia el tipo de cambio real (Bs/US$), por lo que paulatinamente se van a ir reduciendo las pocas exportaciones no petroleras, porque pierden competitividad en otros países, es decir, se hacen más caras. Además, en la medida que año tras año la variación de precios supere el 20% del IPC, será necesario ampliar el cono monetario, por ejemplo, de 100 Bs a 200 Bs; entonces tendremos en nuestro bolsillo billetes de 200, porque ya los artículos y servicios son más caros, por tanto, el valor nominal de del dinero tiene que aumentar.

Pensadores críticos a la doctrina mercantilista, a comienzos del siglo XVIII, como Sr David Hume, observaron que aumentos en la cantidad de dinero, oro y plata en un país, si no va acompañado de aumento en la producción, se traduce en aumento de precios. Esas ideas de hace trescientos años, aún se encuentran vigentes.

En Venezuela, con algunas variantes, nos pasa lo mismo. PVDSA le vende dólares al Banco Central de Venezuela, éste le entrega Bs, y éstos son inyectados a la economía venezolana. Ese proceso de inyección nueva de dinero, no para.

Entonces, si la producción nacional, fundamentalmente agrícola y manufacturera, no responde a los cambios de creación nueva de dinero, se traduce en aumento de precios, y se tiene que recurrir a la importación de bienes para que el diferencial de precios no sea tan alto. Ya que si no se importa, ni producen bienes a tal nivel de satisfacer la demanda nacional, es peor porque escasean y los pocos que existen en el mercado sufren mayores subidas de precios, por ley de oferta y demanda.

Esto no es chisme y habladera de tontería; que no le alcancen los ingresos a los hogares para cubrir necesidades de alimentación servicios y esparcimiento, puede afectar seriamente el sostenimiento político que se ha logrado con tanto trabajo.

Entonces, debemos diseñar un plan nacional de producción agrícola donde estén vinculados los servidores públicos, campesinos, amas de casa, estudiantes de liceos, universidades y tecnológicos.