Camilo Martiano

ANI-GT/Internacionales

 

El 22 de febrero del presente año en Ucrania se produjo un cambio de poder, que tiene todas las características de un golpe de Estado. La Rada Suprema ha expulsado del poder al presidente Viktor Yanukovich, ha cambiado la Carta Magna y ha marcado el 25 de mayo próximo para efectuar  elecciones presidenciales.

 

En noviembre del año pasado los observadores internacionales en Ucrania, estaban sintiendo una cierta duplicidad, sobre todo en vísperas de la preparación de un golpe de Estado. En cuanto se calmaban un poco las protestas en Kiev, de repente algo les daba un nuevo impulso. Las acciones de la oposición y de las autoridades salían de la lógica. Como si algúna «tercera fuerza» mezclaba constantemente los planes.

 

Según los representantes de la oposición ucraniana, lo que causó las protestas masivas fue que Yanukovich se mostrara negativo al  Acuerdo de Asociación con la UE, debido al impacto bien desfavorable de este documento sobre la economía ucraniana. Esto esclareció el análisis, que estados y organizaciones participaron en la realización del golpe de Estado.

 

Al mismo tiempo se mantiene firme la orientación estratégica de Washington sobre la transformación de Ucrania en un campo de operaciones anti-rusas. En Ucrania están trabajando activamente USAID, el Departamento de Estado de los EE.UU., el Cuerpo de Paz, el Instituto Nacional para Democracia, los servicios secretos estadounidenses. También están presentes la Fundación Charles Stewart Mott, la Fundación Internacional de Renacimiento, que pertenece a George Soros. Siendo esto sólo la cima de la montaña.

 

Según el secretario de Estado Adjunto de EE.UU. Victoria Nuland, Washington ya ha invertido US$ 5 mil millones para «promover la democracia» en Ucrania. Desde el comienzo del golpe de Estado la financiación de acciones fue aumentada drásticamente. El tamaño de los fondos, que salían a través de la Embajada de EE.UU. en Kiev fue  para el mantenimiento de Maidan y el abastecimiento de los partidos de oposición «Libertad» y «Patria», la cifra ascendió a US$ 20 millones semanal.

 

A principios de abril, el presidente Barack Obama firmó un proyecto de ley de concesión a Ucrania, una garantía de préstamo por un monto de US$ 1 mil millones. Además se prevé la asignación de ayuda financiera a Ucrania por un monto de US$ 50 millones para el desarrollo de la democracia, lucha contra la corrupción, así como para las elecciones libres y justas y el fortalecimiento de las instituciones democráticas. Otros US$ 100 millones se destinarán a la expansión de la cooperación en materia de seguridad con la UE y los países de Europa Central y del Este.

 

 Por su parte, la Comisión Europea confirma la disposición de proporcionar ayuda financiera a Ucrania. Según el comisario europeo de finanzas Olli Rehn, se destinará primordialmente un préstamo de un billón de euros, que se espera en un futuro próximo.

 

El importe total de la ayuda a Kiev debe alcanzar al menos 11 billones de euros durante varios años. O. Rehn puntualizó – «No todo el dinero será como préstamo. Una parte se asigna en el marco del apoyo técnico para la aplicación del Acuerdo de Asociación. La plata provendrá de los fondos de reserva de la Unión Europea a pesar de que todavía no arreglamos plenamente nuestra crisis interna». Así mismo, el comisario europeo dijo que los préstamos para otros 5 billones de euros, Ucrania debería recibir hasta el año 2020, prestados por el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo. La ayuda va a venir a través de programas de asistencia financiera internacional en apoyo a las reformas estructurales y macroeconómicas.

 

A pesar de las medidas adoptadas por los líderes de la UE por el llamado rescate de la economía de Ucrania, la mayoría de los ciudadanos de la UE y sobre todo de Francia y de Alemania se oponen a la adhesión de Ucrania a la Unión Europea y a la asistencia financiera al país. Esta opinión se muestra en los resultados de una encuesta por encargo de la revista francesa Le Figaro, realizada por el Instituto Francés de Investigación de la Opinión Pública (IFOP).

 

Así, en contra de la adhesión de Kiev a la UE expresaron el 71 por ciento de los franceses y el 62 por ciento de los alemanes encuestados. Más aun, el 64 por ciento de los entrevistados en Francia no quieren que París ayude a los ucranianos con los fondos, y el 57 por ciento de los alemanes se oponen a que Berlín participe en el rescate de la economía de Kiev.

 

Sin embargo, la asistencia financiera de los patrocinadores de EE.UU. y Europa le costará a Ucrania muy caro. El autoproclamado gobierno ucraniano tendrá que convencer a los inversores estadounidenses y europeos que la economía del país, que los años anteriores apenas se mantenía a flote y encabeza el ranking mundial por el alcance de la corrupción, está listo para estas medidas.

 

Existe una serie de condiciones las que tendrá que cumplir Kiev para recibir el dinero. Por ejemplo, la reducción de los beneficios para el gas natural, con lo que el precio de la calefacción central para los consumidores finales se aumentará en un 40%. Las pensiones deberán ser cortadas a la mitad, para equilibrar el presupuesto de conformidad con los requisitos de la UE y el FMI. Casi todos otros programas sociales también sufrirán graves recortes. Los sueldos de los funcionarios públicos serán congelados, al menos por algún tiempo. Lo mismo ocurrirá con el salario mínimo. Además, Ucrania tendrá que reducir los impuestos para la industria y agricultura – sectores que ya están en malas condiciones. Esto llevará a una subida de impuestos al 20%.

 

Estas medidas son similares a las que han impuesto en Grecia. Allí estas se llevaron al aumento significativo de nivel de desempleo, de pobreza y el malestar social. Ucrania, que ya se ha enfrentado a estos problemas, puede sufrir mucho más.

 

Aparte de la ayuda financiera, los EE.UU. y la UE están tratando de imponer al autoproclamado gobierno ucraniano asistencia militar. A principios de abril el parlamento de Ucrania, aprobó la decisión de interino del presidente Alexander Turchinov, permitir que las fuerzas militares extranjeras, incluido de los EE.UU., entren en el territorio del país para participar en unos ejercicios internacionales. Según declaraciones oficiales de los representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania, en 2014 en Ucrania están programados ocho ejercicios internacionales que involucran a Estados Unidos y países de la OTAN.

 

En particular, en Ucrania se llevaran a cabo tales ejercicios como Rapid Trident 2014 y Sea Breeze 2014 (Ucrania y los Estados Unidos con la participación de los miembros y socios de la OTAN), ejercicios de subdivisiones aéreas de los escuadrones «Cielo seguro 2014», de las unidades de la policía militar «Orden legal 2014» (Ucrania y Polonia), el simulacro de «Avalancha despejada 2014» (Ucrania, Eslovaquia, Hungría, Rumania), el simulacro de las unidades de montaña de infantería «Karpaty 2014» (Ucrania, Polonia, Hungría) y los ejercicios de las unidades mecanizadas «Sur 2014» (Ucrania, Moldavia, Rumania).

 

Además de ejercicios militares el autoproclamado gobierno ucraniano aprobó la presencia en el territorio de Ucrania las llamadas compañías militares privadas estadounidenses. En particular, al país han llegado cerca de 300 representantes de la empresa militar privada Greystone Limited – empresa subsidiaria de famosa compañía Xe Services LLC – la ex Blackwater USA.

 

Los empleados de Greystone Limited prestan regularmente «servicios» para el gobierno de EE.UU. y la CIA. Sus combatientes mataban a los «indeseables» durante el derrocamiento de poder en Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia. Una de las unidades de Greystone Limited ahora está trabajando activamente en las filas de la oposición armada siria. Al mismo tiempo, a estos matones no les importa quién está en frente de ellos – los soldados o civiles.’

 

En este contexto, es evidente, quién y con qué métodos y formas está tratando de «estabilizar» la situación en Ucrania. Posiblemente, Euromaydan al principio fue planeado para las elecciones presidenciales de 2015 y en este caso, es bien probable, tendría éxito. Las protestas en contra del presidente Yanukovich en el Sur y Este se fortalecían. El rechazo de firmar un acuerdo internacional, bien convenía como una razón para movilizar el escenario de la «primavera árabe», aunque para la «revolución de color», que se basaría en acusaciones de las autoridades en el fraude electoral, esta excusa sería francamente débil. Entonces se produjo un impasse estratégico. Se reunieron la gente en la plaza mucho antes de las elecciones presidenciales, pero la demanda de la cancelación de los resultados electorales no era posible debido a la falta de elecciones como tal, sino para exigir la renuncia del gobierno legítimo  fue francamente tonto.

 

La desestabilización y destrucción siguiente de Ucrania son beneficios exclusivamente para los Estados Unidos, los cuales tradicionalmente ven a Eurasia como el «gran tablero de ajedrez». En consecuencia de eso, la búsqueda de la solución de la crisis en Ucrania se está convirtiendo en un problema común para muchos países del continente euroasiático.

 

Según los analistas, al parecer, hay una necesidad de que el problema de la solución de la crisis de Ucrania salga más allá del diálogo entre EE.UU. – UE – Rusia, que va a una amplia dimensión internacional.

 

camilo.proyectover.martiano@gmail.com