Entrevista al economista político Julio Gambina
 
Mario Hernandez
Rebelión

Mario Hernandez (MH): Damos comienzo a “Fe de erratas” del 19 de marzo con la presentación del economista político Julio Gambina. Vamos a comenzar con los botines de punta como ya es habitual en nuestras últimas entrevistas. Estuve revisando Le Monde Diplomatique en su edición del mes de marzo, en particular, la nota “La balada del dólar” del economista Claudio Scaletta quien se refiere a la restricción externa, es decir, la falta de divisas que afecta a la economía argentina y dice: “en el largo plazo, ya no disponible para la actual administración, el camino lógico es la sustitución de importaciones. En el corto plazo, en tanto, las opciones son más variadas e incluyen todo lo imaginable para desincentivar la salida de capitales e incentivar su ingreso, desde promover la demanda de pesos y la demanda de dólares vía tasas de interés, endeudamiento externo, refinanciamiento de vencimientos de deuda o la promoción de la inversión extranjera”. Mi pregunta es ¿éstas son las únicas alternativas, las únicas salidas que tenemos?

Julio Gambina (JG): Claro que no. Rápidamente te diría que se puede pensar en un proceso de nacionalización de la banca y del comercio exterior, lo que supone un proceso de nacionalización portuaria, de la red ferroviaria, porque la salida de la soja, para dar el ejemplo de uno de los principales productos de exportación, supone para el caso del principal productor de aceite que es Urquía en la provincia de Córdoba, un tren privatizado para sacar la soja y el aceite de soja del interior de la provincia y llevarlo al puerto privado de Rosario y desde allí al exterior.

Se pueden hacer muchas cosas. El problema del artículo que me leíste y de muchas cosas que están pasando en el gobierno, es el límite que impone encontrar soluciones en el marco del capitalismo contemporáneo. Si el gobierno quiere una solución en ese marco tiene que reanimar el proceso productivo, lo que supone que haya inversión de capitales para ampliar la producción y, obviamente, no alcanza con la inversión pública que es la que viene sosteniendo la inversión en los últimos tiempos en Argentina, hace falta inversión privada.

Hay un debate con la Unión Industrial Argentina (UIA) donde hemos escuchado a la Presidenta y a su Ministro de Economía insistir que los capitales privados no invierten en la Argentina y por eso están a la búsqueda de inversiones externas. La UIA salió a contestarles que el año pasado la inversión privada creció respecto de años anteriores, pero para que el capitalismo funcione tiene que haber inversores dispuestos a invertir. Si no hay inversión originaria, no hay desarrollo productivo.

Ayer el Jefe de Gabinete salió a anunciar que se están presentando en el Parlamento iniciativas legales para inducir la producción de autopartes en Argentina y terminar con la pérdida de capitales que supone su importación. La cifra oficial es que el déficit del año pasado por autopartes fue de U$S 9.000 millones. Ingresaron U$S 20.000 millones y Argentina produjo y exportó por U$S 11.000 millones. Por lo tanto, la propuesta del gobierno argentino, que parece lógica, es ir a una sustitución de importaciones de autopartes, lo cual cuenta con el agrado de la industria siderometalúrgica y es un tema que cae bien a los autopartistas en nuestro país. Tampoco creamos que esa solución sea inmediata y en el corto plazo. La intención es que esos U$S 9.000 millones bajen a un ritmo relativamente pequeño en el corto plazo y se vaya corrigiendo esa diferencia. La pregunta sería si hay tiempo para hacerlo, no es la primera vez que el gobierno intenta en los últimos años mejorar la situación productiva de las autopartes. La realidad es que el capitalismo de esta época es trasnacional, donde tiene mucho peso el capital externo y, de hecho, en la Argentina de estos años con crecimiento económico, más allá de discutir su nivel y volumen, ha tenido un peso muy importante el capital externo.

Recuerdo que en la última conversación que tuvimos sostuve que el gobierno desde octubre del año pasado ha asumido el programas de las clases dominantes, del capital más concentrado y que se expresa sobre todo en la devaluación, en el arreglo de las cuentas externas, terminar con el default y por eso sale a arreglar con el Club de París y conseguir inversores externos para dinamizar el proceso productivo. Es lo que está diciendo la nota que me leíste, por eso se muestra como modelo el acuerdo YPF-Chevron y se aceleran los pasos del acuerdo con Repsol para ir cerrando espacios conflictivos con capitales externos.

No solo Repsol continúa en YPF sino que Argentina abre sus puertas como lo hace con Chevron. Hace una expropiación y paga lo que “corresponde”, sea porque lo dice el tribunal de tasación en Argentina, porque lo acepta Repsol o haya acuerdo en la cotización de la empresa expropiada parcialmente.

La devaluación, las conversaciones que se van a iniciar a fines de mayo con el Club de París y la apertura a inversores externos son claras señales que Argentina quiere amigarse con el capitalismo mundial que es la forma de restablecer el orden capitalista en el país.

¿Se puede hacer otra cosa? Sí, pero hay que salir de la lógica capitalista. No hay que pedirle al gobierno que asuma esa posición porque desde que llegó en el 2003 viene promoviendo que su objetivo era normalizar el sistema capitalista. No está en el imaginario gubernamental ir más allá del orden capitalista.

El modelo energético empieza en los 90 con las privatizaciones y no ha sido corregido sustancialmente

MH: Hablaste del régimen de autopartes, otro es el energético y tengo entendido que este fin de semana, razón por la cual no pudimos hacer esta entrevista el viernes pasado, asististe en Mar del Plata al Congreso de la Federación de Trabajadores de la Energía de la República Argentina (Fetera) donde me imagino que este tema fue debatido.

JG: La Fetera es parte de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). Es una de sus expresiones más interesantes que agrupa a trabajadores de la energía del sector privado y estatal, desde la Comisión Nacional de Energía Atómica hasta Río Turbio, pasando por las estaciones de servicio o de las empresas de generación y distribución energética. Está todo el panorama que va desde la electricidad al petróleo, a la energía atómica, el carbón, etc., con lo cual el panorama fue más que interesante y se pudo analizar en profundidad la crisis energética en Argentina.

Se hizo una crítica muy profunda al modelo energético que empezó en los 90 con las privatizaciones y no ha sido corregido sustancialmente. Pensá que lo ocurrido desde 2001-3 en adelante cuando mucho fue el congelamiento de las tarifas, pero es la continuidad de un modelo energético sustentado en la presencia del capital extranjero. Ahora, con la expropiación parcial de YPF, en el tema central que es el de los hidrocarburos, está planteada la asociación con el capital externo, nada menos que con Chevron, para avanzar en la explotación de los hidrocarburos no convencionales y, entre otras cosas, se dijo que el país que más ha desarrollado la tecnología para su explotación, del shale oil y el shale gas es EE. UU. Por eso la elección de Chevron.

En EE. UU., que tiene gran desarrollo en los hidrocarburos no convencionales, se ha generado una resistencia más que importante y ya hay varios estados que no permiten avanzar en ese tipo de producción, por eso EE. UU. exacerba su interés por las fuentes petroleras. Eso explica la avanzada sobre Venezuela, por ejemplo, quisiera que no estuviera el chavismo, no hubiera Maduro ni un manejo soberano de la política petrolera y hacerse de las reservas más importantes del mundo. Al mismo tiempo, quiere trasladar su experiencia sobre no convencionales a otros países y ahí encontraron que Argentina es el tercer reservorio mundial y, por lo tanto, no tiene que sorprender que vía Chevron, una de sus empresas más paradigmáticas, una de sus grandes petroleras, pretenda llegar a Argentina y avanzar sobre América Latina.

Hay que pensar en el antecedente de Repsol, una empresa española de un país que no tiene petróleo, sin embargo, con Repsol y pisando fuerte en América Latina con la privatización y compra de YPF, se proyectó a todo el continente y se transformó en una gran petrolera mundial desde nuestro país proyectándose a América Latina y Africa. Hoy es uno de los grandes jugadores petroleros a escala mundial, entonces, no sorprende que EE. UU. pretenda desde la Argentina organizar negocios con los no convencionales e YPF, de gestión estatal, ya está haciendo convenios con otras estatales de la región como la YPF boliviana y la estatal petrolera uruguaya, intentando involucrar a ambos países en la estrategia de explotación de los no convencionales.

Esto estuvo fuertemente planteado en el debate de Fetera el fin de semana y hay declaraciones en su página de internet, una muy importante sobre la cuestión de la energía y un planteo muy fuerte sobre la cuestión que Argentina tiene que diversificar su patrón productivo energético que en un 90% está asentado en hidrocarburos y, por lo tanto, hay que ir a una fuente más diversificada. Obviamente, las petroleras en Argentina y el mundo condicionan la diversificación de la matriz productiva de la energía.

Quizás un tema interesante para comentar es que Fetera viene insistiendo en que la energía no debe ser considerada una mercancía, un bien que se intercambia en el mercado, sino que hay que pensarla como un derecho así como hablamos de la educación y la salud. Desde la Fetera se empuja el tema de que la energía es un derecho de la población a calefaccionarse en invierno, poder refrigerarse en verano, tener acceso a la electricidad o al gas para cocinar o para satisfacer los hábitos populares y, por lo tanto, supone un trabajo ideológico, propagandístico, político muy difundido para que la sociedad lo asuma como lo está la educación. Eso implicaría desmercantilizar a la energía.

Volviendo al comienzo, ¿se puede hacer algo distinto? Claro, se podría desmercantilizar la educación que supone poner todas las fichas del presupuesto público en la escuela pública, en mejorarla. Lo estoy diciendo en un momento de gran conflicto por el no inicio de las clases, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, pero es que está instalado en el país por los bajos salarios docentes, un país que viene subsidiando y financiando a la escuela privada que en los últimos años ha venido creciendo consolidando un patrón de educación como mercancía y no como derecho. Imaginate en el plano de la energía donde hay que hablar del gas de garrafa, el que utilizan los pobres y es el más caro.

Pensar en una concepción de derecho a la energía supone que Argentina debería modificar sustancialmente su política energética y reestructurar sus recursos públicos y fiscales. Es un tema que primero hay que instalarlo en la sociedad para que lo transforme en presión.

Se está intentando transferir el costo del ajuste a la mayoría de la población que son los trabajadores

MH: Te referís al conflicto docente y he observado que en relación a la discusión paritaria la idea que intentó instalar el gobierno de aumentos salariales por debajo del 25% se ha quebrado. El caso docente es muy claro, con porcentajes que superan el 30% en la ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, incluso en la provincia de Buenos Aires. También han adoptado una posición muy firme los metalúrgicos, su secretario general, Caló, planteó que no había paritaria por debajo del 30% de aumento. ¿Qué consecuencias puede tener esta situación? Mucho se ha hablado de que un aumento de estas características en los salarios podría ahondar la crisis económica.

JG: El tema es quién va a pagar la crisis. El gobierno ha cambiado su agenda de prioridades asumiendo la demanda de las clases dominantes que venían pidiendo un enfriamiento de la economía argentina y es lo que está ocurriendo. Hay un proceso que avanza a la desaceleración o recesión de la economía. ¿Quién va a pagar todo esto? Los trabajadores, porque aunque se haya roto el techo del 25% y se discuta entorno al 30% la pregunta sería ¿cuánto fue la inflación anualizada de acuerdo al índice del mes pasado? En torno del 30% y todavía el gobierno no ha explicado la mentira del Indec. Ha salido directamente de menos del 1% de inflación en diciembre al 3,7% en enero sin ninguna explicación.

MH: Vos decís ¿quién paga el ajuste? El otro día leía las ganancias de las empresas, por ejemplo los bancos, pero me sorprendió el caso de Edenor. ¿Cómo puede ser que esta empresa declare en la justicia que no reciben subsidios, que trabajan a pérdida pero igual realizan las inversiones para garantizar el servicio que hemos visto en el verano en qué consiste y después leo que tuvo ganancias millonarias? Junto con los bancos fue una de las empresas que más ganancias ha tenido.

JG: Quizás sea muy sencillo decir es el capitalismo. Al principio decíamos hacen falta inversiones. ¿Por qué alguien invierte? Para ganar dinero. Cuando no hay ganancia las empresas se retiran. Cuando estudiás qué empresas se re-estatizaron en Argentina se trata de las que empezaban a dejar de ganar, la misma Repsol estaba previendo hacerlo. No es un secreto, a pesar que YPF seguía dando ganancias y habían descubierto Vaca Muerta y eso habilitaba una expectativa y antes de que sea importante en la valuación de la empresa, porque la propia tasación de Repsol indicó que la incidencia de Vaca Muerta era menor en su valorización, se produce la expropiación. Se la expropia antes. Lo mismo ha pasado con la empresa de aguas, con los ferrocarriles, todas las re-estatizaciones en general tienen que ver con la relativa voluntad de retirarse de las empresas.

La lógica es el tema de la ganancia.

Te venía diciendo que si la inflación fue del 30% en el 2013, el interrogante va a ser de cuánto será para el 2014. La proyección de enero-febrero da por encima del 40%. El gobierno dice que están haciendo esfuerzos para que no sea así en marzo y más adelante y no será del 40%. Imaginemos que sea exitoso en política anti-inflacionaria, en el mejor de los casos, va a ser de otro 30%, por lo tanto, el ajuste salarial no es solo sobre lo perdido en 2013 sino sobre lo que va a perder en el 2014.

Fijate que las organizaciones de los jubilados vienen planteando un ajuste porque el que se proyecta en marzo para los próximos 6 meses es del 11%. Con un ajuste en los alimentos en enero-febrero superior al 10%, la actualización de las jubilaciones ya se comió con lo que se movieron los precios en esos dos meses.

Es evidente que se está intentando transferir el costo a la mayoría de la población que son los trabajadores, que van a bancar esta situación o a generar procesos de resistencia y lucha como están expresando los docentes y qué capacidad tendrán para que la sociedad los acompañe.

Hay un accionar muy fuerte de parte del poder político y mediático para responsabilizar a los docentes de la falta de clases.

MH: Hoy lo estaba escuchando al periodista Nelson Castro apuntando sus baterías en ese sentido diciendo que los niños habían perdido once días de clase, que la educación en Argentina fue históricamente para igualar, que así fue como se desarrolló una poderosa clase media en los 50/60, etc.

JG: Sobre la base de la escuela pública, pero lo que ha crecido en los últimos años fue la privada.

MH: Para ir cerrando, me acuerdo de una vieja frase que decía “el que apuesta al dólar, pierde” ¿Podríamos decir lo mismo en este momento de quietud del mercado cambiario?

JG: No, el dólar es un precio más de la economía, pero no es uno cualquiera.

MH: Lo decía porque está debajo de los $ 8.

JG: Pero muy cerquita y últimamente viene subiendo y sectores del poder económico vienen diciendo que este nivel de inflación se come la devaluación de enero y ya empezó la presión nuevamente para que se piense en términos devaluatorios.

MH: Quisiera recordarte algunas cifras. Producción de soja: + 1.5 millones de toneladas. Brasil: – 3 millones. Precio x tn = U$S 535. Faltan los dólares que van a ingresar producto de esta cosecha.

JG: Supuestamente van a contener la cotización, pero te falta contar todo lo que hay que pagar de deuda. Los dólares que hacen falta para cubrir el balance exterior de Argentina, para cubrir el déficit en materia de autopartes, en turismo. Hay mucha necesidad de dólares de la Argentina. La crisis energética también demanda muchos dólares. No alcanzan todos los dólares que vengan por la soja o por las exportaciones de minerales, por eso se están buscando préstamos e inversiones externas. Si esta situación no se equilibra habrá nuevas presiones por la devaluación.