Rusia recibió una alerta temprana en relación con una oscura conspiración que se tramaba por la CIA contra China y contra su propio país, relacionada con el vuelo MH370. Al evaluar tal amenaza, Putin ordenó a la Dirección de Inteligencia del Cuerpo de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas (GRU), al FSB y a las Fuerzas de Defensa Aeroespacial (VKO) mantener un estrecho monitoreo a dicho avión y buscar antecedentes relacionados con el mismo. Como resultado de las investigaciones, la inteligencia rusa verificó que EE UU se involucró en el secuestro del Boeing 777-200, desviándolo a una base secreta ubicada en un atolón en Diego Garcia.

Las fuentes rusas determinaron que el vuelo HM370 de Malaysia Airlines, identificado también como el vuelo 748 China Southern Airlines, se escapó subrepticiamente del monitoreo que le realizaban desde su despegue. Los rusos tenían conocimiento que este avión constituía una seria amenaza para su país y para China por cuando era portador de una carga con posible material radioactivo o armas biológicas.

Según las investigaciones preliminares del GRU y la FSB, la sospechosa carga montada en el HM370 fue trasladada vía EE UU- República de Seychelles, en un barco de bandera estadounidense nombrado MV Maersk Alabama. Desde allí fue enviada a Malasia en apenas unas horas, bajo la protección de dos agentes de inteligencia de la US Navy, Marcos Daniel Kennedy, de 43 años, y Jeffrey Keith Reynolds, de 44 años, quienes fueron asesinados sospechosamente. Los mismos, se pudo determinar, eran especialistas en traslados de arsenales bioquímicos y nucleares, encontrándose empleados en una tapadera conocida como grupo Trident, fundada por el Pentágono y ubicada en Virginia Beach, Virginia, para servir de cobertura para las Operaciones Especiales ejecutadas por los SEAL ‘s y otras operaciones ultra secretas realizadas por grupos especiales de tierra, entre las que se encuentran el traslado de materiales atómicos y biológicos por todo el mundo, así como operaciones negras, particularmente las relacionadas con el empleo de banderas falsas.

Cuando el GRU se percató de que la carga había sido depositada en el vuelo HM370 con destino a China, avisó de inmediato al Ministerio de Seguridad del Estado (MSS) de la posible y peligrosa amenaza. China, por su parte, activó todos sus sistemas de defensa y movilizó a su agentura para recabar información en tiempo real. La medida principal adoptada por el MSS fue desviar dicho avión a otro destino, es decir, cambiar Beijing por un aeropuerto ubicado en Haikou Meilan International Airport (HAK), en la isla de Hainan.

Todo estaba entonces preparado por China para recibir el peligroso vuelo, pero parece que una filtración puso en alerta a los EE UU, quienes determinaron el desvío del Boeing 777 – que por entonces se acercaba al Mar de China Meridional, cerca de las Islas Spratly-, hacia Diego García, distante a unos 3.447 kilómetros.

¿Cómo lograron pasar inadvertidos en su maniobra de secuestro?

Primero que todo lograron inutilizar temporalmente la actividad de China Mobile y particularmente los centros ubicados en las Islas Spratly. Luego pasarían a emplear los más sofisticados medios tecnológicos a su disposición para hacer “desaparecer” el avión. Para lograr este escamoteo del avión ante la vigilancia de los radares y satélites chinos, rusos y de otras naciones, emplearon el equipamiento de que disponía el Boeing 777-200ER, es decir, manipularon Fly-by-Wire (FBW), logrando mediante una interfaz electrónica convertirlo en un enorme drone. Igualmente, hicieron que el avión volara a una altura tan baja que les permitiría burlar los radares. Esencial era hackear también sus sistemas de comunicación y el trasponedor, lo que se hizo por uno de los viajeros no identificado hasta el momento.

Lo otro era relativamente fácil por cuanto los satélites norteamericanos escudriñan al detalle esta zona y disponen de información sobre el escape manipulado del avión hacia el atolón de Diego García, el que es un atolón de coral en forma de huella-tropical, considerado territorio del reino Unido y usado por EE UU en forma de arrendamiento. Es considerada una de las más secretas de las casi mil bases usadas por el Pentágono y la CIA. Ha sido empleada reiteradamente como punto de espionaje en el Índico y como cárcel para aquellas personas que el gobierno norteamericano quiere “desparecer”. Fue una plataforma para desarrollar sus guerras contra Irak, Afganistán, Libia, Siria e Irán.

No se puede negar que la trama de espionaje, propia de las más insólitas películas de James Bond, ha dejado a los propios servicios de inteligencia con múltiples incógnitas. La certeza de que la carga era una amenaza contra China no da lugar a las dudas. El material biológico, trasladado en complicidad con varias naciones, estaba dirigido a atentar contra el país asiático, Corea del Norte o Vietnam.

Fuentes anónimas rusas ofrecieron al diario Komsomólskaya Pravda algunas hipótesis que se estaban manejando por el GRU y el FSB, así como el MSS. Una de ella se refiere a la composición de personas que viajaban en el avión. Sin certeza y especulativamente, el diario ruso sugiere lo siguiente: “Queda la sensación de que solo individuos sospechosos iban a bordo: el piloto era partidario de la oposición malasia; dos iraníes con pasaportes robados; demasiados pasajeros chinos con apellidos iguales; un pasajero australiano que antes de volar dejó a su esposa su anillo de boda y su reloj, y le pidió que lo entregase al primero de sus hijos que se casara, como si supiera que no iba a regresar.”

Lo cierto es que dentro de los viajeros había cerca de una veintena de empleados de la empresa estadounidense Freescale Semiconductor, radicada en Austin, Texas, y perteneciente a la multinacional Blackstone, propiedad del famoso multimillonario Jacob Rothschild, la que se dedica al empeño de elaborar un avión invisible para los medios actuales de detección, lo que le da una notable importancia militar. Según algunas fuentes, dentro de este grupo iban cuatro espías chinos que transportaban sensibles secretos que afectarían a EE UU y que debían ser eliminados antes de entregar sus secretos.

Es evidente que esta amplia conspiración ha estado encaminada a esconder la verdad, manipular a la opinión pública mundial, con el apoyo de los grandes medios de comunicación, quienes utilizan todo tipo de expertos, elaboran conjeturas y llenan de interrogantes hasta a los mismos servicios de inteligencia de todo el planeta.

Descartada una decena de hipótesis relacionadas con posibles suicidios, actos de terrorismo, alienígenas, complicidad de los pilotos, desvió hacia otros países como Afganistán y Pakistán, parece que la incógnita nunca será develada al público. Mucho hay en juego.

Por un lado queda la suspicacia de que esta operación se le fue de las manos al gobierno norteamericano y la misma pudo haberse filtrado al Mossad, al FSB y a otros servicios de inteligencia. No caben dudas de que la suerte de los 239 pasajeros es y será incierta, así como las indemnizaciones irrisorias en poco compensarán a los familiares de las víctimas.

El gobierno malasio, presionado por Estados Unidos guarda celosamente cualquier información relacionada con el caso y demuestra un desmedido interés por cerrar el penoso evento. Muchas habrán sido las presiones y promesas ejercidas sobre el mismo. Los casi 26 países implicados en la búsqueda estiman que los gastos de la mismas ascenderán a casi 400 millones de dólares, mientras aún siguen buscando restos del avión que indiquen su paradero.

Rusia y China, aunque tuvieron la información precisa en tiempo real, vieron frustrados sus propósitos de frustrar esta trama de la CIA y el Pentágono, capturando la peligrosa carga que venía en el Boeing 777-200. No obstante, sacaron una victoria importante al impedir que el vuelo llegara a su destino previamente concebido.

La pregunta que nos hacemos todos es si el presidente Obama tenía conocimiento de esta operación negra realizada por los servicios de inteligencia de su país, la cual arrojó 239 posibles víctimas. Sería una prueba más de que portador inmerecido del Premio Nobel de la Paz.

Algún día, espero que no muy lejano, saldrán a la luz las informaciones sobre este triste episodio en el que se mezclan la indolencia, la impunidad y la prepotencia. Por ahora, la gran perdedora es la Humanidad.

 

 

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