El opresor no sería tan fuerte si no tuviese

cómplices entre los propios oprimidos.

Simone de Beauvoir

 

 

Apoyados por los gobiernos de los Estados Unidos y de Colombia se levanta de nuevo la élite opositora a izar la bandera de la violencia, de la amenaza, de la muerte y atropellos  a los derechos consagrados constitucionalmente. Un grupo de fascistas, jóvenes universitarios y colombianos pagados y entrenados por el USAID y animados desde hace tiempo a destruir e incendiar el país vienen demostrando su intención para obligar internacionalmente la intervención, tan deseada por la administración de Bush y de Obama y así resolver las ambiciones y sed de petróleo de las élites republicanas y demócratas. Se suma a estos las clases económicas y sociales que siempre han visto con buenos ojos la amistad y connivencia con el capitalismo y que esperan posteriormente recibir prebendas y cargos por su apoyo al caos y al odio a que estos han sometido al pueblo venezolano. Pueblo de Bolívar que sí respeta los derechos humanos, que queremos a nuestra patria, que cuidamos que nuestra riqueza petrolera siga en manos del Estado y el Estado en manos del pueblo.

Por lo que se observa la élite opositora vuelve a tomar el camino errado. La presión de los intereses norteamericanos es muy elevada. Y ellos que ambicionan tomar el poder a como dé lugar, como si se tratará de un juguetito mas, se unen dos intenciones para estar ambos desesperados y entregarse a decisiones que sabemos el final: salen perdiendo porque el bravo pueblo venezolano vuelve a enseñarle de modo estoico la lección: No queremos violencia y menos violentos, ni dentro ni fuera.  Cuando aprendan eso y que como pueblo amamos la patria, exigimos respeto y cuidamos sus recursos bioenergéticos, ese día ya no habrá necesidad de recordarles la lección a la oposición perversa y pervertida, es decir, que toma caminos oscuros y deshumanizantes.

Ahora bien ¿qué hacer frente a este nuevo contra-ataque de la élite opositora capaz de asesinar a sus propios seguidores? En primer lugar, información a tiempo y destiempo, hacer uso de las cadenas televisivas para dar anuncios rápidos y contundentes. Segundo lugar, no meter a la oposición dentro de un solo saco, una cosa es la élite opositora y otra el pueblo que le sigue. Es necesario enviar mensajes concretos para unos y para otros y desligarlos de ser posible. Tercero, en esos mensajes se debe enfatizar la venezolanidad, los intereses del país y de los ciudadanos venezolanos, promover la confianza y el encuentro desde lo que nos une y somos. Cuarto, insistir en la capacidad y virtud de los venezolanos, la solidaridad y unión frente a quienes quieren apropiarse de nuestros recursos y de quienes nos quieren desunidos, la élite ultra derecha y fascista que sueña gobernar para ellos mismos y los intereses norteamericanos y sus trasnacionales. Y quinto, que el Estado y sus instituciones no dejen de hacer su trabajo productivo en servicio a los venezolanos. Si es necesario traer del exterior los bienes y alimentos que nos esconden, como la leche, el azúcar, la harina de trigo, el maíz y el papel higiénico. Hay que hacerlo y quitarle esos negocios a los empresarios que nos vienen jodiendo la paciencia para exasperarnos y hacer que el pueblo se desgaste y se doblegue a los intereses de los que están invisibles en todo esto: Estados Unidos y las élites internas.

Se trata de aprovechar esta situación creada por la oposición para profundizar en conocimiento colectivo y que de una vez por todas entendamos que tenemos que crear una conciencia de nuestros intereses y que existe una parte del pueblo que prefiere favorecer los intereses foráneos, pues en ellos asiste la visión del oprimido que busca parecerse a su opresor, y lo admira y trata de emularlo y se une a sus pretensiones.

Hago un llamado a Delcy Eloina Rodríguez Gómez, Ministra del Poder Popular para la Comunicación e Información que se aboque a producir y llevar a cabo estas estrategias y enfocadas al venezolano a favor del proceso o no (y extranjero que se encuentra en nuestro país) a producir mensajes  de modo sistemático a esta intención nacional.  Es, en este sentido que el Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (SIBCI) debe ser el espacio para esta tarea revolucionaria. Pues otra es, y creo que se está haciendo, la deconstrucción permanente de la información falsa y tergiversada que sale por los medios privados y agencias de noticias internacionales favorables a los intereses de los Estados Unidos. No se debe dejar de hacer. Pero resulta estratégico la que se hace a nuestros conciudadanos, quienes somos los que vivimos en este suelo libertario y humanista.