Juan Torres Méndez
La caída «barranca abajo» del espacio político liderado por Cristina Fernández es producto de la debilidad ideológica que llevo por ejemplo a a nombrar como vicepresidentes a tres connotados NO peronistas como Scioli, Cobos y Boudou: tres errores históricos consecutivos del peronismo kirchnerista.
La debilidad de origen junto a las alianzas de gobierno y la selección de funcionarios sin peso específico propio y con poca formación político-técnica que finaliza en la creación de una gran agencia de colocación de jóvenes parientes y amigos sin conciencia y conocimiento son el corolario de una debacle por deficiencias propias de un ideario intoxicado por debilidades burguesas que desviaron el camino de lo que pudo ser un gobierno peronista a a altura de la historiay de su pueblo.
Sin Néstor y con colaboradores venales e ineficaces, difícilmente pudiera Cristina rodeada de esta casta perversa de funcionarios, resolver los múltiples frentes abiertos por los poderes reales que desean anticipar el recambio presidencial para el 2014.
Como si hubiera una estrategia de extrema precaución ante posibles acusaciones sobre la presidenta, ella ha decidido correrse de las batallas más duras y emplear la técnica del escrache mediático contra los empresarios que le están aguando el fin de su mandato, antes que poner a pensar y trabajar a sus inexpertos colaboradores que no han dado el nivel requerido para enfrentar a los poderes reales volteadores de gobiernos desde comienzos del siglo XX.
Como si ya no quisiera más enfrentar como antes a los vendepatria, decidió optar por salir hacia la derecha con meidas económicas similares a las neoliberales, aunque camufladas como prograsistas, devaluando un 60 % en el último año, y permitiendo el aumento de bienes y servicios esenciales para la vida humana mucho más allá de lo que cualquier gobierno defensor de los trabajadores hubiera permitido.
Jugar con las reglas del captalismo salvaje adoptando su propia receta neoliberal de devaluación y ajuste de tarifas y combustibles, sin instrumentos legales para combatir la suba de precios dilapidaron el ya poco capital político y desconectaron aún más al gobierno, del pueblo trabajador y los jubilados.
Así, después de 10 años de gobierno se prepara la retirada y el pacto de la sucesión, para intentar mantener un 20% residual de adeptos y aliados que piensan como sobrevivir los próximos 4 años a partir del 10 de diciembre de 2015, en que Cristina le entregará la banda presidencial a Scioli o Massa.