Laura García Vázquez
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, Celac es un organismo intergubernamental de ámbito regional, que en sus principios constitutivos enuncia que promueve la integración y desarrollo de los países latinoamericanos. Treinta y tres son sus países miembros. Su constitución es un paso importante en nuestra historia como pueblos latinoamericanos ya que a diferencia de la OEA no la integran Estados Unidos y Canadá, países responsables de la enorme desigualdad continental en términos económicos, países que imponen sus condiciones a las economías más débiles, países responsables del injusto orden mundial.
La Celac fue creada el 23 de febrero de 2010 en sesión de la Cumbre de la unidad de América Latina y el Caribe, en la ciudad de Playa del Carmen, Quintana Roo, México. La I Cumbre de la Celac, con el objetivo de su constitución definitiva y de integración frente a la crisis económica, tuvo lugar en Caracas, Venezuela, los días 2 y 3 de diciembre de 2011. La II Cumbre de la Celac se celebró en Chile en enero de 2013. Recientemente se ha realizado la III Cumbre de la Celac en La Habana, Cuba, los días 28 y 29 de enero de 2014.
Frente al orden económico mundial hay dos opciones: aceptarlo o luchar por otro más justo y democrático. Lograr que la Integración de América Latina sea «autónoma» sería un paso enorme hacia ese otro orden al que aspiramos. Nuestra propia historia nos conduce a ser protagonistas en ese camino tan necesario para el bienestar de todos los habitantes de este enorme territorio y también del mundo todo.
Claro que esta lucha debe ser pareja para todos, el rol que han tenido el comandante Chávez y el pueblo venezolano no ha sido acompañado por los procesos políticos desarrollados en la región. La ausencia física de este líder latinoamericano nos obliga a hacernos cargo de todo lo que él tenía por hacer. Y los argentinos, especialmente los que apoyan nuestro gobierno, de responder ante la necesidad de que Argentina haga efectiva la solidaridad discursiva con los países del ALBA, mucho más allá de los negocios.
Los desafíos del siglo XXI no son los mismos del siglo pasado, y eso constituye una oportunidad y a la vez una exigencia. Por eso es tan peligroso no valorar la existencia de este organismo como sobreestimarlo desde la demagogia propagandística y no ser conscientes y críticos de sus limitaciones a fin de superarlas. Qué sentido tiene la integración para nuestros países si la misma beneficiara (por ejemplo) a la Unión Europea o a China en el futuro cercano? No está claro que esta Integración debe colaborar a la autonomía y emancipación de nuestros países? Y en qué consiste esto? simplemente en ser países soberanos en todo orden: económico, social, político y, fundamentalmente, cultural.. La Integración puede ayudar a eso? por supuesto, pero hay que superar los obstáculos que se presentan en el camino liberador que nos permitirá avizorar un futuro promisorio y digno para las próximas generaciones.
Dos problemas: las declaraciones pueden ser muy lindas pero la mayoría de las veces no pasan de eso, de buenas intenciones que quedan escritas en los documentos sin que esas palabras se trasladen a la cotidianidad de la vida de las personas de los países involucrados. Pero en esta ocasión me atrevo a decir que aunque esta declaración fuera llevada adelante, numerosos puntos son tan ambiguos e indefinidos que resultan insuficientes a la hora de nuestras necesidades concretas. Es evidentemente que las diferencias políticas e ideológicas dan como resultado un «modelo» que se adecua al orden económico mundial más que tratar de reemplazarlo, que considera al «desarrollo» en términos economicistas que se alejan de las necesidades humanas y, lo peor, no declaran nuestra condición común de países dependientes que deben desprenderse de las formas de dominación, no ya las coloniales. sino las neocoloniales a través de las economías extranjerizadas y el extractivismo de las transnacionales, que no sólo se lleva enormes ganancias sino que atenta contra el derecho a un ambiente sano de las futuras generaciones, ejemplo de esto es el siguiente punto sobre el agua potable: «31. Reafirmamos la Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas A/RES/64/292, de 28 de julio de 2010, en la que la Asamblea General reconoce el derecho al agua potable y el saneamiento como un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos.» me pregunto qué significa en concreto «reconocer» este derecho humano cuando son innumerables las prácticas extractivas en todo nuestro territorio que derrochan este bien común o lo contaminan o lo ponen en riesgo de contaminación en nombre del «progreso Económico» o del «desarrollo» mal llamado sustentable.
Necesidades, condiciones favorables, dependencia, educación y cultura
Párrafos de las palabras de apertura de la Celac a cargo de Raúl Castro:
«Los pueblos de América Latina y el Caribe demandan y requieren una mejor distribución de las riquezas y los ingresos, el acceso universal y gratuito a una educación de calidad, el pleno empleo, mejores salarios, la erradicación del analfabetismo, el establecimiento de una verdadera seguridad alimentaria, sistemas de salud para la totalidad de la población, derecho a una vivienda digna, al agua potable y al saneamiento.»
«Todos son objetivos alcanzables, cuya consecución medirá el progreso de nuestra región.»
«Tenemos todas las condiciones para revertir la situación actual. Con algo más del 15% de la superficie terrestre y el 8.5% de la población global, la región cuenta con un porcentaje apreciable de las reservas minerales no renovables más importantes, con un tercio de las reservas de agua dulce, un 12% del área cultivable, el mayor potencial mundial en la producción de alimentos y el 21% de los bosques naturales.»
«Y, precisamente, esa riqueza debe convertirse en el motor para la eliminación de las desigualdades. Nuestro imperativo y desafío es ser capaces de transformar ese capital natural en capital humano, infraestructura económica y diversificación de la base productiva y exportadora, de tal forma que contribuya de manera decisiva a un verdadero proceso de desarrollo.»
«Para ello debemos ejercer plenamente la soberanía sobre nuestros recursos naturales y plantearnos políticas adecuadas en las relaciones con la inversión extranjera y con las empresas transnacionales que operan en los países que componen la CELAC.»
«Son innegables los beneficios de la inversión extranjera directa para las economías de la región y de las inyecciones de capital de las empresas transnacionales que operan en ella, pero olvidamos que el crecimiento desmedido de las utilidades que obtienen, 5,5 veces en los últimos 9 años, afecta su impacto positivo sobre la balanza de pagos de nuestros países.»
Compartimos las necesidades, los objetivos y también el reconocimiento de las condiciones favorables naturales que poseemos, es aquí donde tanto el papel de la Integración como el de la Emancipación cumplen un rol clave ya que podríamos integrarnos para la dependencia y facilitar el trabajo de las transnacionales. Cuando Raúl Castro habla de la inversión extranjera está reconociendo que nuestras economías no funcionan sin la misma a la vez que reconoce también las ganancias exorbitantes que obtienen, esto no puede llevarse a cabo sin estar basado sobre la desigualdad. Tampoco podría llevarse a cabo si tuviéramos la plena soberanía sobre nuestros recursos naturales, en realidad, los bienes comunes.
Queremos resaltar el papel esencial de la educación y la cultura, ya que también ambas son herramientas de dominación pero pueden ser en el futuro herramientas para la emancipación. Nuestra educación y nuestra cultura será verdaderamente nuestra cuando contribuyan a nuestros más altos ideales y se constituyan como derechos humanos.
«Nada de lo que nos proponemos hacer será posible sin pueblos educados y cultos.»
Otro modelo de desarrollo soberano
América latina tiene la oportunidad histórica de proponer y llevar adelante otro modelo de desarrollo, basado en el buen vivir, en el cumplimiento de los derechos humanos (que no se garantizan dentro del consumismo y la desigualdad). La conciencia de la responsabilidad frente a las próximas generaciones, el problema del cambio climático, el fin de la era de los hidrocarburos, nos obligan a reflexionar seriamente sobre la dirección del desarrollo deseable. Aquí está el desafío y la oportunidad: seremos capaces de sembrar para esta otra sociedad?
Colonialismo cultural
Numerosos obstáculos impiden comprender con claridad que los primeros beneficiados con la integración latinoamericana somos todos los latinoamericanos. Nuestra educación y cultura bajo la dependencia nos hace creer que todo lo de los países mal llamados «desarrollados» o del «primer mundo» es mejor y que seguimos necesitando de ellos. Estas creencias colaboran con las políticas de turno que benefician en su mayoría intereses extranjeros, al propio país y
a esta comunidad de países que constituye la CELAC. Este integración debe ser un interés por encima de nuestras diferencias internas por eso llama la atención, acá en la Argentina que se mezcle una política de integración con las características de nuestro gobierno. Tanto el gobierno como la oposición son responsables de esto. El gobierno dando una idea superficial, y discursiva sobre el tema y usándolo para afirmar un matiz de izquierda que no puede sostener con sus diez años de modelo y la oposición, en el mismo debate, negando o siendo despectivo con este importante proceso de integración. El primero trabaja en la integración solamente de forma y el segundo ni siquiera eso. Esto es lamentable y es lo que el pueblo argentino puede y tiene que revertir. Por eso vuelvo a repetir, desde Argentina:
«La creciente extranjerización de la economía da por tierra cualquier proyecto emancipador, aunque se apele a las causas emancipatorias del pasado, esto no se traduce a lo vivido en esta época, la simbología de los queridos símbolos patrios debería estar acompañada por una soberanía plena y real sobre los bienes naturales y la posibilidad de desarrollar industrias nacionales compatibles con el medio ambiente y el desarrollo humano así como colaborar firmemente para profundizar una América Latina integrada, emancipada y autónoma
como creían nuestros mejores antepasados, esos hombres imprescindibles, honestos, patriotas, humanistas y profundamente rebeldes ante las injusticias.»
DOCUMENTOS CITADOS
Palabras de apertura CELAC por Raúl Castro
Declaración de la Habana CELAC
http://www.aporrea.org/
Proyecto Sur provincia de Buenos Aires
Corriente Nacional Emancipación Sur
lauragarciavazquez.bahia@
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