La recientemente finalizada cumbre presidencial, de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, que se efectuó en la ciudad de La Habana capital de la República de Cuba, logro el mayor de los éxitos previstos y esperados, por cuanto asistieron a la convocatoria formulada por el revolucionario Gobierno Cubano, 32 jefes de estado y / o gobierno de los 33 países que conforman esta instancia regional, ya que solo estuvo ausente el presidente de panamá por razones de salud (según información del equipo organizador), hecho que constituye un extraordinario triunfo de la estudiosa diplomacia Martiana; por haber roto 55 ignominiosos años de aislamiento continental de la revolución cubana, por parte del poderoso Imperialismo Norteamericano, y del gobierno del primer cesar de origen africano Barack Obama.

No obstante que a millones de compatriotas de la Patria Grande, nos embarga con una gran satisfacción, este estratégico e importante triunfo político y diplomático, del socialista – marxista y leninista – gobierno cubano que encabeza el presidente Raúl Castro, y del especial apoyo que dieron para la realización de esta cumbre, los gobiernos progresistas y solidarios de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Uruguay, Argentina y Brasil, es fundamentalmente necesario hacer una aproximación a un análisis, a la atinada y oportunamente anunciada «Declaración de La Habana», que propone considerar a toda la región latinoamericana y caribeña como una zona de paz, ratificando también en dicho manifiesto nuestro firme e indeclinable rechazo, al uso de armas nucleares en nuestros territorios.

Porque mas de allá de la indudable y bien intencionada propuesta, de todos los gobiernos que asistieron a la reunión de la CELAC en Cuba, de desterrar los conflictos bélicos en toda la inmensidad geográfica de la Patria Grande de Bolívar, Miranda, San Martín y José Martí, y de procurar la solución a nuestras diferencias políticas, ideológicas y territoriales, en el marco del dialogo cordial y de negociaciones armónicas entre los gobiernos que estén involucrados en alguna disputa, hay un hecho real y concreto que nos hace dudar de la puesta en practica de esa legitima aspiración, por parte de algunos de los gobiernos de américa latina y del caribe, y es que la mayoría de los países asistentes y firmantes de ese documento, albergan en sus territorios la significativa cantidad de 76 bases militares gringas – utilizo la expresión gringa como una etiqueta, para denominar a las fuerzas que pertenecen a la siniestra y genocida OTAN – ; que fueron instaladas en esos países con el pleno consentimiento de gobiernos, que en mi opinión están totalmente subordinados, a las directrices políticas del gobierno imperial asentado en Washington.

Para tal efecto presento en este articulo, una información que la he tomado – sin el permiso respectivo- , de la excelente obra: Territorios Vigilados de la escritora y periodista Telma Luzzani, quien indica en su libro (editorial Debate) la existencia para el año 2012, de 72 bases militares gringas, cifra que durante el año 2013, se ha incrementado a un numero de 76 bases militares, aéreas y navales. Conozcamos en que países y colonias de Latinoamérica y del Caribe, y en que cantidad están presentes esas bases militares en sus respectivos territorios, a continuación:

Colombia: 9 bases. Apiay, Malambo, Palanquero, Tolemaida, Larandia, Bahía Málaga, Cartagena, Tres esquinas y Puerto de Turbo.

Panamá: 12 bases. Quebrada de Piedra, Isla de Coiba, Mensabe, Isla de Chapera, Punta Coco, Isla Galera, Bahía o Puerto Piña, Rambala, Fort Sherman, El Porvenir, Puerto Obaldia y San Vicente.

Puerto Rico: 12 bases. Lajas, Aguada, Borinquen, Isabela, Sabana Seca, Fuerte Buchanan, El Yunque, Naguabo, Roosevelt Roads, Isla Piñero, Vieques y Salinas. Creo que hay que luchar por su independencia primero, antes que llevarla a la Celac con esta cantidad de bases.

Perú: 10 bases. Iquitos, Pucallpa, Mazamari, Palmapampa, Ancon, Puerto de El Callao, Santa Clotilde, Teniente Clavero, El Estrecho y el Centro de Operaciones de Emergencia Regional, en Piura, en la frontera con la República de Ecuador.

Honduras: 6 bases. Soto Cano, Puerto Lempira, Guanaja, Mocoron, El Aguacate y Puerto Castilla.

México: 3 bases. Chicomuselo, Jiquipilas, y Las Encinas.

Paraguay: 2 bases. Mariscal Estigarribia y Pedro Juan Caballero.

Bahamas: 2 bases. Mayaguana e Isla Andros.

Costa Rica: 2 bases. Liberia y Caldera.

República Dominicana: 2 bases. Isla Saona e Islas Turcos y Caicos.

Martinica (Territorio de ultramar de Francia): 2 bases. Fort Saint Louis y Pointe des Sables.

Con una base: Chile, Fuerte Aguayo; Guyana, Esequibo; Surinam; Guayana Francesa, Kourou; Antigua y Bermuda; Aruba, Reina Beatrix; Belice, Calabash Caye; Curazao, Hato Rey; El Salvador, Comalapa; Granada; Guadalupe; Jamaica;

Argentina, Malvinas; Cuba, Guantánamo; En ambos casos, estas bases se encuentran en territorios usurpados por Inglaterra y Estados Unidos respectivamente, desde el siglo XIX.

¿Si nos preguntamos, para que son esas bases militares gringas? la respuesta es sumamente obvia, para liquidar a Evo Morales y al respaldado gobierno indígena de Bolivia, para eliminar a Daniel Ortega y al gobierno sandinista en Nicaragua, para sacrificar a Rafael Correa y paralizar el exitoso gobierno del socialismo del buen vivir en Ecuador, para aniquilar a Nicolás Maduro y evitar la expansión de la propuesta patriótica y bolivariana de Venezuela. Para descontinuar al proyecto de Petro Caribe, y restaurar la dominación de las corporaciones petroleras en América Latina y El Caribe. Para eliminar al ALBA y sus propósitos de comercio solidario entre los pueblos, y no entre las empresas multinacionales que expolian nuestras riquezas. Para asesinar en la cuna a la CELAC, y volver a llevarnos sumisamente al redil de la OEA.

Estos datos, que nos revelan la avasalladora presencia de bases militares gringas, en un numero importante de países que conforman la CELAC, lo que fría y crudamente nos indica es que muchos de esos países – gobernados por sus burguesías locales – , que firmaron la Declaración de La Habana proclamando a Latinoamérica y El Caribe como territorio de paz, en la realidad han procedido con la mayor hipocresía política y con un doble rasero ético; ya que con la mas descarada retórica de sus discursos, se suman a propuestas cargadas de gran respeto por la humanidad, y en la practica son gobiernos serviles, apátridas y tutelados por el Imperialismo Estadounidense, que tienen como objetivo estratégico minar a esta joven organización regional, hija del pensamiento y la acción Bolivariana, para poder garantizar la continuidad en la Patria Grande, del perverso, explotador y depredador Sistema Capitalista.