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Caracas, 23-01-14. – Este jueves se cumplen 56 años del derrocamiento del gobierno personalista y dictatorial del general Marcos Pérez Jiménez, quien gobernó a Venezuela entre 1952 y 1958.
Los antecedentes de este hecho político, promovido por un movimiento cívico-militar, tiene su origen inmediato el 1 de enero de 1958, cuando un grupo de oficiales, liderados por el coronel (Ej) Hugo Trejo, se alza en Maracay con el apoyo de la Fuerza Aérea, pero fracasan en su intento de dar fin con la dictadura, pero despierta en el seno de la sociedad venezolana el anhelo de libertad.
Por su parte, las organizaciones políticas, destacando el Partido Comunista de Venezuela (PCV), convocan una huelga general el día 21 en solidaridad con los oficiales detenidos durante el alzamiento militar, lo cual obliga al general Marco Pérez Jiménez a abandonar el poder el 23 de enero y toma el poder una junta militar presidida por el contralmirante Wolfang Larrazabal e integrada por los coroneles Carlos Luis Araque, Pedro José Quevedo, Roberto Casanova y Abel Romero Villate.
Al amanecer del día 23 del 58, los venezolanos celebran la caída de Pérez Jiménez, a la vez que protestan por la presencia en la Junta de Gobierno de Casanova y Romero Villate, reconocidos miembros del perejimenismo; quienes finalmente fueron obligados a renunciar y reemplazados el día 24 de enero, por dos representantes del gremio empresarial y oligárquico venezolano como son Eugenio Mendoza y Blas Lamberti.
Posteriormente, se amplía el abanico político de la Junta Patriótica con representantes de sectores independientes, ratificándose en su presidencia al periodista Fabricio Ojeda, quien renunciaría más tarde por considerar que los objetivos democráticos señalados habían sido confiscados a favor de los intereses dominantes de la oligarquía venezolana en detrimento de los derechos del pueblo venezolano.
De esta manera, se inicia una etapa de 40 años de la llamada «democracia puntofijista», cuya primera acción fue dirigida a impedir la participación directa del pueblo venezolano en las decisiones cruciales para la nación, favoreciendo a aquellos sectores dominantes y representativos de las fuerzas conservadoras, que lograron establecer un sistema afín a los intereses de las compañías transnacionales de las grandes potencias y en contra de la soberanía popular y la independencia de Venezuela.