Cuando manifestamos duelo por alguien admirado, lo primero que hacemos es darle nuestras condolencias a sus familiares y allegados por tan terrible pérdida. En ningún momento se utiliza esa desgracia para otros fines, menos con carácter fanático como tristemente ha sucedido con las expresiones de algunos artistas, sobre la absurda muerte de la talentosa actriz Mónica Spear. Sólo basta ver la avalancha de comentarios de personajes que tienen alguna aceptación pública, dando vergüenza y demostrando lo incapaces de estar a la altura de un acontecimiento que nos debe llamar a la reflexión a todos. No puede ser que en vez de convocar al consenso de toda la sociedad, ante este doloroso incidente para la lucha contra la delincuencia, no hagan otra cosa, que tratar de crear más zozobra y denigrar al país que les ha dado todo lo que tienen.

En lugar de luchar de forma abnegada y decidida, generando conciencia, utilizando su carisma y su gran poder de convocatoria, lo que hacen es caer en el charco del desprestigio, no ante su público, sino ante ellos mismos como personas y como venezolanos. No es posible que todos sus esfuerzos respondan a inclinaciones políticas. No entienden que sus seguidores y los que no lo son, están esperando otro mensaje diferente a sus frustraciones e ínfulas clasistas. Parecieran no entender que de todos depende la responsabilidad de afrontar con toda decisión el mal social de la delincuencia, que implica erradicar algunas líneas culturales fomentadas por los medios masivos de información y entretenimiento.

Es por ello, que el pueblo venezolano no entiende mensajes, a través de las redes sociales u otros medios que promueven la delincuencia, o por lo menos desaniman la lucha en contra  ella. No mencionaré ningún nombre porque el propósito de este modesto texto no es atacar a nadie en particular, pero si sus mensajes que tal vez no se han dado cuenta que impulsan el círculo vicioso de la descomposición social.

Por ejemplo decir cosas como «esto es una desgracia de país»; » Mónica tuvo el error de hacer turismo en Venezuela»; «no piso más Venezuela»; «Este es un país de delincuentes» y un largo etcétera, son mensajes que no ayudan para nada a buscar la reflexión de la población, el  país y sus instituciones. No es que se esté  pidiendo que se vuelvan chavistas, sino que se sumen desde su trinchera a combatir este flagelo, ya que para su erradicación es imprescindible el compromiso de todos, sobre todo a que fomentemos el amor hacia NUESTRA VENEZUELA y por lo tanto, no permitir que triunfe la delincuencia.

 Fíjense compatriotas artistas venezolanos que han tomado la bochornosa actitud de hablar mal de Venezuela y su pueblo a raíz de lo acontecido a la actriz y a su pareja. En Colombia existe la guerrilla más vieja de toda América. En esa confrontación han caído asesinados artistas, deportistas, diputados, candidatos presidenciales, eso sin contar que hay territorios extensos que no son controlados por el gobierno. Además están los narcotraficantes que someten a poblaciones enteras. Ante esta situación, ningún artista colombiano se le ocurre decir a las personas en el mundo que no vayan a Colombia a hacer turismo. A ningún artista colombiano se le ocurriría decir que Colombia es una desgracia de país. Y voy más allá; los millones de desplazados que han llegado a Venezuela, huyendo de la violencia existente en su país, cuando hablan con un venezolano, se expresan tan bien de Colombia y con tanto cariño, que muchos de nosotros, le hemos lanzado la clásica frase «si tu país es tan bueno ¡Qué carrizo haces aquí!». Esas son cosas para aprender.

Pues parece que muchos de nuestros artistas venezolanos y personalidades públicas, se les olvida que tenemos también un país hermoso, un pueblo luchador (y al que ellos le deben hasta la forma de caminar y que no merecen esas descripciones inmerecidamente denigrantes) y con una historia que es envidia de muchos imperios. Por lo que deben  aprender a amarla con acciones y no sólo en mensajes navideños grabados para una televisora comercial. Esos artistas que ahora se expresan tan mal de Venezuela, deben, junto con el pueblo venezolano luchar, con y por nuestro país, en medio de una dura batalla para cambiar paradigmas sociales que nos han impuesto durante décadas a través de los medios de comunicación y que tienen marcada influencia en los niveles de violencia que actualmente existen.

Lo acontecido con la actriz Mónica Spear es condenable y censurable por donde se vea, pero  sería  ingenuo creer que todos los mensajes de condolencias con ese tono político, no buscan provocar una reacción popular que busque la desestabilización del gobierno. Entonces pues, si de verdad les duele la muerte de la talentosa  actriz Mónica Spear, no se dejen utilizar por codiciosos políticos, que no les importa este terrible hecho, sino más bien pareciera que se alegran de que haya ocurrido, para usar su desgracia como un bajo artificio político.

La reflexión entonces, es que corrijan esa conducta impropia, ya que descienden al nivel de esas personas miserables de alma, que, por poner un sólo ejemplo, inventaron que la ministra Delcy expresó que ‘Mónica debía tener guardaespaldas’. Lo que indica sin ninguna duda, que la tragedia de Mónica, su esposo, no les interesa a esos generadores de matrices que se rasgan las vestiduras, sino para provocar descontento en la población venezolana.