Miguel Sendero
Un día después de las medidas económicas adoptadas por el gobierno argentino en materia de acceso a dólares y administración flotante del valor de las divisas (devaluación) el principal referente de las cademas de supermercados, Alfredo Coto advirtió al gobierno que «La suba del dólar hará oscilar costos del acuerdo».
Según estos integrantes de los carteles legales de supermercados, la devaluación del dólar oficial a 8 pesos debe influir e el aumento de los alimentos, las bebidas y todos los bienes de primera necesidad que expenden sus cadenas comercializadoras de manera oligopólica y que tiene de rehenes a 40 millones de argentinos.
Los mismo que pidieron convalidar los aumentos de precios del mes de diciembre a valores exhorbitantes sin que el dólar hubiera variado de valor, dicen ahora que no pueden respetar los «precios cuidados» de unos 100 productos esenciales para la vida de los argentinos que ganan sueldos mínimos y que ven como sus ingresos se los levan estos depredadores y usureros que roban al pueblo sin el control de le Estado, que ingenuamente o en complicidad, convalida devaluaciones y aumentos de precios, pero no tienen el suficiente coraje de multar a las empresas formadoras o fijadoras de los precios al conumidor final.
El desatino llega a tal punto de darse el lujo de no vender productos por no saber cual es el valor del dólar «paralelo» con el que ellos fijan sus precios en argentina para asegurar los mismos dólares que mensualmente deben enviar a sus casas matrices o depositar en paraíseso fiscales y mantener así una tasa de ganancias como nunca obtendrían en sus propios países, pero que las leyes de los Estados BOBOS, como el argentino, sí les permiten.
Sin embargo, el ministro de conomía de Argentina, en lugar de combatir las verdaderas causas de la devaluación e inflación, aplica pseudo soluciones adquiridas en la universidad cooptada por el pensamiento neoliberal que ha sido naturalizado con todas sus variantes en la cabeza de quienes luego, aparecen como paracaidistas en funciones de gobierno de áreas sensibles, que poco favor le hacen al conjunto del pueblo argentino y que, una y otra vez, inclinan las decisiones en favor de los más poderosos, que dicen combatir.
El relajo alcanza niveles de bizarrismo en el que el propio ministro se queja de sus supuestos verdugos en plena conferencia de prensa por querer hacerle creer a la gente que el dólar vale 13 pesos del mismo modo que le hicieron creer en los 90, que costaba 1 peso.
Lo dificil ahora será, para el ministro de la devaluación, explicarle al pueblo argentino que los precios de los alimentos no son los que figuran en las góndolas de los supermercados y si son los que figuran en los listados de los 100 productos de «precios cuidados» en un capitalismo sojero y minero, extranjerizado y entregado a las transnacionales del saqueo por estos principiantes Hobbits de la economía.