Lo primero que puede verse sobre los anuncios de Obama es que el presidente no tiene la más mínima intención de eliminar la normativa que le permite a dicha agencia hacer lo que hace, esto es, las siniestras «leyes patrióticas» dictadas durante el mandato de George W. Bush luego del ataque a las Torres Gemelas. |
Obama lo dijo con claridad, no se puede tener el 100% de intimidad y el 100% de seguridad. Ello le permite la más brutal intromisión a la intimidad ciudadana de la que se tenga conocimiento en sociedades democráticas del último siglo. En consecuencia, es un planteo cosmético y retórico, nada de fondo. EE UU, luego del 2001, estableció un cambio profundamente estructural en el sistema democrático y en la relación Estado-ciudadanos, hasta el punto de que me atrevo a pensar en una nueva democracia, casi orwelliana, avalada por los grandes medios de comunicación.
Pero por otro lado no debemos olvidar que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, EE UU estableció una fórmula de desarrollo interno y vinculación con el exterior dominada por el estado permanente de guerra. Sin explayarnos sobre el significado económico y político del complejo militar-industrial, en la actualidad se desarrolla una guerra subterránea entre las grandes potencias entre sí, y también contra y entre las grandes corporaciones industriales, y no es otra que la guerra cibernética. El ejército chino contaría con una unidad especializada en ciberataques denominada Unidad 61398, cuya sede estaría en un edificio de doce plantas en Pudong, Shanghai, trabajando por ingresar a las computadoras del gobierno norteamericano y a otros países, desde ya; y también a las de las grandes corporaciones, en particular las del complejo militar-industrial.
El Pentágono, la Fuerza Aérea, la Marina y el Ejército, cada una de ellas ha creado ya un área específica dentro de su organigrama para los ciber-defensores (o atacantes, quién sabe), como una división más. Sostiene Frida Berrigan que el Ejército ha creado su propia ciberavanzada: el Batallón de Guerra Virtual. En 2009 afirmaba que sus tropas efectuaban «operaciones ciberespaciales» contra «una significativa y creciente ciberamenaza», y para «mantener nuestro dominio en el ciberespacio» el ejército continuará ampliando sus capacidades «para defender nuestras redes y estar preparado para librar una guerra en la red». Esa guerra tendrá entre 50 y 70 mil millones de dólares en presupuestos futuros.
Obama dice lo que dice porque no puede decir la verdad. Assange y Snowden lo denuncian, pero resulta claro que la guerra está en marcha y es evidente que EE UU mantendrá su actitud beligerante.