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13 de enero de 2014.- En 1967, Martin Luther King habló en la Universidad de St. Joseph, Filadelfia (EE.UU.). Nadie fuera de aquella sala oyó nunca sus palabras. Ahora, 47 años después, una grabación olvidada de aquel discurso ha visto la luz.
La grabación, fue encontrada por Tom Lingenfelter, coleccionista e investigador de la historia americana, que a su vez la recibió de Glen McCarthy, un periodista que fue enviado a aquel lugar para tomar fotos del acto. Aparte de las fotos, McCarthy grabó también para sí el discurso en una cinta de ‘cassette’ que guardó y que ahora, 47 años después, ha descubierto en una polvorienta caja olvidada. De momento no hay pruebas de que existan otras grabaciones del discurso ni copias escritas del mismo.
Como parte de una entrevista concedida el sábado por Lingenfelter a la radio La Voz de Rusia, el discurso de King ha sido reproducido por primera vez.
«Lo esencial en un hombre no es su especificidad, sino sus cimientos; no es la textura de su pelo o el color de su piel, sino su eterna dignidad y su valor», dice Luther King en el discurso.
«La mente es el estandarte del hombre. Con este nuevo sentido de la dignidad y este nuevo sentido de respeto por uno mismo, ha nacido un nuevo ‘negro’ con una nueva determinación para luchar, sufrir y sacrificarse para ser libre», prosigue.
«Los negros fueron liberados del yugo de la esclavitud física en 1863, pero no se les dio ninguna tierra para hacer que la emancipación fuera real. Y fue como tener a un hombre en la cárcel durante muchos años y de repente descubrir que es inocente del crimen por el que fue condenado años atrás. Y decirle luego: ‘Ahora eres libre’; pero sin darle ningún billete de autobús para llegar a la ciudad, ni dinero para comprar ropa que ponerse ni para empezar una nueva vida. Cada código jurídico se levantaría contra él y esto es precisamente lo que ha pasado con los negros en EE.UU. […] Si me detengo ahora os dejaré víctimas de una ilusión envuelta en superficialidad y puede que nos marchemos todos de aquí como víctimas de un peligroso optimismo. Y por eso, para decir la verdad es necesario continuar y aún tenemos un largo camino por recorrer hasta que el problema de la injusticia racial en nuestro país se resuelva», concluye.
En opinión de Lingenfelter, este discurso de King fue «especial», no solo por sus palabras sino porque suenan aún más «sinceras y contundentes» que nunca. Días después de pronunciarlo, King fue encarcelado durante dos semanas, y pocos meses después lo asesinaron.