Tomas Salas

 

La paradoja de los alimentos en Argentina es trágica simplemente porque con excepciones de algunas frutas tropicales y café, el país es productor de todos los alimentos que necesitan los consumidores argentinos.

Carnes, pescado, harinas,  hortalizas, gramíneas, lacteos, cítricos, frutas en general y todos los derivados alimenticios se producen en tierras sureñas: ¿qué sucede entonces con los «movimientos de precios ascendentes», o sea, la inflación?.

Diez años después y luego de al menos 5 de inflación galopante en alimentos que oscilo en un 40% anual, se implementa un programa denominado «Precios Cuidados» como mecanismo de información de precios de referencia para 100 productos con 189 marcas; luego del anterior programa «Mirar para Cuidar» implementado por el satanizado y eyectado de la secretaría de industria, Guillermo Moreno, que resultara un estrepitoso fracaso.

Allí se demostraron las maniobras de fraude, especulación y engaños que realizaron estos mismos supermercados que no reponían las existencias de los productos, no colocaban los precios en los paquetes, cambiaban de lugar los productos regulados para que no sean encontrados dentro del supermercado por los consumidores o avalaban modificaciones mínimas en los contenidos para escapar a la regulación light y vender a mayores precios.

 

Este programa mostró además la falta de compromiso militante de los funcionarios de La Cámpora y sus militantes de «unidos y organizados» que dejaron a la deriva a millones de compatriotas que, como rebaño consumidor, ingresaba a la casa del lobo depredador del salario y las jubilaciones y pensiones de nuestros abuelos y trabajadores.

Quien visita con frecuencia un supermercado como Wall Mart, Carrefour, Coto, Jumbo, Vea, Día o los supermercados asiáticos, sabe que los precios especulativos en estos establecimientos son escandalosos, pero como todas las medidas implementadas por el equipo económico, se lo hace tarde y mal: sabemos que la remarcación de precios aplicada a los alimentos los últimos días de diciembre de 2013 fue de al menos un 20 %, sumado a los aumentos realizados a principios de año sobre los casi 9.900 productos no alcanzados para los productos y las marcas incluidos en el listado de «Precios Cuidados».

El nuevo secretario de comercio, Augusto Costa, parece más un buen socio-gerente de los supermercados (recien ingresado), que un férreo defensor de los precios a «cara de perro», encargándose de aclarar por los medios de comunicación una y otra vez (para no espantar al lobo) que no se trataba de un congelamiento de precios sino de un acuerdo de precios «voluntarios» y con revisión trimestral de una duración de anual.

 

Este acuerdo debe ser tan propicio para las empresas saqueadoras que ninguna quiso quedarse afuera del festín, pues ya le midieron el tiempo a los funcionarios de la secretaría de comercio quienes, con nula capacidad de control y sin participación de la sociedad en la elaboración de los programas, dejan en manos de los saqueadores la administración de los «precios cuidados» por el lobo ávido de ganancias extraordinarias a costa del salario del pueblo argentino.

 

Como bien decía el genial Albert Einstein: «si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo», una frase que los «genios» del gobierno simplemente, no entienden.

 

 

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