Al observar el mundo actual, las relaciones de los países, las actuaciones de sus líderes, las necesidades, intereses y expectativas de los pueblos en contraposición a los de las élites económicas podemos identificar fehacientemente que los medios de comunicación y agencias de noticias son firmes aliados a estos últimos grupos y desconocen, marginan y ocultan la presencia de los pueblos como poder originario y sus formas solidarias para hacer de este mundo más humano, justo y de convivencia y respeto hacia si mismos, las otras culturas y la madre tierra.

No se trata aquí de negar a nadie pero sí aceptar las partes existentes y promover formas de vida que fomenten el amor y no la guerra, la cooperación y no la competencia, la construcción de la conciencia y no la manipulación, el desarrollo individual y colectivo y no la degradación y depravación tanto del ser humano, de los sistemas y ecosistemas.
Ahora bien, conforme a las fuerzas élites vs. Pueblos. La primera usa la fuerza bélica, tecnológica, mediática, económica y científica de alta generación. En cambio, la de los pueblos es la conciencia como fruto de la solidaridad y la comprensión de una realidad adversa y perversa para la convivencia y humanización de los individuos y entornos donde habitan.

Esta lucha de los pueblos y confrontación a las élites no puede hacerse con las mismas estrategias e instrumentales de quienes dominan el mundo a través de la violencia, de la mentira y la alienación. Los pueblos desde su sentipensar originario debe producir nuevos saberes y prácticas que no sólo reste impacto de los poderes mundiales sobre la vida cotidiana sino que la conciencia y la acción política de los pueblos genere una asunción de sus propios sistemas y mantenga sus fuerzas internas para re-encontrar su propia identidad y armonía y así pueda pronunciar su propia palabra y construir el mundo con confianza y respeto a sí mismo y a los otros y exigiendo de los otros en paz y libertad creadora una postura distinta frente a las falsas pretensiones desarrolladas a lo largo de su historia como la apropiación de los recursos naturales para su venta y lujo y el control y esclavitud de hombres y mujeres.

Un año comienza y aparentemente la realidad no cambia. Un año comienza y persiste la idea que las élites serán las que seguirán gobernando. Un cambio epocal ya se ha iniciado y es la del gobierno de los pueblos libres, productivos, solidarios, en paz y convivencia intercultural.

En este sentido, América Latina tiene un papel trascendental a llevar a cabo y que ya ha iniciado a través del liderazgo de Hugo Chávez Frías y el proceso bolivariano de soberanía de los pueblos y sus recursos, de Evo Morales y la consolidación identitaria indigenista del Buen Vivir y Rafael Correa con su propuesta de democracia ciudadana para nivelar a todos en educación, tecnología y derechos para superar la pobreza inoculada por la colonialidad.

Estos tres pilares constituyen la mirada intercultural dentro de la multiculturalidad de nuestros pueblos y países latinoamericanos que diferentes tenemos realidades y problemas comunes, a la que es necesario estar unidos para asumir como un todo nuestras luchas y anhelos frente a los poderes de las élites mundiales y locales que solo buscan nuestra destrucción identitaria para gobernar a su antojo y capricho de las castas enquistadas históricamente, que desean mas y mas y que aún no han entendido o no quieren aceptar el poder y solidaridad de los pueblos.