Agrupación 5 de Marzo
 
La guerra económica y psicológica desatada contra el pueblo y el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela tiene pocos antecedentes en Latinoamérica solo comparables a los casos de Chile en 1973 y el permanente ataque contra Cuba y, como en este último caso, el imperialismo quedó neutralizado al menos por un tiempo, necesario para recomponer las fuerzas luego de esta dura batalla contra los poderes mediáticos y fácticos que operan en Venezuela con el objetivo de apoderarse de la mayor reserva certificada de petróleo en todo el Mundo.
 

 

Nuevamente, con el estoicismo y el valor  trasmitidos por el Comandante Hugo Chávez repelieron la andanada de mentiras, engaños y sandeces disparadas desde los grandes medios de comunicación regional encadenados para montar una gran fábula en la que un supuesto plesbicito eyectaría del gobierno al primer presidente chavista del siglo XXI, Nicolás Maduro.
 
Este contundente triunfo sobre el aparato militar-industrial y comunicacional dirigido desde Washington pone un freno parcial al reflujo que se viene observando en el proceso de integración y unión desarrollado en la región y del que el gobierno de los Estados Unidos es mentor financiando partidos políticos y ONGs que desarrollan su trabajo de hormiga en el seno de las comunidades de cada país..
 
Las movilizaciones contra los gobiernos de Dilma y la campaña mediática contra Cristina Kirchner tienen la marca de los laboratorios de ingeniera comunicacional del Norte, para socavar la legitimidad de las presidentas que han cuestionado mundialmente las posiciones imperialistas del gobierno de Barack Obama, críticas profundizadas tras las revelaciones de espionaje político e industrial sobre estos dos gobiernos y sus funcionarios.
 
Estas mismas fuerzas que actúan desde 1999 en Venezuela no han podido dar un golpe post-electoral sobre la revolución bolivariana y chavista, hecho que favorece al débil equilibrio de fuerzas que experimentan los dos mayores países de Sudamérica, donde a pesar de los esfuerzos desarrollados para equilibrar las cargas, el capitalismo depredador continua desplegando sus mecanismos de dominación y control sobre los factores financieros y económicos nacionales al imponer su agenda en los propios poderes del Estado y en la sociedad que se niega a reconocer los logros relativos de estos gobiernos en sus respectivos terceros mandatos del PT y el kirchnerismo.
 
Los oligopolios petroleros, alimentarios y comunicacionales no han logrado ganar la batalla de las elecciones municipales del 8-D, y una nueva oportunidad se abre en el arduo y pedregoso camino de la construcción de la Gran Patria Socialista, en la que el pueblo de Bolívar salió victorioso, para alegría de millones de latinoamericanos y caribeños.