20 de diciembre  de 2013.Una nueva encuesta realizada por el diario The Washington Post y la cadena ABC publicada el miércoles muestra que el presidente Barack Obama es el mandatario menos popular en 39 años.

El índice de aprobación general del presidente Obama se sitúa en el 43 %, mientras que la desaprobación se encuentra en 55 %.

 

Obama termina su quinto año en el cargo con índices de aprobación más bajos que casi todos los otros presidentes recientes con dos mandatos. En este punto, en 2005, por ejemplo, el ex presidente George W. Bush estaba en el 47 % positivo, 52 % negativo. Todos los otros presidentes posteriores a la Segunda Guerra Mundial estaban en o por encima del 50 % en este punto de sus segundos mandatos, excepto Richard M. Nixon, cuyo quinto año terminó en 1973 con un índice de aprobación del 29 % debido al escándalo Watergate que luego trajo un juicio político y su renuncia.

¿Por qué Obama es tan impopular?

Porque (tan horrible como fue Bush) Obama es peor que Bush en favorecer a la súper-élite, rescatando a los grandes bancos, protegiendo a criminales financieros, atacando a denunciantes, manteniendo secretos del gobierno, pisoteando nuestras libertades e iniciando conflictos militares en otros países.

Obama es incluso peor que Bush en la redistribución de la riqueza del pueblo estadounidense para un puñado de opulentos además de espiar a los estadounidenses.

Obama también es peor que Bush en la designación de amigotes en posiciones poderosas del gobierno.

Los estadounidenses ahora se dan cuenta de que Obama no está siguiendo la voluntad del pueblo.

Además, teniendo un presidente vendido Obama después de un presidente vendido Bush, le ha mostrado a la gente que ni los partidos mayoritarios los representan.

De hecho, tanto la corriente principal republicana como la demócrata son prácticamente idénticas en cuanto a asuntos fundamentales que incluyen: Permitir el pisoteo de la libertad de los estadounidenses, lanzar una guerra preventiva y agresión, redistribuir la riqueza de la nación del pueblo a la ultra-élite, rescatar a los grandes bancos mientras perjudican a los pequeños, de lo contrario venderse a los grandes bancos. Cualquier diferencia aparente es sólo un espectáculo con guión.

Bajo los políticos republicanos como los políticos demócratas, tanto el Estado de Derecho como el capitalismo de libre mercado se han colocado en la basura.

En realidad, ya no hay capitalismo de libre mercado. En cambio, hay «socialismo» para los ricos y capitalismo de rebuscárse o hundirse para todos los demás.

Los estadounidenses han perdido la fe en el sistema de dos partidos.

Los números de la encuesta para el Congreso son aún peores. Sólo el 6% de la población estadounidense aprueba el Congreso.

Traducción por Ivana Cardinale