El pedido de procesamiento sin prisión para el ex ministro de Economía, Fernando Lorenzo, y el presidente del Banco República (brou), Fernando Calloia, desató una crisis sin precedentes en el gobierno. Las reacciones en el vazquismo. Los impactos políticos. Los remplazos anunciados. Los cambios que se vienen.
En el fútbol suele decirse que «equipo que gana no se cambia». En política, en cambio, la premisa no se toma al pie de la letra. De hecho, no fue la economía lo que terminó con la gestión de Fernando Lorenzo. En ese terreno los números seguían mostrando «ganador» al titular del Ministerio de Economía y Finanzas (mef). Lorenzo logró mantener, pese a las críticas opositoras, los buenos resultados obtenidos por sus antecesores en la gestión de la economía. Fueron, eso sí, las derivaciones judiciales de la salida pergeñada tras el abrupto cierre de la privatizada aerolínea de bandera nacional, Pluna, la razón fundamental que explica la caída de uno de los principales ministros de la actual administración. meses de desgaste y un generoso tiempo de descuento que le concedió el presidente, el ministro de Economía presentó el viernes 20 su renuncia a Mujica, durante una reunión en la Torre Ejecutiva en la que también participó el vicepresidente, Danilo Astori. Ese día, presidente y vice habían asistido por la mañana al brindis de despedida del año del mef. Su presencia, atípica en este tipo de agasajos, anunciaba el final. Tres días antes, el miércoles, el fiscal de Corte, Jorge Díaz, se había apersonado en la Torre Ejecutiva para advertir al presidente sobre los próximos pasos de la justicia. La suerte de Lorenzo estaba echada: a la debilidad política que se acrecentaba con el mero correr de las horas -a fuerza de interpelaciones- se sumaba, por esas horas, la urgencia judicial. El correr del reloj jugó en contra; el procesamiento con prisión de Matías Campiani, el viernes a última hora, agregó sal a las heridas. A primera hora del sábado, presidente, vice, y ministro renunciante volvieron a darse cita, esta vez en la residencia de Astori en Malvín. Allí, según informaron fuentes políticas a Brecha, se acordaron los términos de la renuncia. Lorenzo enfrentaría a la justicia como ciudadano común. El gesto del ministro se complementaría con una declaración presidencial en la que se haría especial énfasis en la no interferencia (ni siquiera crítica alguna) al accionar de la justicia. Sobre el mediodía, Mujica y Astori comparecieron en la sala de prensa de la Torre Ejecutiva con gesto adusto. «En lo que no tenemos dudas es en la integridad ética y el compromiso positivo con el interés nacional del ministro Lorenzo y del presidente del brou, Fernando Calloia», señaló Mujica. El presidente tuvo palabras de elogio para Lorenzo, a quien definió como «un ministro brillante y casi por momentos obsesionado por el interés en el país», y Calloia, a quien reconoció «cuarenta años de fidelidad a la institución y al interés del país». Seguida desde las primeras filas por la plana mayor del astorismo, a la que se sumó luego el subsecretario de Economía, Alejandro Antonelli (ps), la declaración del presidente y vice tuvo lugar poco tiempo antes de que a pocas cuadras de allí, en el cruce de las calles Buenos Aires y Brecha, Calloia y Lorenzo fueran informados sobre su pedido de procesamiento. A la salida del juzgado el ministro renunciante lució emocionado hasta las lágrimas y tuvo palabras de agradecimiento para el presidente. Acompañado por su abogado, Amadeo Otatti, dijo: «Autocríticas ya hice. Y seguramente no necesite hacer más», una declaración que matizaría con el correr de los días. Según publica Búsqueda, Lorenzo admitió que se hubiera evitado «muchas preocupaciones» si en lugar de haber creado un fideicomiso para administrar las aeronaves hubiese optado por el régimen general de concursos como salida para Pluna. Distinto fue el proceder de Calloia. En la puerta del juzgado el presidente del brou confirmó su permanencia en el cargo y dijo ser «optimista» sobre su futuro. Como las escenas que ofreció ese sábado negro para el gobierno, las estrategias de ambos indagados lucieron contradictorias. Junto a su mano derecha en este trance, Gonzalo Fernández, el titular del brou intenta demostrar que él recibió una orden del titular de Economía. Lorenzo, en cambio, ratifica la autonomía del presidente del banco para conceder el aval a Cosmo. Aun con estrategias divergentes, ambos leen un futuro auspicioso.
IMPACTOS POLÍTICOS
Una vez conocido el inminente pronunciamiento del fiscal, Mujica y Vázquez hablaron por teléfono. Tras esa comunicación el presidente emprendió viaje hacia Colonia, donde desde el domingo se encontraba el ex presidente en su habitual lugar de descanso, una de las márgenes del río San Juan próxima a Anchorena. Se trata de una parcela que otrora perteneciera a la familia Carrau y que fuera cedida al ex presidente para sus jornadas de pesca. Allí, Mujica y Vázquez dialogaron por aproximadamente hora y media sobre las aristas de la crisis desatada en el gobierno. Según explicaron a Brecha fuentes del vazquismo, el ex presidente se mostró «muy cauto» ante la noticia del inminente pedido de procesamiento para Calloia y Lorenzo, reafirmó el concepto de «errores» en el manejo político que siguió al cierre de Pluna y sugirió que la postura del gobierno debía ser la de «recalcar» que este no es un caso de corrupción. «Se pudo haber metido la pata pero no se metió la mano en la lata», graficó uno de sus allegados, apelando a un latiguillo de cabecera del ex presidente. Durante el encuentro en Colonia, Vázquez pidió manejar con extremo cuidado los avatares políticos y «no dejar flancos abiertos» a los adversarios, un requisito esencial de cara al año electoral. El ex presidente, según confiaron las fuentes a este semanario, mostró preocupación sobre los posibles impactos que una demora en el pronunciamiento de la justicia podría tener sobre la campaña electoral. Esa inquietud cobró fuerza en el Frente Amplio (fa) luego de que -según la estrategia que delinearon los abogados de ambos imputados- Lorenzo y Calloia lograran aplazar la decisión de la justicia mediante un recurso de inconstitucionalidad sobre el delito de «abuso de funciones», con el que el fiscal pidió el procesamiento sin prisión de los indagados. En la tarde del sábado el ex presidente telefoneó al ex ministro de Economía y al titular del brou para hacerles llegar su «respaldo personal» ante las difíciles circunstancias que atraviesan. Forzado esta vez por los acontecimientos, el encuentro entre Mujica y Vázquez se inscribe dentro de la sintonía fina que uno y otro vienen desplegando desde hace un buen tiempo.
Síntoma de una «transición» en marcha, el presidente consulta a su antecesor sobre temas de agenda, ausculta su posición sobre las grandes líneas estratégicas de su gobierno. Pide, de ser necesario, un consejo. Se trata, por decirlo así, de combinar sentido de continuidad en el rumbo con el abordaje de problemas que lo obstaculizan en consulta cotidiana con el ex presidente. Esta nueva sinergia, plasmada en temas como el juicio de Paco Casal al Estado o los más recientes nombramientos en las cúpulas del Ejército, genera algunos recelos en el astorismo, donde dejan caer la hipótesis de un desgajamiento de la tríada que hasta hace poco tiempo incluía al vicepresidente en las decisiones fundamentales del gobierno. La oposición de Astori a condonar la deuda de Casal, sus discrepancias en torno a una eventual reforma constitucional y ciertas diferencias sobre cómo encarar el año electoral -expresadas, por ejemplo, en su mirada proclive a debatir durante la campaña- abonan la hipótesis de una creciente lejanía respecto del ex presidente y cierta pérdida de influencia en lo que algunos frenteamplistas dan en llamar «el triunvirato» de los tres dirigentes de mayor peso del oficialismo. Esta percepción se vio alimentada el sábado a la noche, tras la reunión que agrupó a la «mesa chica» del astorismo y a los integrantes del equipo económico. Ese día el vicepresidente cuestionó fuertemente la vista del fiscal del caso (la calificó de «vergonzosa») y se limitó a decir que los cambios derivados de la salida de Lorenzo estaban «siendo analizados», sin brindar mayores detalles. Enfrentado a una de las crisis más profundas desde su propio nacimiento, el Frente Liber Seregni apostará a difundir las que considera «inconsistencias» de la vista del fiscal, empezando por el argumento de que las gestiones de Lorenzo y Calloia para que Cosmo lograra el aval terminaron «propiciando una preferencia totalmente inaceptable e ilegítima en relación a uno de los interesados en la subasta» cuando, sostienen, no había otros interesados. He ahí una de las incongruencias del fallo, según el astorismo: ni el Grupo Molinari, ni Mont Fortelco, ni la Embajada de Venezuela solicitaron un aval bancario al brou. Una embajada, repiten en las huestes del vice, no puede solicitar un aval bancario.
LOS REMPLAZOS
Si una virtud puede llegar a tener el nuevo ministro cuando culmine su gestión al frente del mef, más allá de las imprescindibles políticas para mejorar los números de pobreza, indigencia y desocupación, será la de terminar su trabajo sin gestos de soberbia. Su tarea será todavía más recordada -si los datos macroeconómicos acompañan- en el caso de que durante sus jornadas en el mef la arrogancia quede como característica sólo de los hombres que pasaron antes por ese despacho. Como varios otros ministros de esa cartera, Lorenzo siempre creyó que era más que un simple colaborador del presidente. Puede ser que, por las circunstancias del momento, lo haya sido en relación con sus colegas del gabinete. En muchas ocasiones lo fue con la autorización explícita del presidente. Por ejemplo en el descalabro de Pluna. Con el aval de Mujica, Lorenzo ingresó de lleno para intentar suturar un entuerto que su compañero de filas, Enrique Pintado, no logró subsanar. Antes de que se desatara la crisis de la aerolínea, algunos alquimistas electorales lo habían imaginado como un eventual candidato oficialista a intendente de Montevideo en 2015. Sin embargo, en esa marcha, Lorenzo se excedió, con o sin el aval del presidente. Primero cortó el diálogo con los trabajadores de la ex Pluna. Después, a través de la Auditoría Interna de la Nación (ain), declaró confidencial la información «relativa a la gestión económica, financiera y comercial» de Leadgate, el socio privado mayoritario de la aerolínea. Luego no supo o no pudo explicar el rol de la empresa Cosmo y el aval entregado por el brou en tres horas, el mismo día de la subasta de los aviones Bombardier. Un día después del remate, y aún negando el vínculo de Cosmo con Buquebus, el diario El Observador lo retrató almorzando con Juan Carlos López Mena, Hernán Calvo («el caballero de la derecha» representante de Cosmo en la subasta) y su asesor Gabriel Papa. La tan elogiada cintura política de Lorenzo había tenido un tropiezo de grandes proporciones: Cosmo, se develaba, no era sino una pieza con la que Buquebus aspiraba a quedarse con los aviones sin afectar los balances de la empresa con un pasivo extra de 137 millones de dólares. El abrupto cese de Lorenzo complejiza cualquier intento de saldo de su gestión un año y dos meses antes de lo previsto. Las cifras que hablan del crecimiento, el consumo, las reservas, los índices de empleo e incluso las previsiones para los próximos años lo posicionarían bien en cualquier ranking de la materia. Con estos resultados, muchos, incluido el propio Lorenzo, hubiesen esperado una salida del escenario con más glamur. Pero a él le pasó lo mismo que a varios que estuvieron en su lugar: le sobraron condiciones técnicas pero pareció carecer de suficientes reflejos políticos. Sin que su «entorno» se lo advirtiese, se enmarañó en una salida para Pluna que se fue cayendo como un castillo de naipes armado por un arquitecto improvisado. Los cambios en el gabinete, un trámite de bajo perfil durante la gestión de Tabaré Vázquez, se convirtieron en un tema conmocionante durante el período que lleva instalado el gobierno de José Mujica, en parte por el peculiar estilo presidencial para remover ministros sin previo aviso, en parte por los condicionamientos de la cuota política, en parte como resultado de una promesa que, durante la campaña electoral de 2009, el astorismo se grabó a fuego: una especie de cogobierno entre presidente y vice que monitorearía todas las decisiones (sobre todo las que hacen a la esfera económica). Si bien en esta oportunidad el nuevo ministro, Mario Bergara, tuvo las manos libres para diseñar su propio equipo en el mef, esa no fue sino una moneda de cambio para que el presidente se reservara para sí la presidencia del brou, que ahora quedará en manos de la actual presidenta de la Corporación Nacional para el Desarrollo, Adriana Rodríguez. Un remplazo que según dijeron a Brecha fuentes del gobierno, Astori se lo comunicará mañana al mediodía a Calloia. Junto al presidente del banco está previsto que también abandonen sus puestos los directores del oficialismo, Jorge Perazzo y Danilo Vázquez.
Pero a diferencia de anteriores ocasiones, esta vez la molestia con los primeros nombramientos de funcionarios excede a Mujica. Ahora las críticas apuntan a Bergara, empezando por el desplazamiento del director general, Pedro Apezteguía, un hombre de extracción socialista y de máxima confianza de Lorenzo que atenuaba el carácter estrictamente astorista del equipo económico. Según pudo saber Brecha, varios dirigentes manifestaron al nuevo titular de Economía su preocupación por la salida de un funcionario al que describen como «leal» al ex ministro. El eventual retiro del gabinete del ministro de Transporte, Enrique Pintado, también divide al astorismo, pero no sólo: también en filas del mujiquismo hay quienes entienden que debe resignar su cargo. El remplazo de Antonelli -que estuvo apenas siete meses en el cargo- por Jorge Polgar condimenta la molestia entre los socialistas, que resignan dos cargos en el gabinete. La designación de Graciela Mazzuchi como directora general, que poco tiempo atrás renunciara al mismo cargo en el Mides por diferencias con el ministro, genera roces con Olesker. La inminente sustitución del director de Casinos Javier Cha -impulsor de una caravana que partió ayer hacia el balneario Araminda para brindarle su respaldo a Lorenzo- enardece al Nuevo Espacio. En medio de las tensiones por el armado del nuevo gabinete -que llevaron al gobierno a cancelar sorpresivamente una conferencia de prensa el lunes inicialmente destinada a anunciar los cambios-, una pregunta ronda la cabeza de varios funcionarios del gobierno: ¿será Bergara el ministro que continuará en un eventual gobierno de Vázquez o será, simplemente, el puente de plata para atravesar la actual tormenta? El episodio de Pluna fue, es y será maná para una oposición que no suma otros goles que los que el gobierno encaja en su propio arco. Cabe imaginar que el festejo habrá sido un poco más estentóreo en las filas nacionalistas -que tienen en su haber la denuncia a la justicia del crimen organizado- que entre los colorados, que se movieron con cautela, midiendo cada paso. Más allá de esas subjetividades, el envión fue para toda la oposición. Pero el gol en contra se anota en el score de la política: nadie, ni siquiera el más opositor de los opositores, imagina que el retiro de Lorenzo impacte en el rumbo económico, que tuerza para mejor o para peor el año que aún le resta a este gobierno. En medio del efecto dominó que arrastra la escena pos Pluna, quizá ese sea el único capital que el oficialismo pueda exhibir con legítimo orgullo. Pero esa es otra historia, digna de ser considerada en una semana menos impactante.