Telesur
15-12-13.- Unos 30 mil haitianos, casi dos tercios, mujeres, reciben salarios de miseria en las industrias que se dedican a la confección de vestimentas para firmas estadounidenses como la GAP, Hanes, Kohl’s, Levi’s, Russell Athletic, Target, VF y Walmart, y para la canadiense Gildan Activewear.
Una madre de 29 años de edad que trabaja en la fábrica Multiwear confeccionando camisetas para Hanes, está indignada. “Mantengo a mi hijo de cuatro años y a dos hermanas y un hermano (…) A veces cubro la cuota y obtengo 300 gourdes (6,78 dólares), pero eso ocurre una vez cada tanto”.
Sus palabras coinciden con las de otras entrevistadas, que han preferido mantener el anonimato.
Diferentes estudios y expertos económicos coinciden en que 300 gourdes no alcanzan para vivir y menos 225 (5,08 dólares).
Un informe divulgado en 2011 por el Centro de Solidaridad de la Federación de Sindicatos de Estados Unidos sostuvo que un trabajador de una fábrica que viva en Puerto Príncipe y mantenga dos hijos necesita alrededor de 29 dólares por día, seis días a la semana, para sostener a su familia.
Una trabajadora de 54 años de edad que labora para una fábrica que confecciona ropa para la firma estadounidense One World Apparel, cuyo dueño es el excandidato presidencial Charles Henri Baker, asegura que “es muy raro ganar 300 gourdes”.
La señora explicó que “cuando el jefe se enteró de que iban a subir el salario mínimo, se la agarró con nosotros”. Esta madre de tres hijos que trabaja desde hace ocho años en la empresa asegura que “tienes que hacer 75 docenas de piezas, pero no todas son iguales. A veces cumples la cuota, otras no puedes. No importa cuál sea la tarea, el número es el mismo. Una vez cada tanto, si trabajo realmente duro, llego a ganar 225 gourdes”.
Además de negar a la mayoría de los empleados el mínimo de 300 gourdes, los patrones suelen hacerlos trabajar más horas sin paga extra, según un informe del Consorcio de Derechos de los Trabajadores (WRC), con sede en Washington, presentado el 15 de octubre pasado.
La trabajadora y madre de tres hijos pide un salario de al menos 500 gourdes (11,30 dólares). “Si oigo que habrá una manifestación, allí estaré (…) No puedo arreglármelas con estas cantidades. Los patrones lo saben. Simplemente son crueles”.
Aumento en 2014
El próximo 14 de enero, entrará en vigor el incremento salarial que llega casi cinco años después de que el Parlamento haitiano pidiese un aumento equivalente a 4,96 dólares diarios en el salario mínimo, que sin embargo, no pudo con la oposición de la industria, respaldada por Washington.
El salario mínimo aumentará un 12 por ciento. Pasará de 4,65 a 5,23 dólares por día, y de 58 a 65 centavos por hora.
El Consejo de Salarios, convocado por las autoridades e integrado por representantes de sindicatos, empresas y gobierno, acordó el aumento el 29 de noviembre pasado, lejos del salario mínimo de 11,63 dólares (500 gourdes) que reclaman diferentes sectores.
Los dueños de las maquilas (fábrica que se sitúa en lugares empobrecidos) respondieron un día después con una carta abierta que hablaba de “mantener a Haití competitivo” ante lo que identificaron como sus “grandes rivales”: Bangladesh, Camboya y Vietnam, países conocidos por los abusos y las duras condiciones laborales.
Los sectores de la vestimenta y el ensamblaje “pueden ser un estímulo muy importante y servir como motor para ayudar a Haití a abrirse y a presentarse como un país que cambia y se moderniza”, dijeron los 23 empresarios haitianos, dominicanos y surcoreanos de la Asociación de Industrias Haitianas (ADIH).
Movilizaciones
El Colectivo de Sindicatos de Fábricas Textiles (Kosit), que representa a los trabajadores de tres parques industriales, se movilizó por el salario de 500 gourdes en la capital y en el norte del país.
El 7 de noviembre pasado, a la voz de “¡500 gourdes! ¡500 gourdes!”, unos cinco mil trabajadores y simpatizantes de sus demandas marcharon por el exterior de una zona franca en Ouanaminthe , en la frontera con República Dominicana. Otros centenares protestaron el día 26 en la capital.
Hace 30 años, los asesores haitianos y estadounidenses del dictador Jean-Claude Duvalier compartían la misma visión del futuro de Haití: el país debería ser el “Taiwán del Caribe”. Es decir: un gigantesco complejo de maquilas que garantizaría salarios de miseria en las industrias de textil, electrónica y de fabricación de implementos de béisbol de Estados Unidos.