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7 nov. 2013 – La Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA) está a punto de abrir su mayor sucursal en el estado de Utah, algo que entre los vecinos ha despertado una gran desconfianza.
«Tenemos derecho a nuestra privacidad. Eso no es algo que el Gobierno tenga derecho a quitarnos. Este no es su sitio. Lo que más me molesta es que ellos creen que pueden usar este lugar para recolectar nuestra información personal y no es así», relata Lorina, habitante del estado de Utah.
Para muchos, la ubicación del centro dentro de una base militar es una decisión que destila suspicacia por donde se mire. Una vez dentro, expertos en inteligencia desmenuzarán y archivarán cada información extraída de las cuentas de correo, registros de llamadas y cada movimiento que deje huellas de los ciudadanos.

 

Dan Garfield, promotor del Movimiento Recuperar la Cuarta Enmienda para Utah, asegura que la decisión de construir este centro dentro de una base militar obedece a la idea de que «al protestar contra la NSA, también estemos protestando contra el Ejército. De esta manera pueden justificar la represión policial. Entonces tienes al Ejército y solo detrás a la NSA, de esta forma nunca llegas a interactuar con la agencia».

Dan sufrió en persona las consecuencias de esta situación. El pasado 4 de julio, día de la Independencia, la Policía le prohibió a él y a cientos de activistas protestar contra el presupuesto millonario destinado a este centro.

Pero su agrupación no ha cesado de manifestarse desde que Edward Snowden diera a conocer que la Casa Blanca se apropia ilegalmente de datos personales de ciudadanos de su país y de todo el mundo. Además recuerdan el derecho constitucional de los norteamericanos a que sus pertenencias se hallen a salvo de aprehensiones arbitrarias.