Cubadebate comparte con sus lectores la conferencia magistral “Las Bibliotecas Digitales como objetos colectivos de construcción para una Sociedad de la Dignidad”, impartida por el MCs Pedro Urra, profesor titular de la Universidad de La Habana, en el VII Encuentro Internacional de Investigadores y Estudiosos de la Comunicación y la Información (ICOM 2013), el 28 de noviembre de 2013.

En esta presentación, Urra -fundador de la emblemática red Infomed- comparte las primeras ideas del proyecto para la creación en Cuba de la Biblioteca Digital Nacional, un modelo que tiene como eje la conceptualización de la Sociedad de la Dignidad elaborada por este investigador, quien aporta una aproximación teórica y práctica para encontrar nuestro modelo diferencial en el contexto de la revolución socio-tecnológica que vive el planeta tras la emergencia de las llamadas nuevas tecnologías.

Vivimos en un mundo tan acelerado por los efectos de la globalización y sus manifestaciones materiales y tecnológicas, que necesitamos de una pausa reflexiva para poner orden a la cantidad de insumos que entran permanentemente en nuestras mentes.

Cada vez más se vive una sensación de vértigo al asomarse a los medios de comunicación y a los espacios de información, que crecen y se multiplican en Internet. En la Red hay un bombardeo permanente de palabras, frases y conceptos desconectados de su génesis, su historia y contextos, y que se presentan a ritmo de reggaetón o en el mejor de los casos disfrazados elegantemente en tiempo de hip hop.

Pareciera que se anda a la caza de la palabra o la frase perfecta, no importa su origen, e incluso a veces no importa su significado. En esto también ha funcionado el “marketing”. Las razones son múltiples, pero entre ellas tiene una importancia muy decisiva el creciente papel de los medios de comunicación y los efectos derivados de la inmediatez, que impone la velocidad de la trasmisión de información desde los más diversos contextos políticos, económicos, sociales y culturales a escala planetaria.

Esa aceleración de la difusión de los mensajes está mediada por las relaciones de poder y por el predominio de discursos hegemónicos generados en contextos y realidades, que han consolidado su capacidad para imponer sus puntos de vista de manera casi imperceptible y por una baja capacidad de resistencia o sentido crítico de una gran parte de los receptores de esos mensajes. Se trata de una especie de industria productora de “regímenes de verdad” circunscritos a estos discursos que definen cuáles son los temas relevantes, a qué actores se debe escuchar y que proposiciones particulares son capaces de ser consideradas como verdades y cuáles no.

La combinación de contenidos y forma es cada vez más imperceptible y la mezcla digital resultante tan ecléctica, que solo el cinismo o el pragmatismo más feroz parecieran ser la fórmula humana para lidiar con tal agresión a sus capacidades analógicas de procesamiento. Así, los conceptos son diseminados y reutilizados a conveniencia y al ser ellos mismos herramientas para la fijación de sentido, terminan convirtiéndose en herramientas de manipulación y desviación de las metas auténticas y priorizadas de las diversas realidades en que sigue transcurriendo la existencia cotidiana de la gran mayoría de la población del mundo.

Llamo la atención sobre estos fenómenos, porque inscribo la llegada, apropiación y uso de los conceptos como el de Sociedad de la Información, Sociedad Informacional, Sociedad Red o Sociedad del Conocimiento e incluso el de Bibliotecas Digitales, Virtuales y en Red, en un contexto como el mencionado, y porque considero que es muy importante desarrollar nuestra capacidad para lidiar críticamente con ellos. Subrayo la importancia de relacionar los conceptos con la visión del mundo, el sistema de valores, los fundamentos teóricos y las metas y objetivos de quienes generan y diseminan dichos conceptos.

¿Es que acaso puede hablarse de sociedad del conocimiento desligada de la capacidad crítica de sus miembros? ¿Puede concebirse una sociedad en red, cuando las mayorías no participan de las decisiones esenciales? ¿O puede aceptarse acríticamente una sociedad de la información en la que los medios de comunicación son manipulados y responden a los intereses de unos grupos de poder? Es decir, no existen conceptos desconectados de una génesis, una historia y unos intereses, sean estos de un tipo u otro. Son productos sociales y culturales y como tales deben ser entendidos, cuestión que muchas veces es ignorada.

Hacia una Sociedad de la Dignidad

Es interesante que conceptos como el de “sociedad de la dignidad” o “sociedad de la solidaridad” o “sociedad de la justicia”, a pesar de su potencial ordenador, no hayan alcanzado la misma fuerza en estos tiempos convulsos.

Muchas veces he reflexionado sobre la fuerza ordenadora que pueden tener los conceptos cuando son pensados como herramientas de transformación de la realidad y cuando están enraizados en ella. Imaginemos que fuéramos consecuentes con el principio axiomático que ordena la Constitución cubana y que muchas veces olvidamos: “Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.” Convertido en axioma de primer orden, todas las leyes, reglamentos, regulaciones y al final todo el accionar de la nación, tendría como referente último y orientador la lucha por la construcción de una “sociedad de la dignidad”, no como utopía a largo plazo, sino como una forma concreta de vivir el día a día.

Al propio tiempo, la mejor forma de evaluar los resultados de las intervenciones que se realizan, sería la medida en que contribuyen a elevar esa vida digna. Es decir, que una “sociedad de la dignidad” implicaría luchar permanentemente por producir y asegurar, junto a la vivienda digna, la salud y la educación, un acceso abierto a la información, al conocimiento y a la cultura, y fomentar redes de personas e instituciones que, en libertad, luchen por la dignificación de los seres humanos y que alinean sus recursos y fuerzas para el mejoramiento en condiciones de equidad de la existencia digna de todos sus integrantes. “Con todos y para el bien de todos”, diría Martí.

Las bibliotecas digitales en el contexto de los desafíos sociales

Hablar de bibliotecas digitales en el contexto de los desafíos que tiene la sociedad cubana exige posicionarse sobre temas como el acceso a la información y el papel fundamental del conocimiento, en una sociedad que pretende movilizar las capacidades y potencialidades de sus ciudadanos para mejorar sus condiciones de existencia material y espiritual.

Tiene sentido un proyecto como este si se trata de llamar la atención sobre el limitado acceso de los cubanos al universo de recursos de información que hoy están disponibles en Internet e incluso a los recursos nacionales y las infinitas potencialidades que tiene nuestro pueblo de resolver problemas con un uso crítico e innovador de los mismos. Y, también, si nos referimos a las insuficiencias de la política informativa, la subutilización del conocimiento acumulado por tantos años de revolución educacional, las dificultades para generar una infraestructura sostenible, entre otros temas de actualidad extremamente relevantes para el perfeccionamiento de la sociedad cubana.

Todo esto en medio de transformaciones esenciales de la sociedad capitalista tendientes a perpetuar y reproducir el sistema de relaciones de poder mundial construidas y a dinamizar su capacidad para perpetuarse y legitimarse, con un uso intencionado, consciente e instrumental de las potencialidades que brindan las tecnologías de la información y las comunicaciones y el creciente papel de la información y en conocimiento en esta lucha.

Si no somos capaces de apropiarnos de estas oportunidades valiente y decididamente; si no confiamos en las potencialidades de nuestro pueblo para apropiarse de Internet y de las tecnologías de la información y las comunicaciones para ponerlas al servicio de nuestro desarrollo humano; si no aceptamos el desafío y si no reafirmamos que solo con la indivisibilidad de la libertad, el trabajo, la cultura y la justicia social seremos capaces de construir una sociedad digna, no tiene sentido hablar ni de sociedad de la información, ni de sociedad del conocimiento ni de Bibliotecas digitales.

La dignidad como pleno desarrollo humano

La dignidad la entendemos en este contexto como el pleno desarrollo humano en su sentido más abarcador. Es el principio orientador de los esfuerzos a los que me suscribo. Todo lo que nos acerque a esa meta debe ser bienvenido en nuestras estrategias. No se trata de un camino lineal. Vale aquí la metáfora del velero que navega con el viento en contra sin perder su destino, porque el marinero logra dar las bordadas ciñendo el viento alternativamente para que avance la embarcación. Los desvíos de la ruta que van evitando los embates peligros del viento frontal, son como hitos del camino hacia el destino añorado, con la esperanza y la seguridad de alcanzarlo y velando porque quede claro para todos el por qué de esos meandros.

La lucha por el logro del pleno desarrollo humano, como concreción de la idea de la dignidad y como camino para lograrlo, es el principio orientador de una sociedad que se pretenda como sociedad de la dignidad. Para llegar a ese destino y para recorrerlo, la cultura, en su sentido más integral, es imprescindible. Y ya sabemos que la preservación de la memoria y de la cultura ha necesitado mucho de las Bibliotecas.

No es casual que los pueblos en sus afanes por preservar su cultura hayan defendido sus Bibliotecas de manera tan especial y que los agresores y destructores de civilizaciones hayan tratado de quemarlas y desparecerlas. La destrucción de las Bibliotecas y de su contenido más preciado, se reconoce como acto de barbarie pero el desprecio por otras culturas, la subestimación de su valía y la pasividad ante la necesidad de la preservación de los documentos que la materializan y permiten su continuidad en el tiempo son igualmente acciones que van en el sentido opuesto de las metas de un desarrollo humano inclusivo y universal.

En un mundo caracterizado de manera tan contundente por Roberto Guimarães como socialmente injusto, políticamente perverso y ecológicamente depredador, los esfuerzos para encaminar el rumbo de las acciones presentes solo tienen la alternativa de la transformación. No bastan los pequeños pasos, o los intentos de mejora si no apuntan a transformaciones esenciales. No se trata de caminar por caminar si no se sabe a dónde nos dirigimos. Y sobre todo no se trata de caminar por senderos que nos aparten irremediablemente de ese destino. Una alternativa transformadora no puede resultar de apuntarnos a modas o iniciativas globales, si no logramos ubicarlas en la jerarquía de los valores en los que somos capaces de creer de manera consciente y en la relación de lo que hacemos con la visión de lo que consideramos digno.

Una visión de esta índole generaría la capacidad para apropiarse y redimensionar los conceptos, y someterlos a nuestras prioridades, dotándolos de contenidos concretos, que se traduzcan en indicadores que puedan servir para medir la efectividad de nuestras acciones y rendir cuenta por ellas. Claro está, que esta visión del papel ordenador de los conceptos no puede ignorar que como ya se ha mencionado, al ser productos históricos estrechamente ligados a las prácticas humanas, su mayor o menor fuerza tiene mucho que ver con las relaciones de poder derivadas de las relaciones económicas, políticas y culturales predominantes y el papel que los sujetos sociales asumen en esos contextos.

El sujeto epistémico colectivo

Un proyecto de tanta carga técnico profesional como puede ser el caso de una Biblioteca Digital Nacional, puede verse demasiado alejado de los por qué y de los para qué, si no se hace desde la posición de un sujeto epistémico colectivo. Esto se refiere a adoptar un posicionamiento activo y consciente respecto a la ubicación que tiene ese concepto y la iniciativa asociada dentro de nuestra visión del mundo y dentro del sistema conceptual desde el que estamos observando el fenómeno en cuestión y las implicaciones que ellos tiene para lo que pretendemos hacer.

Un intento de este tipo puede incluso proclamarse neutro y desconectado de principios lo que es en sí misma una declaración de principios. La construcción de una Biblioteca Digital Nacional vista en su dimensión instrumental o meramente tecnológica, pierde todo sentido como objeto de construcción social que movilice a los principales actores involucrados con una visión de futuro y en relación con los desafíos que tiene la nación.

Lo técnico hoy día ha dejado de ser obstáculo. Son enormes los avances en materia de estándares, formas de resolver problemas, opciones tecnológicas del más variado tipo, conocimientos de cómo abordar problemas sintetizados en modelos de referencia que sirven de orientación y evitan reinventar la rueda cada vez. Sin embargo, la práctica profesional y el desarrollo de intervenciones sociales en las que los actores tienen mucho que aportar, debe construirse sobre la base de una determinada coherencia entre valores, metas, principios teóricos y meteorológicos, aunque esos principios no puedan ser siempre realizados en su totalidad o en forma perfecta.

Tiene que darse además en el contexto de las realidades que sirven de telón de fondo y que representan la situación concreta del fenómeno en las circunstancias cubanas. No puede haber proyecto de Biblioteca Digital sin principios, sin valores, sin visión del mundo que se desea construir, sin teoría y sin metodologías y herramientas que sean coherentes con ese marco epistémico. No puede haber Biblioteca Digital Nacional sin infraestructura, sin personas preparadas y sin políticas que fomenten y estimulen la participación activa, equitativa y libre de los ciudadanos en el espacio de las redes nacionales e Internet.

Una Biblioteca Digital Nacional de Cuba al servicio de la dignidad plena de los seres humanos asume compromisos mucho más allá de una supuesta neutralidad de las instituciones bibliotecarias y pasa necesariamente por un compromiso con la cultura, la libertad y el pleno desarrollo humano.

Rescatar el papel de la Biblioteca en la sociedad

Hoy más que nunca se necesita rescatar el papel de la Biblioteca en la sociedad. Se cuenta con suficiente evidencia empírica para afirmar que hoy se generan volúmenes cuantiosos de datos e informaciones, pero no afirmaría al unísono que esas informaciones hoy son más asequibles. Esto último depende del marco de referencia que adoptemos. Asequibles significa en español “que puede conseguirse o alcanzarse”.

Creo que una gran parte de la información valiosa que se genera en forma de patentes, por ejemplo, no está tan fácilmente asequible hoy día, aunque se haya incrementado su cuantía y posibilidad de acceso, que también es relativo al depender de las condiciones de infraestructura y recursos para usarla.

Esta es una línea de pensamiento que también debía ser sometida a análisis y exigiría una mirada crítica que evite la nebulosa de que más información es sinónimo de progreso o avance. De hecho el propio concepto de información está sometido al análisis, pues si lo entendemos como datos contextualizados y entendidos desde determinada visión del mundo y desde determinado sistema de conceptos y objetivos, hablar de información en abstracto puede ocultar su verdadera esencia.

Por muchos datos e información a la que se tenga acceso, si estos no son relevantes a un contexto y a unas necesidades determinadas y si las personas no cuentan con las capacidades para entenderlos y convertirlos en insumos para su accionar, estará rota la cadena de datos-información-conocimiento, de la cual tanto se habla.

En línea con lo anterior, y reconocimiento el carácter cultural, social e históricamente mediado de lo que se entiende por información, por supuesto que no hay una relación lineal entre mayor existencia de “información” y un supuesto salto cualitativo en veracidad, confiabilidad y calidad informativa. Un incremento cuantitativo de la información producida puede reducir su calidad y afectar su “veracidad”, que es también un concepto controversial, en dependencia de la posición que adopte. O el de confiabilidad, que depende de en qué y en quién se confía y el de calidad informativa, que es un concepto relativo del dominio de análisis. Estos conceptos desligados de los marcos de referencia mencionados, pueden terminar siendo desorientadores.

Las mayores posibilidades de acceso con las TICS, un hecho revolucionario

Para no generar equívocos, los volúmenes de información producida y diseminada son exponenciales, y las posibilidades de acceso, con el apoyo de las tecnologías de la información y las comunicaciones, son revolucionarias.

Las potencialidades de acceso amplio y masivo a esa información son casi infinitas, pero ello no significa se traduzca en más calidad de esa información, ni que se preserve adecuadamente, ni que pueda localizarse y contextualizarse de forma sencilla. Más que nunca es posible destruir la vida de una persona con un manejo inadecuado de los datos y la información disponibles en las redes.

La superabundancia de información facilita la labor de suplantadores de identidades o manipuladores de todo tipo. El uso no responsable de los datos y la información y el carácter global de las redes, le dan al tema connotaciones éticas muy complejas. Más bien pareciera que esta explosión de la información y del acceso, ha convertido este espacio en un campo de batalla altamente minado.

Si no desarrollamos un pensamiento libre de ataduras y preconceptos y no entrenamos la capacidad crítica para relacionarnos con la información, podemos terminar como víctimas de la denominada “sociedad de la información”. Si no construimos entornos responsables y mecanismos de voz y rendición de cuentas, estaremos a merced de la manipulación de la información. Se necesitan bibliotecas digitales que ayuden a tratar con estos desafíos. La cultura de la ciencia y la construcción de sistemas de comunicación que lo respalden, son modelos de referencia para la construcción progresiva de espacios de información veraz y de calidad.

La construcción de estos espacios de información abiertos a la crítica y la discusión, y con delimitación de responsabilidades, debe ocupar un lugar cada vez más prominente en la construcción de sociedades de la dignidad. Hay numerosas iniciativas y ejemplos de construcción social de espacios de colaboración y que incluyen mecanismos de voz, rendición de cuentas y trazabilidad, que funcionan como referentes de las potencialidades en positivo de los avances de las redes y de Internet.

Una Sociedad de la Dignidad tendría que resolver los desafíos que le impone la realidad de un mundo cada vez más mediado por tecnologías y generador de cantidades exponenciales de datos e información y de altos niveles de interconexión. De ahí que sea decisiva la dimensión del conocimiento -como fenómeno social que expresa capacidad para actuar y resolver problemas en contexto sobre la base de valores, saberes, objetivos y visión del mundo-, y al mismo tiempo, esa dimensión solo se puede alcanzar mediante la construcción de la mencionada Sociedad de la Dignidad.

Ambos procesos tendrán que darse al mismo tiempo y como construcción social colectiva. Esta no será el resultado automático del curso de la Historia. Para saldar estas contradicciones, es imprescindible la recuperación de fuerzas éticas capaces de dirigir la utilización de los descubrimientos científicos y técnicos y subordinarlos a los fines de una verdadera comunidad humana y de ponerle freno a los excesos del individualismo economicista. Se necesitan normas éticas válidas capaces de imponerse al individualismo tecnocrático racionalista y empirista.

Se trata de pasar de iniciativas desconectadas y sujetos individuales inconexos a sujetos colectivos que forman parte de un proyecto para construir objetos colectivos. La Biblioteca Nacional Digital como objeto colectivo de construcción no se reduce a una institución burocrática. Supone como propuesta pasar a formar parte de una organización como productor, desarrollador, editor, usuario crítico y actor social que participa en su concepción, en su rumbo, en la evaluación de sus resultados.

Los sujetos potenciales, muchos de los cuales están de hecho aquí, deben convertirse en sujetos participantes y constructores del proyecto, lo cual pasa necesariamente por una articulación individual, comunitaria o institucional y requiere de una comprensión de la totalidad a construir y el aporte que cada quien y cada nodo de la red que debe formarse debe hacer para la construcción de la totalidad. Experiencias como la construcción de Infomed, la red cubana de información de salud como red de personas e instituciones con un propósito compartido, pueden servir de aliciente a intentos transformadores de la realidad en tiempos que pueden ser difíciles dadas las condiciones del entorno.

La forma en que se originó el proyecto desde una red de bibliotecas e instituciones de información de salud, su evolución y los niveles de participación generados hablan de las dinámicas que pueden generarse cuando individuos e iniciativas aisladas se constituyen en sujetos colectivos para la acción y la transformación, y son capaces de alinearse en torno a un objeto colectivo de construcción.

Las bibliotecas no son almacenes, sino centros de cultura

Las bibliotecas han cumplido un papel fundamental en la Historia y no han podido ser sustituidas como instituciones responsables de la custodia, diseminación y preservación del patrimonio cultural de las naciones, a pesar de la emergencia de nuevas tecnologías y los cambios de los portadores materiales de la información y el conocimiento que acumulan estas instituciones y la forma en que estos se gestionan. Más que lugares de almacenamiento, las bibliotecas han sido siempre centros de cultura, espacios de encuentro y preservación de la memoria.

Las bibliotecas han servido y sirven para organizar y preservar la huella documental de las culturas. Han funcionado como nodos de referencia y espacios ordenadores. Fueron en tiempos oscuros reductos del conocimiento y fuentes de poder y sus transformaciones fueron expresión del avance de las luchas sociales y de las visiones progresistas de los pueblos.

Con el avance de las tecnologías, que han revolucionado los procesos y los productos que constituyen su objeto de ocupación, han surgido nuevos actores y nuevos espacios, se han incrementado las demandas de servicios y se han transformado muchas de sus funciones. Como espacios vivos donde se registra y se ordenan los flujos de información representados en sus diversos portadores materiales, las Bibliotecas respiran cada vez más como resultado de la interacción con los actores que le dan sentido.

Productores y usuarios de conocimientos y de cultura son constructores colectivos de sus contenidos y de sus espacios y siguen reclamando la necesidad de su existencia aunque hayan cambiado las relaciones entre ellos. De espacios de intermediación, han pasado a jugar un papel más importante como espacios de relación. De relación, no solo entre productores y usuarios, sino entre documentos y los demás artefactos de la cultura y entre ellos y los propios seres humanos en sus dimensiones individuales y sociales.

El dinamismo resultante de la integración de las tecnologías de la información y las comunicaciones, de la hipertextualidad y la hipermedialidad y de la irrupción de las redes sociales en estos espacios, más que negar la importancia de las bibliotecas, renueva la necesidad y la trascendencia social de estas instituciones y realza su realidad híbrida, en la que conviven colecciones analógicas y digitales y ambas se dinamizan mutuamente.

La reafirmación de la existencia de las bibliotecas está ahora anclada a la valía y universalidad de sus colecciones propias y al potencial de la digitalización de esos contenidos, como condición para su visibilidad y su interrelación con el entorno, e incluso para la generación de nuevos servicios que articulan lo global con lo local.

Las Bibliotecas las construyen cada vez más quienes se relacionan con ellas y de ahí la idea de que son productos colectivos, productos sociales cuya transformación pasa hoy inevitablemente por la dimensión digital. Hablar hoy de transformación de las Bibliotecas está claramente relacionado con los conceptos de Biblioteca Digital y Biblioteca en Red. Bibliotecas híbridas y virtuales que conectan los mundos Popperianos y que se expresan en el sueño de la Hiper Biblioteca Universal de Vannevar Bush, recortado utilitariamente en un motor de búsqueda universal, monopólico y hegemónico que oscurece los procesos de recuperación de contenidos, por la descarnada mediación de intereses comerciales, pactos políticos, hegemonías culturales y lingüísticas que se aceptan y justifican por la mayoría de los usuarios ante la falta de mejores opciones disponibles y la cultura de que vale lo fácil y lo primero que se encuentra.

Una biblioteca universal que no se base en el respeto a la diversidad cultural y en la efectiva acción consciente e intencionada de los constructores de las Bibliotecas que la conforman es un acto de negación cultural. Las Bibliotecas en sus diferentes dimensiones territoriales o temáticas, no tendrán un espacio en ese mundo globalizado, no serán capaces de mantener su perspectiva ordenadora y su compromiso con principios constituyentes si no se levantan como expresión cultural y representativa de sus actores sociales y no luchan por un espacio en el mundo virtual globalizado contemporáneo y batallan por su expresión distintiva, por el reconocimiento de su identidad.

Las bibliotecas se enfrentan de esta manera a una oportunidad y un desafío del que no pueden escapar y que representa una opción de vida o muerte que determinará en gran medida su propia capacidad para preservar las colecciones documentales analógicas que hoy le pertenecen y que dan sentido a su existencia. Y, a la vez, deben expandir su impacto en medio de un mundo en que lo virtual tiene una presencia cada día más fundamental.

La sinergia generada por los avances en el campo de la computación y las comunicaciones y el mundo de la información y los “contenidos” son oportunidades y amenazas para el cumplimiento de la misión histórica de las bibliotecas. La masiva producción y diseminación de documentos en formatos digitales del más variado tipo y calidad disponibles en Internet, no se traduce de manera automática en colecciones documentales valiosas que respondan a entornos culturales y necesidades específicas. Sigue siendo necesaria la acción consciente y sistemática de instituciones con misiones específicas y responsabilidades sociales capaces de articular el esfuerzo de muchos actores aunque hayan variado la forma de hacerlo y de organizarse para responder a este desafío.

Características del contexto actual

El contexto actual se caracteriza entre otros aspectos porque:

• Una parte cada vez mayor de la producción cultural en todas sus manifestaciones, se origina en formato digital, de ahí la importancia de su captura, organización, diseminación y preservación de forma sistematizada.
• La producción cultural acumulada por generaciones y disponible en formatos analógicos sigue teniendo una importancia fundamental para la vida contemporánea pero su manipulación, búsqueda y recuperación por las vías tradicionales es costosa y limitada. La digitalización de la misma ofrece enormes oportunidades para un uso más eficiente y su integración con la creciente producción de origen digital a través de su incorporación a las bases de datos y sistemas de búsqueda y recuperación de información en red.
• A pesar de la discusión en cuanto a la viabilidad de la preservación digital del patrimonio documental a largo plazo, hay conocimientos y evidencias que demuestran que la digitalización de los documentos aparece como la vía más factible para su preservación en las condiciones actuales, especialmente en entornos con recursos limitados y condiciones ambientales desfavorables como es el caso cubano. En nuestras condiciones, la preservación masiva de colecciones documentales casi tiene como única alternativa su digitalización por razones financieras y de recursos materiales.
• La digitalización del patrimonio documental histórico y su integración a la producción contemporánea de contenidos en formato digital se convierte en herramienta concreta para la recuperación de la memoria y la dinamización de su uso de manera sistemática al formar parte de un sistema de información y contenido dinámico que interactúa con el universo de los recursos disponibles en las redes nacionales e internacionales.
• Las bibliotecas digitales son condiciones necesarias para ampliar el acceso a la información y el conocimiento para todos los usuarios, y para cumplir con el principio de un acceso libre y equitativo a la información y el conocimiento e incrementar la visibilidad de la cultura cubana en su sentido más amplio a nivel internacional a través de la red internet, que es hoy el principal y más dinámico medio de acceso a la información y el conocimiento.
• Los procesos de digitalización pueden funcionar como procesos ordenadores e integradores del manejo de colecciones documentales en sus diferentes variantes, lo que significa que sin sustituir y sin dejar de convivir con los documentos impresos y otros soportes, lo digital pasa a ser la columna vertebral articuladora del sistema documental y de la producción, captura, organización, diseminación y preservación de todos los documentos a través de los sistemas de información en red.
• La disponibilidad en formato digital de las colecciones hace más rápidas e integrales las opciones de búsqueda en esos contenidos.

En resumen, un proceso integral de digitalización del patrimonio documental:

• Facilita el acceso a los documentos por una audiencia global
• Búsquedas mejores, más rápidas y más abarcadoras.
• Crea las bases para la preservación a largo plazo
• Permite usar las colecciones para su re explotación permanente y generar nuevos ciclos de servicios y productos.
• Es un instrumento de ordenamiento y preservación de la memoria histórica en su manifestación documental y por tanto es una herramienta política y cultural.

El concepto de lo público como lo que es de todos y es para todos, sirve precisamente como elemento para jerarquizar y ordenar las prioridades. La adecuación a la realidad nacional, territorial o temática de las Bibliotecas digitales y su compromiso con lo público en el caso de bibliotecas nacionales puede ayudar a trazar las rutas de los procesos de digitalización.

Este compromiso puede servir de base a la elaboración de prioridades para la preservación y para la dinamización de las relaciones de los contenidos de los documentos, ahora digitales, con el resto de los documentos que componen las colecciones entre sí, con otras colecciones ubicadas en otras bibliotecas, con los documentos aun en formatos analógicos y con el universo de representaciones disponibles en el espacio virtual global.

Una creciente y dinámica relación entre los objetos documentales y la realidad de la vida social y sus artefactos mediadores mediante el reconocimiento del papel creciente de los digital y lo virtual en la conformación de la realidad cotidiana, es una de las funciones que puede cumplir una biblioteca digital con visión social.

Tamaño esfuerzo puede convertirse en desincentivo visto desde una perspectiva puramente comercial que priorice las demandas de un mercado desigual y en el que predominen intereses de corto plazo. No existe mano invisible que conduzca la construcción del patrimonio documental de las naciones y de sus pueblos. La experiencia histórica así lo confirma. Bibliotecas y mercados de los libros han convivido por siglos y gran parte del patrimonio documental universal no existe más.

Sobrevivió solo aquel que se preservó y resguardó por las bibliotecas, que se elevó a la categoría de tesoros de las naciones. Yç aunque con los avances de las revoluciones sociales y de las luchas llegaron a ser tesoros de todos, es decir, bienes públicos, el acceso efectivo para todos siguió estando mediado para la gran mayoría de ellos y solo con las oportunidades de la digitalización y del acceso a través de las redes se abre una oportunidad de que llegue a ser efectivamente para todos. Claro está que ese acceso seguirá siendo limitado mientras la infraestructura no llegue ampliamente a todos los territorios y a todos los sectores sociales, lo cual estaría en consonancia con los principios del pleno desarrollo humano.

Una biblioteca digital tiene necesariamente que adecuarse a los entornos que pretende servir sin renunciar a su vocación de universalidad. Tiene que reconocer los intereses de los distintos grupos sociales a quienes tiene que servir, las especificidades del entorno, de la cultura, y las demandas de las diversas tareas que se realizan con ella sin olvidar la economía y la sostenibilidad. Estas son condiciones a partir de las cuales debe entonces abordarse la dimensión tecnológica, porque las bibliotecas digitales, como toda construcción humana contemporánea, tiene un importante componente tecnológico. La tecnología no es aquí entonces alternativa. Es decir, la biblioteca digital no es la alternativa tecnológica de la biblioteca. Es mejor una opción para transformar la biblioteca existente y potenciar su papel en las condiciones histórico-concretas de una contemporaneidad en la que lo digital, las redes y sinergia resultante de su interacción, constituyen un escenario ineludible.

Esta necesaria apropiación tiene una oportunidad, si se combina con la reafirmación de identidades y reconociendo los desafíos que ello plantea.

Esta realidad le plantea el reto a las sociedades contemporáneas del manejo de sistemas distribuidos complejos y dinámicos con propiedades emergentes que influyen y se retroalimentan con la dinámica social, económica, política y cultural y que exigen cuotas crecientes de responsabilidad e intencionalidad para poder lidiar con ellas.La misma realidad puede verse desde las visiones del mundo que reflejan los intereses de los diversos grupos, clases sociales y naciones del mundo.

Retomando a Lucien Golmand en su obra Le Dieu Cahé o El Dios escondido, una nueva visión del mundo es necesaria para lidiar con esta nueva realidad que no se puede quedar en el reduccionismo moderno, ni el escapismo romántico o la paralización trágica. Más que nunca se necesita un pensamiento dialéctico y un accionar colectivo de los sujetos sociales para poder lidiar con las oportunidades y desafíos magníficos antes los que nos encontramos. Más que nunca, se necesita de una perspectiva práctica y propositiva, basada en un sistema de valores de un proyecto de sociedad de la dignidad que necesariamente tendrá que fundamentarse en la información, el conocimiento y las redes y lidiar con la complejidad de la nueva realidad del mundo real-virtual.

Un proyecto de Biblioteca Digital Nacional tendrá que asentarse en la tradición y las fortalezas institucionales de los países. Los requerimientos de los problemas que pretende resolver imponen la necesaria asignación de roles y responsabilidades y la delimitación de responsabilidades. Los esfuerzos que a nivel nacional se hagan para orquestar los esfuerzos y las iniciativas en curso son condición necesaria de una adecuada inserción en los esfuerzos regionales e internacionales y para un buen aprovechamiento de los aportes de esfuerzos internacionales similares.

Una propuesta

A pesar de los esfuerzos de numerosas instituciones para digitalizar y preservar colecciones valiosas del patrimonio documental en Cuba y la existencia de iniciativas de bibliotecas digitales y virtuales especializadas, el país no cuenta aún con una Biblioteca Nacional Digital Cubana que integre de manera global al conjunto de las colecciones documentales y preste servicios integrados y en red para los diferentes tipos de usuarios.

Muchos de los esfuerzos responden a necesidades sectoriales específicas, cubren diferentes períodos de tiempo y diferentes tipos documentales y no existen políticas ni procedimientos estándares que guíen su desarrollo y aseguren su interoperabilidad y preservación a largo plazo.

Al propio tiempo no se cuenta con foros permanentes especializados de intercambio de experiencias y conocimientos entre los especialistas y equipos de trabajo a cargo de estas iniciativas, los esfuerzos de investigación no están articulados y la producción científica resultante comunicada a través del sistema de publicaciones es fragmentada y está dispersa.

Visión para la construcción de una Biblioteca Nacional Digital Cubana

Visión

Cuba contará con una Biblioteca Nacional Digital Cubana (BNDC), que integra el más completo conjunto de colecciones de documentos que representan la producción literaria, científica y cultural de la nación, disponible en forma de fuentes, servicios y sistemas de información digital en red que se sustentan por el trabajo cooperado de instituciones, organizaciones y personas que producen, recopilan, organizan, diseminan y preservan esos documentos para servir a las presentes y futuras generaciones, custodiadas como bien público por la Biblioteca Nacional “José Martí”.

Proyecto

Para lograrlo se propone un proyecto en que la Biblioteca Nacional “José Martí” trabajará para desarrollar capacidades nacionales para la construcción de una Biblioteca Nacional Digital Cubana que estimule el trabajo cooperado en red de personas e instituciones para producir, capturar, integrar, organizar, diseminar y preservar el patrimonio documental cubano y fomente la cooperación especializada para investigar, educar, innovar, producir y prestar los servicios necesarios para su desarrollo sostenible a partir de la experiencia nacional y las mejores prácticas, estándares y conocimientos nacionales e internacionales en este campo.

Estrategia

Se focalizará en el desarrollo de capacidades de instituciones clave y la creación de un entorno habilitante que permita articular los esfuerzos e iniciativas nacionales dirigidos a la creación de la BNDC, desde una perspectiva que prioriza el trabajo en red y encarga socialmente el liderazgo de la iniciativa a la Biblioteca Nacional “José Martí” considerando su misión estatal y el cumplimiento del Decreto Ley 271 DECRETO-LEY No. 271 DE LAS BIBLIOTECAS DE LA REPUBLICA DE CUBA.

Los principales resultados esperados

1. Red de personas e instituciones con capacidades para el desarrollo, gestión, monitoreo y evaluación de la BNDC.
2. Infraestructura de servicios en red para el funcionamiento y desarrollo de la BNDC.
3. Modelo de referencia, metodologías, programas de formación, herramientas y software para el desarrollo de la BNDC.
4. Red de fuentes, servicios y sistemas de informaciones en formato digital disponibles en la Web y alineadas al modelo de la BNDC.
5. Colecciones digitales del patrimonio documental nacional en diferentes medios y formatos de distribución
6. Sistema en red para la preservación digital del patrimonio documental cubano.

Desarrollo de capacidades

Para lograr el objetivo de desarrollo de capacidades se identifica como objeto material integrador concreto la construcción de la BNDC. Es decir, que el aprendizaje y la cooperación entre los diferentes actores se darán como resultado del proceso de construcción colectiva de la biblioteca y no como condición previa. Los diferentes sistemas de actividad que existen hoy día en el país y que realizan actividades relacionadas con el objeto en cuestión pueden encontrar un espacio de cooperación y de expansión del aprendizaje en sus áreas respectivas de experticia, al participar en el desarrollo de este nuevo objeto integrador que operará como zona de desarrollo y espacio de cooperación y aprendizaje.

Esta acción centrada en un objeto dará la oportunidad de identificar, seleccionar e integrar la experiencia y el conocimiento acumulado nacional e internacionalmente que deberá materializarse en los resultados concretos que debe aportar el proyecto en un grupo de áreas de resultados clave.

El desafío más importante será poder orquestar el nuevo paradigma del trabajo en red con los encargos estatales y la misión estratégica de instituciones clave de carácter nacionales, con el trabajo descentralizado, innovador y basado en estándares y buenas prácticas que garantice un alto dinamismo del proceso y una retroalimentación sistemática basada en la participación activa de los actores de la red.

Un proyecto de Biblioteca Digital Nacional Cubana puede funcionar como un proceso de aprendizaje social expansivo que orqueste los esfuerzos nacionales en curso y que entregue en forma de bien público un espacio ordenado y progresivamente inclusivo del patrimonio documental cubano, alineado con la visión de una sociedad de la dignidad representada por el pleno desarrollo humano.

Además de un compromiso con la nación, la biblioteca debe ser coherente con la defensa de la universalidad de derechos, representados en este caso por el acceso universal a la información, el conocimiento y la cultura y sería un aporte de Cuba al esfuerzo mundial por la defensa del patrimonio documental universal.

A nivel internacional y desde hace más de dos décadas se vienen haciendo importantes esfuerzos para desarrollar bibliotecas digitales de amplio alcance que cubran la producción documental de áreas temáticas, disciplinas, tipos de documentos y territorios, así como proyectos especialmente dirigidos a rescatar el patrimonio documental histórico y antiguo.

Estas iniciativas han generado experiencias, buenas prácticas, programas de investigación y foros permanentes lo que unido a los avances tecnológicos en los campos de la digitalización, la búsqueda y recuperación de información y las redes, ha propiciado la emergencia y consolidación de nuevos paradigmas representados en modelos de referencia, herramientas, plataformas y software que estandarizan y facilitan los procesos de construcción y desarrollo de una Biblioteca Digital.

Esto constituye una oportunidad y un desafío pues ofrece incentivos a la innovación y adaptación de las experiencias a la realidad cubana, pero al propio tiempo requiere la conformación de espacios de cooperación, investigación, innovación y producción que estimulen y orquesten de manera armoniosa las numerosas iniciativas en curso o por desarrollarse y mantengan una conexión con los dinámicos avances disciplinarios, profesionales y técnicos a nivel internacional.

Este proceso podría verse facilitado en Cuba por la existencia de recursos humanos con capacidades para especializarse en estas líneas, un marco legal representado por varios instrumentos jurídicos fundamentales, la existencia de instituciones nacionales con responsabilidades estatales para estos temas y la disponibilidad de un conjunto de reglamentaciones e instrumentos dirigidos a ordenar y regular las acciones en el campo de la información y las redes.

Las dificultades de tipo organizacional, financieras y de falta de estimulación de la fuerza de trabajo, así como la falta de visiones integrales de desarrollo operan como aspectos que frenan una adecuada explotación de estos potenciales. El desafío más importante es poder orquestar ese nuevo paradigma en que se combine la misión estratégica de instituciones estatales como la Biblioteca Nacional y las redes de bibliotecas y sistemas de información del país con el trabajo descentralizado, innovador y basado en estándares y buenas prácticas que garantice un alto dinamismo del proceso y una retroalimentación sistemática.

Dados los altos costos de los procesos de digitalización masiva de colecciones documentales y la urgencia de acciones de conservación y preservación de documentos esenciales para la cultura nacional representada en los documentos, es impostergable el encuentro de los principales actores que dentro del país realizan acciones en esta dirección. También, la construcción de una plataforma estratégica para la cooperación y optimización del uso de los recursos con vistas a contar con una biblioteca digital que bajo el paradigma del trabajo en red recoja al conjunto de las colecciones documentales nacionales y un plan ordenado para su digitalización, puesta en servicio y preservación a largo plazo.

La construcción de este objeto colectivo puede funcionar como una zona de desarrollo y un espacio de aprendizaje expansivo que genere nuevos sistemas de actividad acordes con las necesidades del momento.

Para la construcción y desarrollo de la BNDC, que puede entenderse como un encargo social que es responsabilidad estatal de la Biblioteca Nacional “José Martí”, es de vital importancia que esta institución propicie un grupo de encuentros que en forma de talleres permitan conocer y sistematizar lo que ha estado haciendo el país en esta dirección, inventariar los recursos existentes: materiales, técnicos, documentales y humanos y generar un plan de acción a mediano y largo plazo que permita el trabajo en red para la construcción de la Biblioteca Nacional Digital Cubana.

Como resultado de los talleres, además de la estrategia, se identificaría y articularía el núcleo de una red de personas e instituciones para gestionar, investigar, educar, innovar, producir y prestar los servicios necesarios para el desarrollo del prototipo de una Biblioteca Nacional Digital Cubana a partir de las capacidades nacionales y sobre la base de las mejores prácticas y conocimientos nacionales e internacionales. Ese núcleo se iría fortaleciendo y desarrollando como parte de los proyectos concretos de desarrollo que exija la BNDC.

La Biblioteca Nacional Digital Cubana serviría además como proyecto sombrilla del conjunto de bibliotecas digitales cubanas y se visualizaría como un Portal que agregue y organice las colecciones y catálogos digitales documentales de las bibliotecas digitales cubanas de forma estandarizada y con altos niveles de interoperabilidad y aprovecharía de manera intensiva y creativa la infraestructura de redes disponible en el país. El Portal de la Biblioteca Nacional Digital Cubana serviría también como espacio articulador nacional con las redes regionales e internacionales de otras bibliotecas nacionales, regionales e internacionales del mismo tipo.

El carácter descentralizado del desarrollo y operación de la BNDC convivirá con las bibliotecas digitales existentes pero contará con colecciones nacionales custodiadas y mantenidas como recursos perpetuos con las consiguientes responsabilidades políticas, organizacionales, técnicas y de preservación.

A pesar de las discusiones en torno a la preservación digital de los documentos y su viabilidad, para muchas bibliotecas de países en desarrollo como Cuba, no quedan muchas opciones. La digitalización y el desarrollo de planes de preservación digital pueden operar como salida adecuada a las condiciones específicas de un país con recursos limitados que prioriza el resguardo de su patrimonio documental y su cultura y que, sin renunciar a su responsabilidad y compromiso con el mismo acude dignamente a la cooperación internacional y a los buenos oficios de instituciones y organizaciones de otros países con experiencias y buenas prácticas que pueden ofrecer respuestas adecuadas a nuestras necesidades.

La construcción de bibliotecas digitales y en particular de bibliotecas nacionales digitales se conforman entonces en actos de soberanía y de identidad y en aportes a la cultura universal. No es posible imaginar una biblioteca digital universal auténtica que no se construya sobre la base del desarrollo y la consolidación de bibliotecas nacionales, regionales y locales según corresponda.

Si se entiende lo público, como lo que es de todos y es para todos, entonces la biblioteca digital tiene mucho que hacer en este dominio. Hablamos aquí básicamente de la Biblioteca Pública social e históricamente construida como sólida roca de la cultura. Una biblioteca digital para la dignidad tiene que conectarse con esa tradición y tendrá que inventarse a sí misma y ganar su espacio en el nuevo mundo de las redes globales.

Allí encontrará sus similares y entretejerá lazos necesarios para lograr una presencia de igual a igual con otras bibliotecas y para alimentarse de las mejores prácticas y de las herramientas que le son comunes. Aportará también sus visiones y sus formas concretas de organizar el conocimiento y las colecciones y participará, en los compromisos y necesarias restricciones impuestas por las necesidades de interoperabilidad y estandarización sin renunciar a su identidad.

La visión de Sociedad de la Dignidad comprometida con el pleno desarrollo humano es esencialmente la de un espacio sin otras fronteras que la del respeto a la condición humana de sus integrantes, la cooperación y la defensa de la diversidad cultural. Es también un espacio de producción y de intercambio con equidad que lejos está de las relaciones predominantes en este mundo tan lapidariamente caracterizado por Guimarães. Una biblioteca digital alineada con esta visión será necesariamente cubana y universal al mismo tiempo, como cubano y universal es nuestro José Martí.

Una Biblioteca Nacional Digital Cubana valdrá en la medida en que se convierta en tributo de los cubanos a la dignidad plena de los seres humanos.

Algunas definiciones de Biblioteca Digital

“Una biblioteca en la cual una proporción significativa de los recursos están disponibles en formato legible por máquina (a diferencia de impresos o en micro forma), están accesibles por medio de computadoras. El contenido digital puede mantenerse localmente y accederse remotamente a través de redes de computadoras. En las bibliotecas el proceso de digitalización comenzó con el catálogo, se movió a los índices de publicaciones periódicas y de resúmenes, de ahí a las publicaciones periódicas y grandes obras de referencia y finalmente a la publicación de libros. Algunas de las mayores y más exitosas bibliotecas digitales son el Proyecto Gutemberg, ibiblio y el Internet Archive“.

Fuente: Council on Library and Information Resources. (2007). The whole digital library handbook. Chicago: American Library Association.

“Las Bibliotecas Digitales son organizaciones que proveen recursos, incluido el personal especializado, para seleccionar, estructurar, ofrecer acceso intelectual a interpretar, distribuir, preservar la integridad de, y asegurar la persistencia en el tiempo de colecciones de trabajos digitales de manera que estén listos y económicamente disponibles para ser usados por una comunidad definida o conjunto de comunidades”

Fuente: Waters, Donald. What are digital Libraries? Council on Library and Information Resources. (2007). The whole digital library handbook. Chicago: American Library Association. Pag 5

“Una Biblioteca Digital es una colección organizada y focalizada de objetos digitales, incluidos textos, imágenes, videos y audio, junto a los métodos de acceso y recuperación, y para la selección, creación, organización, mantenimiento y de compartir la colección”

Fuente: Kaufmann, Morgan (2003). How to Build a Digital Library. Witten & Bainbridge.