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Madrid, octubre 3 de 2013.- – Aunque el Gobierno haya evitado hasta el final vincular los terremotos ocurridos en el delta del Ebro con el proyecto de almacenamiento de gas ubicado frente a las costas de Castellón y Tarragona, casi nadie con algo de conocimiento en el tema parece dudar de ello a estas alturas. Expertos en geología y sismología, amén de los ecologistas, apuntan directamente sobre la cabeza de Escal UGS, empresa del grupo ACS y gestora del Proyecto Castor.
 

Los más de 350 movimientos sísmicos de baja intensidad registrados en alrededor de tres semanas en una zona donde, según los registros, suelen producirse aproximadamente 10 en todo el año, parecen datos suficientes para levantar la voz de alarma.

«Lo que está claro es que la inyección de gas está produciendo los terremotos, están provocados por la mano del hombre», sostuvo el vocal del Colegio de Geógrafos español y experto en Riesgos Naturales, Jonathan Gómez Cantero. Varios técnicos del Ministerio de Industria acudieron ayer a la zona para inspeccionar las instalaciones de Escal UGS, determinar si existe relación con los sismos y verificar que mantiene un cese temporal de su actividad tras una orden del 26 de septiembre del departamento que dirige José Manuel Soria. Tras la visita, el Ministerio dijo no poder precisar aún las conclusiones, aunque Soria ha adimitido esta mañana en una entrevista en Onda Cero que parece haber una «relación directa», aunque, ha matizado, «no hay constancia científica».

La empresa, por su parte, mantiene que la planta «está en perfectas condiciones» y que «todo el personal sigue en sus puestos de trabajo», según un comunicado firmado por su presidente, Recaredo del Potro. Escal UGS «sigue las instrucciones del ministerio, para colaborar en el informe solicitado al Instituto Geográfico Nacional», añadía.

«Los temblores podrían aumentar como también desaparecer»

Mariano Marzo, catedrático de la facultad de Geología de la Universidad de Barcelona, admite que los datos llevan a pensar en la causalidad entre las inyecciones de gas colchón y los temblores, aunque es prudente: «Quien tiene toda la información es la compañía, pero en base a lo que nosotros conocemos, es verosímil y no descartable en absoluto que exista una vinculación».

El más fuerte hasta ahora, de 4,2 grados, se produjo el martes, despertando el temor y las protestas de los vecinos de la zona. Durante la noche del miércoles, cuando se esperaba que la situación se estabilizara, se han registrado otros dos temblores más de 4,1 grados. La semana anterior le habían precedido otros de magnitud 3,9; 3,6 y 3,2. El límite a partir del cual podrían producirse daños en infraestructuras y vivienda, afirman los expertos, se sitúa en los 4,5 grados. La pregunta ahora es inevitable: ¿Qué se puede esperar?
El Colegio de Geógrafos apuntó a que la situación «podría tender a estabilizarse» después de la sacudida del martes.

«Tenemos una situación no controlada y no hay forma de prever si vamos a tener un terremoto de 5 grados. Ahora se necesita una vigilancia constante y es fundamental tener a la población informada en todo momento», dice Gómez Cantero, convencido de que si se siguen repitiendo, los terremotos podrían dañar las infraestructuras de la planta o causar desprendimientos submarinos que produjeran «oleajes anómalos».

Ecologistas en Acción pidió su paralización en 2008 por «irregularidades»

Los ecologistas de la zona son quienes primero advirtieron contra los posibles efectos del Proyecto Castor. Ecologistas en Acción ya pidió su paralización en unas alegaciones presentadas en 2008 por una serie de «irregularidades» en su tramitación y gestión. Según argumentaron en su día, el Estudio de Impacto Ambiental del proyecto «minimizaba los riesgos» que se podrían derivar de la actividad.

«El estudio geológico que se hizo era de mínimos, pero el Ministerio y todos los agentes de información pública dijeron que estaba todo correcto», denuncia Enrique Luque, miembro de la ONG en la zona de Vinarós.

El ministro de Industria aseguró que el proyecto cuenta con todos los estudios necesarios y que «no tiene constancia» de «algún estudio necesario que no se llevara a cabo». Los aspectos técnicos, insistió, cerrados en 2011, contaron «con todas las bendiciones de los departamentos implicados».

Los expertos creen que es posible que el proyecto haya tocado alguna falla

El Proyecto Castor no es el único almacén de gas que existe en España, pero en ninguno de los otros se habían registrado movimientos sísmicos de tal magnitud. Gómez Cantero sostiene que en el 99,9% de ellos, no obstante, se producen «microseísmos». «Depende de tipo de materiales que se usen, de la roca o de la tectónica de la zona», sostiene.

Su opinión es que en el caso del delta del Ebro lo más probable es que se haya «tocado» alguna falla y que eso explique que los terremotos se hayan seguido produciendo después de que la empresa haya cesado las inyecciones de gas.

La Generalitat de Catalunya, aunque no tiene competencias en el proyecto porque se ubica en Castellón, ya ha anunciado que estudiará tomar medidas legales por la responsabilidad de los temblores. Izquierda Unida ha pedido la comparecencia en el Congreso del ministro de Industria y CiU, por su parte, ha pedido la comparecencia de los secretarios de Estado de Medio Ambiente y Energía para que den explicaciones.

El Proyecto Castor

El Proyecto Castor aprovecha un antiguo pozo petrolífero para almacenar gas en los huecos de las rocas porosas a unos 1.750 metros de profundidad bajo el mar. Cuenta con una inversión de 1.200 millones de euros y según sostiene la propia empresa, tiene una capacidad de almacenamiento para suministrar gas hasta un tercio de la demanda nacional. El gas, que llega desde la tierra a través de un gasoducto, baja a través del pozo y posteriormente es inyectado en las rocas. En España existen otros cuatro almacenes, tres de ellos (en Bizkaia, Huesca y Guadalajara) gestionados porla empresa Enagás. En consulta con este periódico, Enagás ha señalado que en el caso de sus almacenes la sismicidad «es cero» y que, en cualquier caso, no son comparables con el Proyecto Castor por diferencias en el tipo de estructura, la técnica de almacenamiento, etc.