John Reed

 

El Pentágono transfirió miles de millones de dólares a cuentas bancarias de empresarios la víspera del cierre parcial del gobierno de Estados Unidos, que ocasionó la suspensión temporal de 400 000 empleados del Departamento de Defensa.

En total, el Pentágono otorgó 94 contratos en la tarde de ayer en su derroche de dinero anual de fin de año fiscal, gastando más de 5 mil millones de dólares, en una lista que va desde robots submarinos hasta granadas de mano finlandesas y una base de radar montada en una plataforma petrolera marítima. Para poner las cosas en perspectiva, solo el 3 de septiembre, el primer día laboral del mes, el Pentágono entregó 14 contratos.

Aquí están algunas de las adquisiciones más interesantes del derroche de dinero del lunes.

En primer lugar: la Agencia Logística de Defensa (DLA), la rama del Pentágono que proporciona a los servicios armados cosas como combustible y piezas de repuesto. La DLA tuvo el honor de gastar la mayor cantidad de efectivo en un contrato anoche con la asignación de 2,5 mil millones de dólares que otorgó a la empresa de fabricación de motores de aviones Pratt & Whitney, para “partes de repuesto para variados sistemas de armamento” empleados por el Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea y la Infantería de Marina. Otros señalamientos de último minuto del gasto de la DLA incluyeron: 65 millones para cascos militares de la compañía BAE Systems, 24 millones para “Tubos de Onda Progresiva” para amplificar señales de radio, de la compañía Thales, 17 millones para nitrógeno líquido, 15 millones para helio y 19 millones en catres. Sí, catres.

Después fue la Marina. El servicio marítimo gastó cientos de millones de dólares en 31 contratos para comprar desde granadas de mano finlandesas de alta tecnología hasta contratar servicios de limpieza.

Los mayores contratos de ese servicio estuvieron dirigidos a la protección de ataques submarinos a buques. Le otorgó a la compañía Lockheed Martin un total de 139 millones por un sonar que permita a los destructores de la clase Arleigh-Burke detectar buques y minas submarinos. La Marina también empleó 40 millones en la compra de granadas de mano hechas en Vihtavuori, Finlandia, que permiten a “los usuarios elegir el nivel de explosión necesario para la situación”. Otro de 18 millones fue a la compañía Phoenix International Holdings para operar un robot submarino llamado Sistema de Recompresión y Buceo de Rescate para salvar a personas dentro de submarinos hundidos hasta 2, 000 pies bajo el agua.

Sin embargo, no todo lo que gastó la Marina en su fin de año fue para alta tecnología. El servicio también otorgó un contrato de 64 millones de dólares para construir un nuevo muelle de carga de combustible en Point Loma, California. Además, añadió nueve millones de dólares a un contrato de 138 millones ya existente para personal de mantenimiento y limpieza en los centros médicos de la Marina en San Diego.

La Fuerza Aérea, tradicionalmente el mayor derrochador del Departamento de Defensa, estuvo relativamente limitado; solo repartió 17 contratos. Uno de los grandes temas en el gasto de la Fuerza Aérea fue el espionaje. El servicio gastó dinero en satélites espía, vehículos aéreos no tripulados y hasta en aviones que pueden ser empleados para perseguir a traficantes de drogas.

El servicio aéreo entregó a la compañía General Atomics 49 millones de dólares para ayudar a Francia a comprar 16 vehículos aéreos no tripulados MQ-9 “Reaper”. También dio 64 millones a la Lockheed para ayudar a operar satélites equipados con cámaras infrarrojas. Otros nueve millones fueron a la URS Corp. para trabajos de mantenimiento en la flota de aviones espía RC-26B de la Guardia Nacional, que apoyan a las agencias del gobierno en el seguimiento a traficantes de droga. La Universidad Johns Hopkins recibió siete millones del Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea para desarrollar software que pueda monitorear señales de comunicación e imágenes recolectadas alrededor del mundo para detectar “eventos” significativos en tiempo real. Ocho millones van a una compañía llamada McCrone Associates para analizar partículas en orden de asegurar que alguien está cumpliendo las prohibiciones internacionales a los ensayos de armas nucleares. No dice quién es ese alguien o qué tipo de partículas están siendo analizadas.

El servicio también gastó nueve millones en un nuevo gimnasio en la Academia de la Fuerza Aérea que incluye aéreas para entrenamiento CrossFit, espacio para el Club de Triatlón de la Academia y un “estudio de televisión”.

El Ejército solo tuvo un par de contratos relativamente amplios anoche.  El primero fue de 600 millones de dólares esparcido entre nueve compañías para desarrollar proyectos de energía alternativa para el Cuerpo de Ingenieros del Ejército. El servicio terrestre también empleó 200 millones en una armadura corporal de Intercepción hechos por Industrias de Prisiones Federales para la venta a otros países. Además de los mencionados, el servicio otorgó numerosos contratos relativamente pequeños –y relativamente es una palabra importante aquí- para cuestiones que van desde renovaciones en un centro de reserva en Nueva Jersey hasta la adquisición de 60 camiones Mercedes Benz para países africanos.

La Agencia de Defensa de Misiles (MDA) dio a la compañía Raytheon 230 millones para apoyar la operación de la estación de radar de Banda X, con ubicación marítima, que la MDA emplea para detectar lanzamientos de cohetes balísticos en Asia. La MDA también dio a la Trex Enterprises 6 millones para espejos de telescopios impermeables ante los cambios de temperatura.

La Agencia de Reducción de Amenazas a la Defensa, la rama del Pentágono responsable de eliminar amenazas que representan las armas de destrucción masiva, dio a la Universidad John Hopkins nueve millones para investigación en la detección de “material químico, biológico, radiológico, nuclear y explosivos de alto rendimiento”.

Finalmente, el Comando de Operaciones Especiales de EE.UU se involucró en la noche de gasto, otorgando un contrato de 49 millones a la compañía Boeing para el desarrollo en una versión mejorada del helicóptero del Ejército MH-6 “Little Bird”.

Esto muestra que aun cuando el gobierno federal está en cierre y los servicios armados han perdido temporalmente la mitad de su personal civil, el Pentágono puede gastar dinero como casi nadie más.

Tomado de Foreignpolicy
Traducido para Cubadebate por Danay Portal