Felipe Del Río

 

Luego del asesinato del comandante Chávez perpetrado por el imperio mediante técnicas de inoculación de agentes tóxicos  -de la que no se inició todavía una investigación con expertos internacionales- cualquier funcionario del gobierno es blanco de ataque  con armas de guerra, granadas, fusiles de largo alcance o envenenamiento, también puede ser víctima de persecución mediática y técnicas avanzadas de IV generación, es decir la destrucción física y/o moral de los cuadros o funcionarios chavistas por parte del fascismo nacional e internacional.

 

El ataque sufrido por el presidente del INDEPABIS, camarada Eduardo Samán, a la salida de su oficina el miércoles por la noche, constituye un acto de guerra que se enmarca en esta nueva fase de violencia iniciada el 14 de abril con el asesinato de 11 compatriotas en manos de hordas fascistas dirigidas desde los centros de poder para intentar desestabilizar al gobierno elegido por el pueblo en elecciones libres y transparentes reconocidas por casi todo el mundo menos  la oposición apátrida, los estados terroristas de Estados Unidos de Norteamérica  y el Estado de Israel.

 

Que mayor acción psicológica de alto impacto es atacar con o sin el objetivo de eliminar físicamente a quien controla las ganancias de los empresarios mafiosos que saquean al pueblo y que acaparan, escasean y especulan con la comida y el salario de los y las trabajador@s venezolanos y las venezolanas de a pié.

 

Las cadenas televisivas y los portales de noticias opositores salieron rápidamente al saber que Samán estaba vivo, a asociar la “agresión” con un intento de robo, aunque un robo algo especial de cuatro sicarios no solo con armas de fuego sino también con al menos 3 granadas, una de las cuales explotó inmolando a uno de los “antisociales” y matando a un segundo, mientras otro fue abatido por personal de seguridad y un cuarto escapó y está libre en nuestras calles.

 

A pesar del intento de minimizar el hecho y bajarlo a la categoría de “intento de robo”, este evento de guerra podría ser el comienzo de una escalada de ataques a funcionarios del gobierno para crear una matriz de inseguridad hacia las elecciones del 8D, motivo por el que todo el gobierno debe ponerse en alerta ante posibles ataques selectivos contra funcionarios o dirigentes chavistas.

 

Los oscuros poderes que asesinaron al comandante infinito, retornaron con el ataque a Eduardo Samán, quien ostenta en su haber el asedio y hostigamiento del empresariado corrupto, asesino y vendepatria más podrido de Latinoamérica en acelerado proceso de descomposición y desesperado ante una nueva derrota en  la guerra económica lanzada contra el pueblo defendido por Nicolás Maduro y Eduardo Samán: dos de los principales cuadros políticos de nuestra revolución.