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Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

Uno puede comprender el motivo de la indignación del gobierno brasileño cuando Edward Snowden hizo públicas sus revelaciones y demostró que Estados Unidos está involucrado en un esfuerzo generalizado de espionaje humano y electrónico. La Presidenta Dilma Rousseff y su gobierno encuentran difícil conciliar el hecho que durante muchos años prácticamente todos los secretos militares y los relacionados con la industria petrolera, estaban en conocimiento del principal rival regional de Brasil o para decirlo de manera sencilla, el único verdadero opositor de Brasil en el Hemisferio Occidental.

Mostrando una graciosa sonrisa, el embajador norteamericano, Thomas Shannon, e refirió a los sentimientos de sinceridad y fraternal amistad hacia el pueblo brasileño al tiempo que lentamente involucraba al país en los esquemas de la Pax Americana. Al igual que sus antecesores, él había cautivado a los brasileños con la promesa del apoyo de Washington para que Brasil sea miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. Durante muchos años Brasil ha insistido en que la ONU debe ser reformada con el objeto de confirmar su condición de una de las principales potencias del mundo.

Shannon ha hecho todo lo que ha podido para difamar a los BRICS. Él siempre sostuvo que esa agrupación dificulta el prospecto de Brasil para constituirse en un miembro del “primer mundo”. Mientras conversaba con políticos, con medios de prensa y medios electrónicos de propaganda, hizo hincapié que los lazos económicos, comerciales, políticos y militares con Rusia y China no sirven para ningún propósito estratégico. El embajador de Estados Unidos se esforzó por promover las organizaciones no gubernamentales que operan en Brasil, como también las actividades de la USAID, agencia que sirve de fachada para los operativos de los servicios especiales, aquellos en servicio activo o aquellos que aspiran a unírseles y que aun tienen que demostrar que tienen la valía y las aptitudes para proteger los intereses del Imperio en sus flancos más remotos. Según expertos brasileños, existen alrededor de 500 operativos activos de agencias de servicios especiales, encubiertos y no encubiertos.

La posibilidad de realizar actividades, hasta hace poco sin restricciones, le permitió a los norteamericanos crear una red bifurcada de inteligencia humana (HUMINT) cosa que puede causarle a Brasil tanto daño como la NSA con su vigilancia electrónica.

Shannon abandonó el país en desgracia, ni siquiera realizó los tradicionales actos de “despedida” como suele hacerse en estos casos. El personal de la comunidad de inteligencia intensificó su trabajo con las fuentes informativas locales en vista que la Agencia Brasileña de Inteligencia, ABIN y otras instituciones están pendientes de demostrar quien manda en el país.

La Presidenta Dilma Rousseff hizo lo necesario para hacer notar su protesta contra las escasas e insuficientes explicaciones recibidas de parte de la Casa Blanca respecto de las actividades de vigilancia de los servicios especiales de Estados Unidos en Brasil. La Presidenta canceló la pautada visita a Washington. Hablando durante la inauguración de la 68ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, ella fustigó a Estados Unidos. Empleando un lenguaje inusualmente duro, la Presidenta Rousseff lanzó un virulento ataque contra la vigilancia que ejerce Estados Unidos calificándola de afrenta a la soberanía brasileña y totalmente inaceptable…. Rousseff señaló a los líderes mundiales durante su reunión anual en Naciones Unidas que “recientes denuncias en relación con las actividades de una red electrónica de espionaje global han causado indignación y repudio en la opinión pública en el mundo. En Brasil, la situación fue mucho más grave, ya que se supo que éramos un objetivo específico de esa intrusión. Los datos personales de ciudadanos fueron interceptados indiscriminadamente. La información corporativa –a menudo de alto valor económico y hasta estratégico—estaba en el centro de las actividades de este espionaje. Del mismo modo, las misiones diplomáticas brasileñas, entre ellas la Misión Permanente ante Naciones Unidas y hasta el Despacho de la Presidenta de la República tenían sus comunicaciones interceptadas. Esta manipulación indebida de los asuntos internos de otros países es un atropello al Derecho Internacional y es una afrenta a los principios que deben guiar las relaciones entre ellos, especialmente entre naciones amigas. Una nación soberana jamás debe plantearse en detrimento de otra nación soberana. El derecho a la seguridad de los ciudadanos de un país jamás debe garantizarse violando los derechos humanos fundamentales de los ciudadanos de otros países. El argumento en el sentido que la intercepción ilegal de comunicaciones y datos se hace con el objeto de proteger a los países contra el terrorismo, no tiene asidero.” La Presidenta también propuso un marco internacional para controlar Internet y señaló que Brasil adoptará la legislación y la tecnología para protegerse de las intervenciones ilegales de sus comunicaciones. La informática y las telecomunicaciones no pueden constituirse en el nuevo campo de batalla entre estados. El tiempo es propicio para crear las condiciones para impedir que el ciberespacio sea utilizado como un arma de guerra, a través del espionaje, el sabotaje y los ataques contra sistemas e infraestructuras de otros países,” agregó Rousseff.

Los brasileños ya se encuentran participando en conversaciones con sus socios latinoamericanos que consideran que las actividades de vigilancia realizadas por Estados Unidos con totalmente inaceptables. El hecho que Estados Unidos fisgonee a políticos, grandes empresarios, altos jefes militares y al personal de los servicios especiales nacionales es con el objeto de aprovechar todas las oportunidades para luego chantajearlos, lo cual produce gran indignación en los círculos elitescos de América Latina. De ahí exactamente por qué Dilma Rousseff anunció que se están tomando medidas para poner en vigencia leyes apropiadas que consideren acciones punitivas contra tales delitos y las medidas para mejorar las tecnologías protectoras para impedir de manera efectiva las intrusiones que apuntan hacia la recolección ilegal de informaciones.

El Presidente de Bolivia, Evo Morales, empleó el pódium de la Asamblea General de las Naciones Unidas para apoyar a la Presidenta de Brasil. Su lucha contra los servicios especiales norteamericanos ya tiene tiempo. Desde que él se convirtió en el Presidente de Bolivia, la CIA norteamericana, la inteligencia militar y la DEA han tratado de socavar la posición del líder boliviano desarrollando acciones para crearle una imagen de “barón del narcotráfico” o “capo indígena de la droga.” Al criticar a Obama, Morales fue muy específico, acusó al presidente de Estados Unidos de ser un cínico cuando se refería a la libertad, la justicia y la paz. Según Morales, Obama posa como si fuera el dueño del mundo. Nadie gobierna al mundo y cada país es soberano y tiene su dignidad. Por otra parte, Morales calificó al presidente norteamericano como el “delincuente” que deliberadamente viola el Derecho Internacional entrometiéndose en los asuntos internos de otros estados. El Presidente boliviano hizo hincapié en que el Imperio convoca a luchar contra el terrorismo pero en la realidad persigue metas bien distintas. Este recurre a diferentes métodos de presión, persecución y fisgoneo. La lucha contra el terrorismo es solo una excusa a la que Estados Unidos recurre de tal modo que pueda establecer un control sobre el flujo petrolero y al mismo tiempo promover sus intereses geopolíticos. Morales agregó que Estados Unidos provee financiamiento a grupos rebeldes y para la oposición en otros países. El líder boliviano recordó que luego que el embajador norteamericano y la USAID fueron expulsados de su país, Bolivia se ha convertido en un país políticamente mucho más estable.

Según las expectativas de algunos observadores, palabras similares se van a escuchar cuando otros líderes latinoamericanos se dirijan a la Asamblea General de las Naciones Unidas. Los servicios especiales de Estados Unidos han dejando un rastro de sangre por todas partes en el continente desde México hasta Chile, pasando por Ecuador, Nicaragua, Cuba, Venezuela, Argentina…. Brasil no está solo en su confrontación con su despiadado e inescrupuloso adversario.

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