Julio Rímolo
Extraña actitud luego de los resultados de las elecciones primarias y comenzada la campaña hacia el 27 de octubre de manera oficial.
Luego de darle la razón a los sindicatos opositores sobre la necesidad de elevar el mínimo no imponible del impuesto a las «ganancias» de los salarios de los trabajadores y enviar gendarmes a la provincia de Buenos Aires para combatir la inseguridad, la presidenta parece haber perdido el registro de la derrota y continúa actuando como si fuera la jefa de la campaña electoral cuando, de acuerdo a propios y ajenos, es su propia figura la causante de la peor derrota electoral desde 2003.
Pero no es un ataque de narcisismo político sino una estrategia dirigida a llevarse hundido con ella las posibilidades presidenciales de Daniel Scioli y poder elegir a un candidato propio (Urribarri?) para las elecciones de 2015 en las que Cristina se presentaría como senadora en la provincia de Buenos Aires y se recurriría así a una formula «del palo» para restar votos a Massa y Scioli si este último se cortara solo por fuera del peronismo.
Las posibilidades que haya una alianza entre Massa y Scioli son más probables que entre Cristina y Scioli y por ese motivo la presidenta levanta como opositor a Macri intentando limar las aspiraciones de ambos, ante un evidente resultado malogrado de Martín Insaurralde, su candidato en la provincia.
De todos modos los resultados del 27 de octubre abrirán una nueva etapa de la política argentina y una nueva arremetida del poder real contra el gobierno nacional, disciplinándolo y seleccionando al próximo presidente que responda en un 100% a las solicitudes del poder económico que no ven en Cristina una buena administradora que ya es un obstáculo para el plan de negocios de las empresas transnacionales en territorio argentino.
Los acuerdos con Chevron, Monsanto, Barrick y las empresas exportadoras sojeras no alcanzan para saciar los requerimientos de los poderes globales que ansían una política que solo puede ser llevada a cabo por el neo peronismo neoliberal encarnados en los ex-kirhneristas Scioli o Massa ante la «falla de origen» intelectual de Macri y su experimento liberal del PRO.
Total que las corporaciones quieren que el balotage del 2015 se dirima entre estos candidatos liberales y los conservadores Cobos (vicepresidente de Néstor Kirchner) y Binner asegurando la gobernanza de los factores económicos y sociales de las clases medias y bajas a quien se le robará el voto para luego cargar todo el peso de los ajustes a realizar para «enderezar» el modelo distorsionado por el kirchnerismo a pesar de los pagos seriales de la deuda externa.
El kirchnerismo deja delfines que no son kirchneristas aunque han sido socios o empleados en estos 10 años de gobierno capitalista socialdemócrata.