Beatriz Ramos (*)

 

Sería una gran lástima que el proyecto político, económico, social y cultural iniciado el 25 de mayo de 2003 por el inmortal Néstor Carlos Kirchner se nos fuera por la borda el próximo 27 de octubre, día de su partida y siembra en el año 2010.

 

No sabemos que está pasando por la conciencia y el corazón de la compañera presidenta Cristina, pero creemos que más allá de los gorilismos e invidualismos consumistas de la clase media, existen componentes de desvíos ideológicos propios que han conducido a la desconexión de la relación de la presidenta con su pueblo.

 

No se entiende de otra forma que solamente casi 3 (2.6) de cada 10 personas hayan votado por el Frente Para la Victoria (FPV) luego de haber conseguido el apoyo de un 54% (5.4 de cada 10) de los votos en las elecciones presidenciales de 2011. La diferencia es demasiada para no realizar una profunda autocrítica.

 

Debemos partir del hecho fáctico que aquellas medidas que debieron tomarse para corregir las fallas del capitalismo neoliberal aún vigentes y que podemos resumir en los mecanismos de drenaje de capitales de al menos 70.000 millones de dólares por fuga legal y el lamentable (e inevitable?) pago de la deuda externa a los acreedores por la friolera suma de 173.000 millones de dólares, fueron las principales causas de la derrota electoral.

 

 Los errores cometidos para corregir estas inconsistencias de un modelo nacional y popular, pero de una consistencia natural propia del capitalismo depredador, llevaron a los «pagos seriales» y el  permiso de fuga crónico que desangró al modelo económico que no pudo compensar los ingresos por soja, ganancias e IVA, y terminó castigando a las clases medias, medias bajas con el «cepo al dólar» y el «impuesto al salario» (más la inflación negada perpetua), que terminaron de hastiar a estos sectores que junto con la egoista y xenófoba clase alta envenenada por el Grupo Clarín, volcaron los votos hacia las oposiciones fracasadas de la derecha peronista, los radicales y sus derivados y el falso socialismo argentino.

 

Ahora el daño está hecho, y es responsabilidad de la presidenta tener la sabiduría (que sus asesores y colaboradores no poseen) activar su conciencia, conocimiento (aunque todo no lo sabe) y percepción de militante, para descubrir que es lo que debe hacerse en el actual momento político más crítico de nuestro gobierno y poder dar vuelta rápidamente esta situación adversa para el gobierno y buena parte del pueblo.

 

La batalla contra los medios debe librarse de manera asimétrica y en el campo subjetivo y virtual, pero sobre todo y en especial en el campo real: una visita a los barrios acompañada de una eficiente difusión mediática causa un mayor impacto que una reunión desde la casa rosada con gobernadores, ministros y funcionarios, quienes no han dado la talla para esta batalla electoral de medio término.

 

Sin embargo, no hay fuerza más poderosa para convencer a esta sociedad alienada por los medios y el consumo desenfrenado (incluso por las virtudes del modelo) que recurrir a su memoria recordándoles a nuestros compatriotas  en que situación se encontraban en el 2002-03, para que despierten y asuman el ahora y el antes, y sepan distinguir cual es la mejor elección que deben realizar el próximo 27 de octubre.

 

Los subsidios, salarios, cooperativas, servicios públicos subsidiados, puestos de trabajo, jubilaciones y pensiones, asignaciones por hijo o becas y accesos universitarios serán destrozados por los neoliberales cavernícola que en todas sus variantes ya gobernaron la Argentina del desastre, y vendrán, como antes, a quitar este mejor presente de los últimos 30 o 50 años de un país saqueado por los poderes globales de Estados Unidos y Europa, el FMI, el BM, la OMC y sus empresas, para apoderarse del gobierno y privatizar definitivamente las riquezas generadas por nuestro Pueblo.

 

(*) Beatriz Ramos es Lic. en Comunicación