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Cuando EE.UU. habla sobre la “obscenidad moral” del ataque químico en Siria, cabría recordar algunos hechos de la historia que ponen en tela de juicio la solvencia moral de este país, a punto de desatar una guerra en Oriente Próximo.

¿Cuál es la naturaleza de las acusaciones al Gobierno sirio de haber usado armas químicas? Antes que nada, estas armas hacen justo lo mismo que otras: matan. Y su procedencia “química” no cambia en absoluto su cualidad básica: la capacidad de matar.

Más aún, su mortalidad es inferior a los ‘viejos’ napalm, bombas aéreas y balas convencionales, cuya utilización por parte de EE.UU. es posible en cualquier parte del mundo.

A continuación les ofrecemos algunas historias del ‘curriculum vitae’ de aquellos que dan por su ‘deber moral’ desatar otra guerra en Oriente Próximo.

Vietnam

En 1962-1971 los Estados Unidos vertieron sobre Vietnam 75.708 toneladas de napalm, pesticidas, herbicidas y sustancias no identificadas, dando muerte a 400.000 personas. Medio millón de niños nacieron con malformaciones. Fueron ‘quemados’ cultivos, lo que ocasionó hambrunas, y destruyó bosques vírgenes del país asiático.

En este contexto es especialmente trágico el agente naranja, herbicida usado en el país para la destrucción de los árboles y bosques donde se escondían los guerrilleros. La Cruz Roja de Vietnam calcula que hasta un millón de personas han quedado discapacitadas o tienen problemas de salud por el uso de estos agentes.

Palestina

En 2008, Israel, el principal aliado de EE.UU. en Oriente Próximo, usó fósforo blanco contra la población civil de Palestina, Cisjordania y la Franja de Gaza. Los proyectiles cargados con el fósforo blanco cayeron indiscriminadamente sobre áreas residenciales de una de las zonas más pobladas de Oriente Próximo. Human Rights Watch, Amnistía Internacional y la Cruz Roja Internacional denunciaron el uso de armas químicas contra la población civil de su propio país (Israel considera que Palestina es parte del Estado hebreo). Si el uso de armas químicas es, a juicio de Obama, “la línea roja”, ¿por qué entonces EE.UU. no empezó a bombardear a Israel?

Irak

En 2004, los Estados Unidos utilizaron fósforo blanco contra la ciudad iraquí de Faluya. Un documental italiano mostró al mundo cadáveres apilados de mujeres y niños, convertidos en una negra masa. El Pentágono aseguró que el fósforo blanco fue usado para iluminar.

Pero en la mayoría de los casos, el país de la ‘moralidad’ prefiere usar armas químicas con manos ajenas. El mejor amigo del pueblo estadounidense y un “baluarte de la democracia en el mundo árabe” (como fue denominado Sadam Husein en los años de la guerra de Irak contra Irán) recibió información de inteligencia, a través de la CIA y la inteligencia militar, para el uso de gas sarín. En 1988, durante los últimos días de la guerra, EE.UU. supo, gracias a imágenes de satélite, que Irán estaba a punto de obtener una importante ventaja estratégica abriendo una brecha en la defensa iraquí.

Funcionarios de la inteligencia estadounidenses transmitieron la posición de las tropas iraníes a Irak, conscientes de que el Ejército de Sadam Husein iba a atacar con armas químicas. La eliminación de un poblado kurdo entero también se llevó a cabo con ayuda de información recibida de Estados Unidos. Por cierto, este episodio fue utilizado para culpar a Sadam Husein de crímenes de lesa humanidad.

Contra sus propios ciudadanos

El Gobierno de EE.UU. también usó agresivos agentes químicos en su propio país. En la década de los 50, los militares estadounidenses ensayaron en el barrio pobre de Saint Lucie, poblado por afroamericanos, una ‘cortina de humo’ desarrollada para proteger a las ciudades estadounidenses de los rusos. En los techos de los edificios más altos fueron instalados potentes fumigadores que arrojaron a la atmósfera varias toneladas de sustancias químicas. Más tarde se desclasificó que parte de estas sustancias era una mezcla de sulfuro de zinc y cadmio. El resto de los agentes utilizados sigue siendo información clasificada, pero sospechosamente gran número de vecinos de esa ciudad murieron a causa del cáncer.

Sin embargo, el uso más conocido de gas en EE.UU. fue registrado en 1993, durante el asalto a un rancho del estado de Texas, en un episodio conocido como ‘la masacre de Waco’ y en el que fallecieron de forma trágica 76 miembros de la secta de los Davidianos (21 de ellos niños). Nadie fue castigado por el fracaso de la operación, por el contrario, varios agentes de la FBI recibieron medallas.

Napalm

El uso de napalm contra la población civil es reconocido por Naciones Unidas como un crimen de guerra que no prescribe. Justo a ello se dedicó EE.UU. en sus guerras contra Japón y Vietnam. En el curso de una sola redada aérea contra Tokio murieron abrasados 100.000 habitantes de esta ciudad y un millón de personas sufrió quemaduras.

Bomba atómica

Y que no se nos olvide lo más grave: el uso de bombas atómicas, arrojadas sobre dos ciudades japonesas sin ninguna necesidad militar estratégica en 1945.