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Podríamos actualizar nuestro estado, colgar nuestras últimas fotos y leer lo que los demás publican en apenas media hora, pero repetirlo compulsivamente nos lleva a navegar durante cerca de tres horas al día en Facebook.

Cada vez dedicamos más tiempo a nutrir nuestras relaciones 2.0 a través de esta red social, y aunque a priori nos satisfaga plenamente por nuestra necesidad de conexión social, a la larga nos provoca malestar y depresión. Esta es la conclusión de un nuevo estudio de la Universidad de Michigan que profundiza por primera vez en el estado de ánimo de los usuarios.

El estudio empleó un sistema de muestro de experiencia, en el que 82 usuarios activos de Facebook que poseían también smartphone debían responder a una encuesta en momentos aleatorios de su vida durante dos semanas.

Las preguntas se centraban en cuánto tiempo habían navegado en Facebook, cómo se sentían y si estaban acompañados. Los resultados mostraron una relación directamente proporcional entre el tiempo que pasaban conectados y su sentimiento de desánimo. Por el contrario, cuando este se alternaba con encuentros en persona, el impacto negativo sobre el bienestar disminuía.

Sobre esta asociación entre el uso de la red social y la insatisfacción, los científicos vaticinan que probablemente se deba a la frustración que provoca en el usuario la sobreinformación respecto a las vidas de los demás y el sometimiento a una rivalidad constante. También lo vinculan al sedentarismo que conlleva la navegación en redes sociales.