Nicolás Alvarez Guevara
Com lo vine advirtiendo desde hace algún tiempo, un mecanismo de golpe suave fue preparado para quitar del camino a la presidenta argentina Cristina Fernández, compañera de vida de Néstor Kirchner y entrañable amiga de Hugo Chávez.
El Comandante Supremo advirtió varias veces sobre el complot internacional elaborado por la elite de poder mundial y sus Think Tank (centros de pensamientos) que vienen asesorando a la derecha latinomericana para frenar los cambios políticos y restaurar el neoliberalismo en la región.
Así, la teoría de Gene Sharp sobre la “acción no violenta” pregonada por algunos candidatos de las primarias plantea mecanismos sofisticados para derrocar gobiernos «autoritarios» como los de Chávez, Evo, Correa, Zelaya, Lugo, Dilma o Cristina mediante métodos, que tienen como objetivo crear en la ciudadanía gran incertidumbre y angustia.
En Argentina, han logrado instalar estos sentimientos mediante acciones psicológicas generadas desde los medios de comunicación con temas tales como la inflación, el cepo al dólar, la imposibilidad de viajar al exterior o comprar y vender propiedades y la tan magnificada «inseguridad».
Las movilizaciones «espontaneas» realizadas meses pasados y convocadas por las redes sociales y el grupo Clarín prepararon las condiciones de clima negativo para inducir a la ciudadanía a pensar que se encontraba en una situación económica y de inseguridad personal siendo responsabilidad exlusiva del gobierno de Cristina Kirchner.
Otro aspecto de la teoria del golpe suave es fragmentar el pensamiento de los argentinos llevándolos a vivir una realidad alejada de la realidad verdadera y comparando situaciones actuales con otras vividas en finales de la década de los 90 para provocar mayores grados de angustia y zozobra que insida en un «voto castigo» o «voto zombie»: una elección en contra de si mismos que los lleve a pensar en un nuevo salvador de la «terrible» situación que padecen las clases medias y altas junto a parte de sectores de menores ingresos, arrastrados por la manipulación psicológica de los medios.
Este «golpe suave» a Cristina contó con la complicidad de sus propios colaboradores incapaces de ayudar a la presidenta en la guerra comunicacional contra los atáques mediáticos de Magnetto y Lanata, suministrandole además información económica y social sesgada sobre los logros alcanzados, que llevó a la presidenta a desarrollar un discurso desconectado de la población beneficiada en estos 10 años de crecimiento con inclusión social, con el votó del 54% en 2011.
Las técnicas de golpe suave tienen una característica distintiva: las personas no se dan cuenta del error cometido hasta mucho tiempo después, cuando ya es tarde para rectificar el error de pensar que un futuro mejor le esperaba pero volviendo a políticas del pasado y a una realidad sin futuro.
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