Desde el miércoles 21 de agosto las manifestaciones y bloqueos se multiplicaron a lo largo del país, al tiempo que el gobierno afirma que el Paro no tuvo el respaldo esperado.
No solamene en los departamentos de Boyacá, Putumayo, Nariño y Arauca se mantienen en pie las manifestaciones. En Caquetá, Cauca, Huila, Valle del Cauca y Antioquia se registran movilizaciones, concentraciones y bloqueos.
En horas de la mañana del tercer día del paro, los medios masivos afirmaban que solo 32.600 personas han participado del Paro, cifra tomada de la Policía Nacional. Así mismo se difundía la noticia de que aproximadamente 3 vías nacionales y otras 16 carreteras de segundo nivel se mantienían bloqueadas.
Pero para el día de ayer, cumplidos ya 5 días de paro, los medios divulgan la cifra de que son cerca de 30 las vías bloqueadas, y que son cientos de miles los manifestantes. Con el paso de las horas se conocen más acciones de los manifestantes, entre las que se cuentan marchas, bloqueos, concentraciones y plantones, en donde también se acrecienta el número de heridos a causa de la acción de la fuerza pública.
Voceros de los campesinos organizados en la MIA nacional en cambio sostienen que son más 200.000 personas participando en el Paro. Estas son las cifras de tan solo algunos lugares donde se adelantan acciones en el marco del Paro:
En Putumayo son 3100 los manifestantes, donde se resaltan las más de mil personas concentradas en Villa Garzón. En Huila se registran 7 concentraciones, allí sobresale Algeciras en donde se concentran 4000 personas. En Nariño son 9200 los campesinos e indígenas que se han apostado sobre las vías. Antioquia concentra buena parte de los manifestantes mineros, en solo este departamento son 15.000 los mineros movilizados, y en Barrancabermeja, capital de la región del Magdalena Medio, 3000 campesinos se han movilizado en el marco del Paro.
Por otra parte, cabe recordar que el Ministerio del Interior, la Policía Nacional y el Presidente Juan Manuel Santos, en reiteradas ocasiones han asegurado que las protestas y movilizaciones campesinas y de los transportadores han sido infiltradas por la delincuencia organizada y por miembros de la insurgencia.
Este tipo de señalamientos han sido desmentidos por parte de los voceros de la MIA, pues estas afirmaciones no hacen otra cosa que criminalizar a la oposición política y fomentan la exclusión y estigmatización entre la sociedad colombiana con respecto a quienes se oponen a las políticas de este y anteriores gobiernos.
Las infiltraciones, en efecto, sí se han presentado. Agentes del Estado han venido siendo descubiertos como infiltrados en algunas de las concentraciones y movilizaciones de los y las campesinas. El caso de los 5 militares, entre ellos un Coronel, en custodia de los manifestantes, en Piperal, Meta, es uno de los tantos hechos que se han venido registrando de infiltraciones por parte de miembros de las fuerzas armadas.
Estos hechos, sumados a la represión con que ha manejado el gobierno nacional el paro, demuestran la debilidad de los argumentos sobre poca participación e infiltraciones de la insurgencia en la dinámica de las movilizaciones. Los campesinos se han organizado y se movilizan contra las políticas neoliberales que de tiempo atrás atentan contra la producción nacional y que los ponen a competir en desigualdad de condiciones con productores de países industrializados.
Con el paso de las horas, más sectores se unen al paro y se suman a las acciones de protesta y movilización de los campesinos. El contexto colombiano así lo amerita, pues un país que pretenda construir la paz no puede, de ninguna manera, excluir y someter a sus ciudadanos a políticas antipopulares que favorecen a unos cuantos en detrimento de la mayoría.
El Paro Nacional Agrario Y Popular se ha convertido en la más concreta forma de participación de los de abajo. La movilización, la marcha, se ha constituido, de tiempo atrás, en el palo en la rueda para quienes, de manera ilegítima y muchas veces corrupta, acceden a los cargos donde se define el modelo económico, las leyes y políticas que rigen al país. Pero también la movilización se ha convertido en la manera más eficaz en que el pueblo colombiano logra participar en la construcción de paz y de país.