Ricardo Tasso
La rotunda derrota electoral del gobierno de Cristina Kirchner con una pérdida real de casi 4 millones de votos, pone en duda la capacidad del gobierno para mantener el proyecto político, económico y social liderado por la compañera del ex presidente fallecido, Néstor Kirchner.
En la democracia burguesa, el voto, es el fiel reflejo del humor social y la preferencia ciudadana, que en tiempos de guerra de IV generación, son facilmente manipulados a través de los medios de comunicación audiovisuales (TV abierta, TV por cable; diarios en papel y digitales, radios AM y FM, redes sociales: un arsenal comunciacional que, de no ser neutralizado, produce un efecto devastador en la conciencia y la conducta de las personas hasta el punto de lograr que buena parte de los votantes lo hagan en contra de sus propios intereses.
La guerra de cuarta generación lanzada por los poderes reales que gobiernan el Mundo es desconocida por el gobierno de Cristina, quien suele dar batallas épicamente discursivas hacia sus seguidores, dándose luego de bruses con la realidad fáctica, como ocurriera con la «Ley de Medios», aprobada por el Congreso de la Nación y sancionada por el Ejecutivo, pero bloqueada en la Corte Suprema de Justicia.
Este ejemplo, junto al fracaso de la modificación de las reglas para designar y remover jueces de la Nación son típicos casos de control de las fuerzas reales del poder político y económicosobre el actual gobierno capitalista postkeynesiano, de Cristina. En 2011, no tenían aún el candidato adecuado que respondiera a sus intereses que ahora emerge como el delfín del establishment dentro de las propias filas del peronismo: Sergio Massa, actual intendente del partido de Tigre y reciente ganador de las elecciones primarias en la provincia de Buenos Aires, el mayor distrito elector de Argentina.
Las medidas económicas adoptadas por la presidenta contra la individualista, gorila y volatil clase media y los casos de supuesta corrupción denunciados por el multimedio Clarín bastaron para demoler la construcción política realizada por Néstor desde el 25 de Mayo del 2003 y desvirtuada en estos dos últimos años por su heredera política, quien se enfrenta a otra feroz y contundente derrota el próximo 27 de octubre, cuando las corporaciones como Monsanto, Barrick Gold, Chevron o Dupont continúen haciendo negocios con el gobierno pero preparando a su nuevo delegado en la Casa Rosada que les asegure multimillonarias ganancias ofreciendo nuevas inversiones ficticias y más ciencia y tecnología para pocos, pero sin viviendas, servicios sanitarios de cloacas y agua potable o educación pública y salud o transporte de buena calidad.