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1 de julio de 2013.- El director general del Instituto para las Obras de Religión (IOR), Paolo Cipriani, así como su adjunto, Massimo Tulli, presentaron su renuncia al cargo, que fue aceptada este lunes por el comité de vigilancia de la entidad financiera -conocido también como banco del Vaticano- y por la comisión de cardenales.
El Vaticano indicó en un comunicado que las dimisiones obedecen al “mejor interés de la institución y de la Santa Sede». Los responsabilidades de los dimitentes serán temporalmente asumidas por el presidente del IOR , Ernst von Freyberg, quien afirmó que las renuncias aceleran la reforma del banco Vaticano.
El anuncio ocurre solo tres días después que el prelado Nunzio Scarano, que trabajaba como responsable de la contabilidad en la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), que gestiona el capital inmobiliario del Vaticano, fue detenido por orden de la fiscalía de Roma, que lo acusa de tener un «rol relevante» en operaciones de lavado de dinero.
Según la causa, Scarano junto con un miembro de los servicios secretos italianos y un intermediario financiero, intentó -sin conseguirlo- introducir a Italia, ilegalmente, unos 20 millones de euros (unos 26 millones de dólares) depositados en un banco suizo procedentes de un fraude fiscal.
El banco del Vaticano es objeto de una minuciosa investigación interna desde septiembre de 2010. Apenas el pasado 24 de junio, el papa Francisco ordenó crear una comisión para reformar el IOR e investigar todo lo que ocurre en torno a las imputaciones contra el organismo por blanqueo de capitales.
Varios escándalos han manchado la reputación del IOR, socorrido por grupos criminales para blanquear sus fondos ilícitos.
Quizá el caso más sonado sea la quiebra del Banco Ambrosiano, de Roberto Calvi, quien fue hallado ahorcado bajo un puente de Londres en 1982; el escándalo bancario implicaba a la Agencia Central de Inteligencia (CIA), y a la logia masónica Propaganda 2 (P2). En 1993 fue el caso Enimont, sobre sobornos a los partidos políticos italianos. Más recientemente el tribunal de Roma detectó casos de blanqueo por mafiosos.
El suizo René Brülhart, consejero de la Autoridad de Información Financiera (AIF) que supervisa al IOR, indicó que en 2012 se señalaron seis transacciones sospechosas.
El banco del Vaticano gestiona 19 mil cuentas pertenecientes en su mayoría al clero católico, es decir, unos 7 mil millones de euros (unos 9 mil millones de dólares), tanto de personas de bajo rango en la jerarquía vaticana como de obispos, cardenales y diplomáticos acreditados ante la Santa Sede; también se ocupa de las trasferencias de dinero de las congregaciones religiosas.
El IOR fue reformado en 1989 por Juan Pablo II. El 30 de diciembre de 2010, Benedicto XVI aprobó una ley para luchar contra el blanqueo de dinero en la instituciones financieras del Vaticano, en busca de entrar en la llamada «lista blanca» de Estados que respetan las normas para la lucha contra el lavado de dinero.