La Jornada
Con una deuda de 18 mil millones de dólares es la mayor bancarrota municipal en la historia de EE.UU.
La ciudad de Detroit, la más poblada del estado de Michigan y cuna de la industria automotriz, se declaró en bancarrota. Es la mayor quiebra municipal en la historia de Estados Unidos, informaron medios locales. Detroit, agobiada por una deuda de 18 mil millones de dólares, se convirtió en la más grande ciudad de ese país que se declara en bancarrota.
La petición de 16 páginas fue presentada por el Tribunal de Quiebras de Estados Unidos en Detroit. Así, el gobernador de Michigan, Rick Snyder, autorizó a Kevyn Orr, interventor de emergencia en Detroit, presentar la solicitud de bancarrota federal, y explicó que está claro que la emergencia financiera no puede ser abordada de forma exitosa fuera de tal petición y es la única alternativa razonable disponible.
Snyder indicó que habría deseado mucho que esa medida ayudara a la ciudad a evitar la bancarrota. Pero ahora es tiempo de enfrentar el hecho de que la ciudad no puede y no está pagando sus deudas cuando debe y es insolvente. El gobernador enumeró una serie de problemas que muestran que Detroit ya no puede cumplir sus obligaciones con sus ciudadanos.
Kevin Orr, experto en bancarrotas, fue contratado en marzo por el estado de Michigan para sacar a Detroit de un abismo fiscal y presentó la petición en el Tribunal Federal de Quiebras. Si la solicitud de bancarrota es aprobada, los activos de la ciudad de Detroit podrían ser liquidados para ser destinados al servicio de la deuda. De acuerdo con NBC News, varios factores, principalmente la reducción de la población y la caída de la base fiscal, son los responsables de que Detroit cayera en insolvencia.
El mes pasado la ciudad, con 78 mil edificios abandonados y la mayor tasa de homicidios en casi 40 años, había anunciado que entraría en moratoria sobre una parte de los 18 mil 500 millones de dólares que debe. La quiebra o bancarrota le permitirá, de ser refrendada por la Justicia, buscar acuerdos con sus acreedores.
La población de Detroit que en la década de 1950 alcanzaba 1.8 millones de personas, ahora es de 700 mil habitantes. Gran parte de los miembros de la clase media y varios empresarios han dejado Detroit, agobiados por el crimen y llevándose consigo sus impuestos.
En junio, Orr presentó una propuesta a los acreedores para ofrecerles una quita de deuda. Su plan halló resistencia de algunos acreedores, en especial de dos fondos de pensión de Detroit, que recientemente presentaron demandas en una corte estatal desafiando la autoridad de Snyder para acogerse a la bancarrota.
La Casa Blanca comunicó que el presidente Barack Obama y sus asesores están siguiendo de cerca a la situación en Detroit. Seguimos comprometidos en continuar nuestra fuerte asociación con Detroit, mientras intenta recuperarse y revitalizar su estatus como una de las grandes ciudades de Estados Unidos, expuso Amy Brundage, una portavoz de la Casa Blanca.
La reducción de la inversión en servicios como iluminación pública y programas de emergencia ha dejado a Detroit con graves problemas para custodiar las calles. La pérdida de la mitad de su población desde 1950 se debió a la inseguridad, la partida hacia los suburbios y los problemas de la industria automotriz, que socavaron sus cimientos económicos.
Los habitantes de Detroit merecen un plan que les permita salir de la espiral que los arrastra hacia servicios públicos cada vez peores, argumentó el gobernador Snyder, en una carta que acompaña el expediente presentado ante la justicia.
Detroit estuvo en la lista de ciudades más peligrosas de Estados Unidos. Las personas deben esperar una media de 58 minutos para que la policía responda, comparada con un promedio de 11 minutos en el resto del país.
Sólo un tercio de las ambulancias trabajan y los coches de policía y carros de bomberos también están en mal estado. El 40 por ciento de los servicios de iluminación no funcionan. La ciudad también alcanzó su límite máximo legal de impuestos, e incluso considerando que podría aumentarlos todavía más, los residentes no podrían pagar un volumen mayor de tributos, remarcó Snyder.