Matías Hernández

 

Luego de la “década ganada” relatada por la presidenta Cristina Fernández aplicando recetas del peronismo socialdemócrata o populismo neoliberal, el 68,7% de los trabajadores y trabajadoras en Argentina perciben ingresos  menores de $4.500 por mes. 

 

Estas  cifras estarían anunciando una pobreza real aproximada cercana al 30% de la población sumada al 75% de los trabajadores jubilados y pensionados que suman unos 5 millones de habitantes. Total:  menos de 17 millones de trabajadores formales se encuentran en situación de pobreza.

 

En contraposición los gobernantes: presidenta y vice, ministros, diputados y senadores y miembros del poder judicial, no parece formar parte de este porcentaje poblacional que sufre condiciones de vida precarias.

 

Los tres poderes del Estado argentino referenciados en la Carta Magna desde 1853 no pareciera dar respuesta a las acuciantes necesidades creadas por el sistema político, económico y social conocido como capitalismo que ha mutado en las últimas décadas  a un estadio de depredación y concentración de riquezas nunca antes visto.

 

Los acontecimientos sociales desarrollados en los últimos días en cientos de ciudades de Brasil, quien no ha padecido el infierno del 2001 en Argentina pone las alarmas en todos los gobiernos pseudo progresistas de la región quienes al haber pactado con las corporaciones mineras, alimenticias, bancarias y farmacéuticas junto a la neutralización de las organizaciones sociales y los partidos políticos, preparan el caldo de cultivo para reacciones populares de impredecibles consecuencias.

 

En Brasil, la derecha fascista y racista incrustada en los medios de comunicación conduce de facto las protestas populares de millares de personas que buscan con razón pero sin rumbo, salidas personales a una crisis capitalista que solamente será apaciguada cuando un nuevo sistema reemplace al vigente por más de 200 años plesbicitado todos los días cuando millones de personas van a sus fábricas, escuelas, universidades, centros comerciales, shoppings, tiendas, supermercados, cinemas y consumen los bienes y servicios que alimentan al propio sistema que los oprime.

 

El fantasma de las manifestaciones 3.0 brasileñas se cierne sobre un país aliado al gigante sudamericano de quien depende el 40% de las exportaciones argentinas: demasiado para una economía estancada por la crisis mundial que azota a todas las economías del mundo.

 

 

Matinandez@yahoo.com