La oposición venezolana apuesta al sabotaje económico
Diego Olivera
Nuevamente el tema del sabotaje alimentario y económico ha sido parte de la estrategia de la derecha venezolana, la oposición recurrió a nuevas y viejas estrategias como la realizadas en Chile de 1973, que llevaron al golpe de estado contra el presidente Salvador Allende, o como sus experiencias anteriores en el paro patronal del 2002 al 2003 que generó una grave crisis en la sociedad venezolana (desde el combustible hasta los alimentos) fueron las armas de una derecha antidemocrática. Hoy en una nueva coyuntura la táctica no ha variado la idea, que es crear desestabilización a través de la falta de alimentos e insumos, los ataques al sistema eléctrico o el tema de la inseguridad, entre otros, para crear la imagen de caos e ingobernabilidad del gobierno del presidente Nicolás Maduro. Este plan demuestra un patrón bien estudiado, además organizado por asesores internacionales, entre EEUU y la derecha internacional.
El gobierno ante esta realidad ha desarrollado un plan coyuntural de convocar a los empresarios a un dialogo nacional, con el objetivo de ampliar la producción de alimentos, de aportar divisas para comprar insumos para la agricultura, además de dar mayor participación en las empresas nacionalizadas y las tierras improductivas recuperadas. Pero también se establecieron acuerdos con miembros del MERCOSUR, Uruguay, Argentina y Brasil, para una participación e intercambios en tecnología y experiencias en el tema del agro, porque estas naciones han sido históricamente potencias agrícolas y ganaderas.
Es bueno señalar en este aspecto que Venezuela ha sido un país netamente productor de petróleo. Los ingresos por este concepto abarcan más del 80 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), lo que determinó que desde la mitad de la década del siglo XX los sectores económicos capitalistas derivaran su carácter productivo a importadores de alimentos, de insumos, de vehículos, de enseres electrodomésticos. Estos hechos dejan claramente sentada la ausencia de una burguesía nacional con sentido de desarrollo nacional, como en otros países de América Latina- Esto llevó a la crisis de la década del 80 y 90, donde este sector importador y apoderado del estado venezolano comenzó la privatización de las empresas estadales y parte de la empresa petrolera PDVSA, conla aplicación del modelo neoliberal, con graves efectos sociales y políticos en el pueblo venezolano.
El modelo neoliberal apuesta a la balcanización de los pueblos
Al hacer este análisis somero de los efectos de la economía capitalista en Venezuela, en la creación de un país mono productor, como han sido muchos países latinoamericanos, el producto de un modelo imperialista internacional, que centraba sus política desde la época de España, Inglaterra, Francia y EEUU en la balcanización de nuestras naciones y la producción redirigida por las necesidades de estas naciones, no permitiendo la unidad de la región y el intercambio entre los países latinoamericanos. Así se lograron varios siglos de miseria, guerras entre nuestros pueblos y modelos dictatoriales.
Hoy en el siglo XXI han surgido iniciativas y mecanismos de integración. Las propuestas del Comandante presidente Hugo Chávez inspiraron a muchos pueblos de este continente, a la unidad no solo política, sino económica, al intercambio y comercio de forma solidaria, lo que permitió varias formas de integración, desde el ALBA al MERCOSUR, desde la UNASUR a la CELAC. Se comenzó hablar de unidad, de superar la diferencias con el diálogo, de la unidad en la diversidad, una nueva visión que permitió que Latinoamérica, tenga un crecimiento sostenido en la región de más del 5 por ciento, en contraposición a la grave crisis mundial, que afecta a EEUU y a Europa.
La necesidad del debate sobre el modelo productivo y la eficiencia
Hoy el gran desafió de la construcción de un modelo sustentable en contraposición al capitalista, pasa por la participación de los sectores sociales y populares, porque es la única forma de construir un modelo alternativo de desarrollo. En estos 14 años de revolución ha quedado claramente demostrado, que la burguesía nacional e internacional ha usado la falta de producción y la dependencia del mercado internacional para sus sabotajes, su acaparamiento, lo que lleva a los sectores populares a la confusión y la desorganización, porque la percepción es crear una imagen de ausencia de control y eficiencia del gobierno.
Muchos esfuerzos se han realizado estos 14 años en Venezuela para garantizarle al pueblo nuevos niveles de vida. Las Misiones han sido la base de una propuesta humanitaria, que van desde la salud, la alimentación, la seguridad social, hasta la vivienda digna, en un gran esfuerzo económico a través de los recursos de regalías de PDVSA. También la nacionalización de empresas como los latifundios improductivos, fueron parte de la propuesta de un giro económico. Pero los niveles de producción de estos emprendimientos, no logran cubrir la demanda interna porque la mayoría de ellas actúan como empresas capitalistas. No hay una cogestión entre el administrador o gerente y el colectivo, lo que genera la falta de un compromiso productivo con la sociedad venezolana.
El presidente Chávez fue muy claro en el tema de producción y eficiencia económica, porque habló de un cambio en el control de las fuerzas productivas, cuando habló de la soberanía alimentaria. Porque la construcción de un nuevo modelo económico pasa por la construcción del Estado Comunal, por la formación del pueblo para asumir responsabilidades en el proceso agrícola, para que los obreros se comprometan con la autogestión de las fabricas, para que se creen redes y mercados populares.
Porque uno de los problemas más graves en el fracaso de los modelos del socialismo real, como la Unión Soviética, fueron la burocracia y la corrupción, que llevó al traspaso del modelo popular del poder a los Soviets, a la autocracia de todo el poder a Soviet Supremo. Estas experiencias fracasaron porque la sociedad fue marginada de las decisiones, se perdió el concepto del pueblo en el poder.
Hoy el presidente Maduro ha llamado para la lucha contra la Corrupción, la Burocracia, la Inseguridad, y además ha planteado la eficiencia, estos conceptos son la base de una lucha titánica, pero para lograrlos se debe convocar a las bases populares, porque solo con una contraloría popular y un pueblo organizado se podrán combatir estos graves flagelos enquistados en sectores del estado venezolano. Porque se pueden crear mil estructuras de control, pero no hay mejor ojo y crítica que la del pueblo, de esos millones de votos que apoyaron a Maduro, que quieren crear su estado comunal y quieren un verdadero modelo socialista, con igualdad de derechos y obligaciones.