3 de mayo de 2013.- Al menos 200 indígenas brasileños de varias etnias paralizaron este viernes la construcción de la represa Belo Monte, donde será edificada la tercera mayor central hidroeléctrica del mundo, en reclamo de estudios ambientales.

Los nativos pidieron al Gobierno central suspender las labores hasta que estén terminados los estudios ambientales que certifiquen que dicha instalación no afectará la naturaleza de esa región amazónica, del estado de Pará (norte de Brasil).

Los representantes de las etnias Munduruku, Juruna, Kayapó, Xipaya, Kuruaya, Asurini, Parakaná y Arara, exigen que se cumpla la ordenanza 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que exige a las empresas responsables de la construcción a consultar previamente a la población de la zona.

Los aborígenes anunciaron que permanecerán en las adyacencias de la construcción de la represa por tiempo indefinido terminado o hasta que sus reivindicaciones sean escuchadas.

Movimientos sociales agrupados en la organización no gubernamental «Xungú Vivo Para Siempre» señalaron que los grupos no atienden a sus peticiones y el gobierno federal se mostró contrario a parar la construcción de la hidroeléctrica.

La administración federal envió en marzo último a un grupo de efectivos de la Fuerza Nacional de Seguridad para participar en la realización de estudios técnicos sobre impactos ambientales negativos en obras en la Amazonía, pero no detuvo las construcciones.

Desde el inicio de esa obra en marzo de 2012, los trabajadores de la represa han tenido que detener sus labores debido a la negativa de los indígenas de permitir la construcción.

El Consejo Indigenista de Misionario (Cimi) y la Xingú Vivo Para Siempre publicó un informe en el que aseguran que la obra con su represa inundará 516 kilómetros cuadrados de selva amazónica, lo cual llevará al desplazamiento de unos 50 mil indígenas y campesinos que hacen vida allí.

El Cimi envió una carta donde reclaman que los aborígenes no desean ser tratados como delincuentes y que sus motivos son mantener la paz de su comunidad. “Las personas que viven en los ríos en los que ustedes quieren construir represas quieren paz”.

“Nos están apuntando armas a la cabeza, sitian nuestros territorios con soldados y camiones de guerra; hacen que los peces desaparezcan; se roban los cuerpos de nuestros antepasados enterrados en nuestra tierra y lo hacen porque tienen miedo de oírlos», se puede leer en la misiva.

La hidroeléctrica de Belo Monte constituye uno de los principales proyectos del gobierno federal para garantizar la futura demanda de energía y su culminación está prevista para 2015. Dicha represa tendrá la capacidad de generar de 11 mil 233 megavatios.