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29 de mayo de 2013.- Un grupo de expertos del Pentágono han estado trabajando para “simplificar” la ciberguerra, en un proyecto conocido como Plan X. Hasta el momento, los mayores ciberataques de EE.UU. – como Stuxnet o Flame – han sido planeados por un grupo cerrado de hackers, durante meses de complejo trabajo. Pero los militares de EE.UU. quieren que disparar armas digitales sea tan sencillo como lanzar armas reales, que se accionan presionando un botón. Pasar de la era “artesanal” del hacking, a una era industrial.

 

Para lograr eso, se requiere que las armas digitales tengan efectos que sean predecibles y conocidos, y el terreno de batalla digital tiene que ser fácil de navegar para los soldados, que no tengan que aprender de rootkits y firmware y vulnerabilidades. El país nunca logrará entrenar a suficientes hackers para la defensa, pero sí podría simplificar el sistema para que no se necesite ser un hacker para participar en la ciberguerra.

“Digamos que estás jugando World of Warcraft, y tienes este tipo de espada, +5 o lo que sea. No necesariamente sabes qué hechizos se usaron para crear la espada, ¿cierto? Sólo sabes que tiene estos atributos y que te ayuda de esta manera. Es el mismo tipo de concepto. No necesitas los detalles técnicos“, explicó el especialista de ciberseguridad de DARPA Dan Roelker a Wired.

De hecho, para concretar el Plan X, Roelker contactó a veteranos de la industria de los videojuegos y a la firma Frog Design, que en los 80′ desarrolló productos como el Walkman de Sony o el Apple II, para crear una interfaz de uso de las ciberarmas. Lo que salió de ahí fue un sistema de mapas fáciles de navegar, que muestra cómo los paquetes transitan de un nodo a otro, desplegado sobre una mesa Samsung SUR40, una gran pantalla táctil de 40 pulgadas.

En esta interfaz, un soldado podría utilizar “unidades de batalla” como si fuera un juego, y ordenar la descarga de un rootkit en cierta máquina o desplegar un ataque distribuido de denegación de servicio (DDoS) arrastrando iconos con los dedos. Mientras tanto, otras unidades pueden medir cómo se está ejecutando el ataque. Incluso se podría hacer “paquetes” de ataques juntando varios tipos de ofensivas (un “macro”) y tenerlas guardadas para lanzarlas con un clic.

DARPA ya ha invertido USD$5 millones en este programa, pero se trata solo del principio: La siguiente fase costará USD$110 millones y constará de un programa de cuatro años, para crear la arquitectura del sistema, mediciones, planear la misión y más. Se espera tener la primera versión del producto para fines de año, e incluir un kit de desarrollo (tipo SDK, como el que tiene Android o iOS) para que otros puedan crear aplicaciones para el sistema.