Militza J. Rangel
“El azúcar blanca refinada, no es un alimento. Es una sustancia química pura, extraída de fuentes vegetales, más pura de hecho que la cocaína a la cual se parece en muchos aspectos”.
Dr. David Reuben
La adicción que generan los dulces se cuentan entre las más peligrosas para la salud. El azúcar que traen los alimentos y bebidas de contenido dulce (leve o moderado) no solo se traduce como peso adicional, sino que también puede llevar a enfermedades crónicas. Los refrescos particularmente, se caracterizan por contener azúcar en cantidades exageradas en comparación con otras bebidas o alimento, convirtiéndose en una de las sustancias más adictivas que se conocen y que sus efectos pueden ser devastadores para la salud.
John Yudkin, fisiólogo británico especialista en nutrición ha sido el abanderado en la lucha contra el azúcar y en 1972 escribió el libro “PURO, BLANCO Y MORTAL”. Todo lo que predijo, ha sucedido y sigue sucediendo, el profesor explica como el consumo de azúcar está relacionado con la diabetes, enfermedades coronarias, gastrointestinales, trombosis, obesidad, formación de caries y otras condiciones degenerativas.
El gran problema: El Cerebro, según estudios realizados por los investigadores de la Universidad de California San Francisco (UCSF), Laura Schmidt, Claire Brindis y el Dr. Lustig entre ellas, explican que existe un área del cerebro llamada “Sistema de recompensa” del que se oye hablar por la adicción a las drogas como la cocaína, morfina, heroína, nicotina y también el azúcar, ya que ACTÚAN EN LA MISMA ZONA CEREBRAL.
El neurotransmisor que trasmite la señal de placer es la dopamina. Cuando se eleva la dopamina se obtiene placer, el problema es que cuando se consigue ese placer se regula a la baja, de igual manera, unas pequeñas proteínas que son los receptores de dopamina, haciendo que cada vez se necesite mayor cantidad para obtener el mismo efecto, a esto se le llama tolerancia. Y cuando la sustancia no está presente entonces no hay dopamina que interactúe con estas proteínas, esto se conoce como síndrome de abstinencia. Tolerancia y abstinencia es lo que define una adicción, así funcionan las drogas y con la azúcar pasa lo mismo. “La única gran diferencia es que la cocaína es ilegal y se tiene que buscar, sin embargo con el azúcar hay saturación, en todas partes, y no hay escape”, expresa el Dr. Lustig. Los alimentos altos en azúcar reducen los deseos de comer alimentos nutritivos como los vegetales y hortalizas, produciendo carencias nutricionales.
Estos investigadores de la UCSF, aseguran que un potencial abuso del azúcar, asociado a su toxicidad y su amplia presencia en la dieta occidental, ha convertido a este producto en la principal causa de esta crisis de salud mundial. Consideran que el azúcar es el “combustible” de la actual pandemia global de obesidad y que contribuye a que 35 millones de personas mueran cada año en el mundo por enfermedades no transmisibles, como la diabetes, las enfermedades cardíacas o el cáncer. Las enfermedades no transmisibles suponen, en la actualidad, una mayor carga de enfermedad a nivel mundial que las enfermedades infecciosas, según las Naciones Unidas y para la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que hoy día, en promedio, cada persona consume entre 300 y 600 calorías por día. Una ingesta exagerada que, según los profesionales de la salud, es capaz de afectar severamente tejidos y órganos vitales
«Hoy se recomienda un consumo de no más de un cinco a un 15% de las calorías totales (no más de 100 calorías al día de azúcar añadida para las mujeres y no más de 150 calorías al día para el hombre). Esto equivale a aproximadamente seis cucharaditas de azúcar añadida para mujeres y nueve cucharaditas para los hombres», explica la dietista clínica, Madeline Rivera, educadora en diabetes del Hospital Auxilio Mutuo en San Juan, Puerto Rico, quien también está certificada en manejo nutricional de pacientes con cáncer.
Se recomienda ir disminuyendo el consumo de los productos hechos con azúcar refinada, como los refrescos, galletas, helados, panes, bebidas instantáneas, dulces e ir sustituyéndolos con productos naturales como los jugos de frutas sin azúcar añadida, entre otros.
“LA SOBERANIA ALIMENTARIA COMIENZA EN ASUMIR RESPONSABLEMENTE LO QUE INGERIMOS”